El viernes pasado, 24 de junio, el parlamento alemán rechazó una propuesta de Die Linke (el partido de izquierda de Alemania) que pretendía abolir un segmento del párrafo 63 de la ley de residencia, que establece que las compañías de transporte, como las líneas aéreas, serán severamente castigadas si transportan a gente sin las visas apropiadas. Se anticipaba que la propuesta sería rechazada, y no se discutió más el asunto ni fue noticia para los medios de comunicación, excepto por algunos artículos marginales.

El Center for Political Beauty en Berlín, que es famoso por sus espectaculares acciones artísticas y por sus eventos para protestar por las violaciones de los derechos humanos, también se había anticipado a que la propuesta fuera rechazada, por lo que organizaron, mediante financiación colectiva, que 100 refugiados sirios pudieran viajar desde Ankara, Turquía, a Berlín, en un vuelo chárter, para reunirse con sus familias que ya viven en Alemania. Ninguno de estos refugiados tenía visa.

La noche anterior al vuelo, que supuestamente debía aterrizar el martes 28 de junio en Berlín, Air Berlin (la línea aérea que había sido contratada para transportar a los refugiados desde Ankara) canceló el contrato, sin duda debido a presiones de las autoridades. Según el Center for Political Beauty, la Policía Federal Alemana y la embajada alemana en Ankara también influyeron en la situación. Finalmente, los refugiados no abordaron el avión.

Sin embargo, el punto que estaban tratando de demostrar es extremadamente importante, y va al meollo del asunto: en vez de que se les den visas a los refugiados y que paguen 300 euros por volar en avión sin riesgos, deben pagarle diez veces más a bandas ilegales de contrabandistas de personas por viajar en barco en condiciones muy riesgosas, y, como sabemos, miles y miles de personas siguen muriendo en estos barcos.

Si un gobierno, o la comunidad internacional, no pueden cambiar las regulaciones de la visa para evitar que siga muriendo gente, en realidad implica que aprueban, tácitamente, los homicidios. Este punto quedó muy claro, a pesar de que cancelaran el vuelo a último momento, según Phillip Ruch, director artístico del Center for Political Beauty. “Fallamos impresionantemente, pero en el transcurso de los sucesos, una pregunta quedó claramente respondida: ¿mamá, porqué los refugiados no toman un avión, simplemente?”, dijo.

De acuerdo a la regulación europea 2001/51/EG, no está permitido transportar refugiados sin visa. Pero esta prohibición parece contradecir la Convención de Ginebra sobre los refugiados: ¿cómo se supone que los refugiados ejerzan su derecho a ser protegidos, si no se les permite viajar al lugar en el que podrían pedir la protección? En el caso de Siria, por ejemplo, la embajada de Alemania en Damasco, que emite las visas, lleva bastante tiempo cerrada. El Center for Political Beauty anunció que llevará el asunto a los tribunales superiores de Alemania, y que han juntado suficiente evidencia mediante su intento de transportar refugiados en un avión y, por consiguiente, revelar el comportamiento de las autoridades alemanas, que consiguieron frustrar el intento mediante medios cuestionables.

Para incrementar la conciencia social con este tema, organizaron un evento para esa misma tarde, en el que se pudo ver al Teatro Gorki de Berlín decorado como un circo romano, en el que unos tigres se “comían” simbólicamente a un grupo de refugiados. Al parecer, 12 refugiados se ofrecieron como voluntarios para participar en esta protesta artística. Los tigres representaban “regalos” de Erdogan, como símbolo de sus políticas inhumanas y del trato sucio que hizo con la UE. Las autoridades locales de Berlín intentaron detener el evento, pero finalmente se llevó a cabo bajo observación policial, aunque ningún refugiado fue “devorado” por los tigres. Cerca de 300 personas participaron. Entre ellos había muchos jóvenes y miembros de la comunidad siria-árabe de Berlín. Se entrevistó a los padres y esposos de algunos de los refugiados que debían llegar anoche. La esposa e hija de uno de los entrevistados deberían haber llegado en el vuelo, que las habría sacado de lo que describen como una miserable situación de tránsito, que fue interrumpida en Turquía.

El Center for Political Beauty ha organizado eventos espectaculares como éste en el pasado para lograr que se le preste atención al sufrimiento humano. Según el grupo, lo que impulsa todos sus eventos artísticos es la compasión por el dolor, la angustia, y las penurias de la gente.

Las personas que critican las acciones realizadas ayer, dicen que no se tocó la raíz del problema, que sólo puede abordarse presionando al gobierno alemán para que detenga la exportación de armas y deje de financiar a estados rebeldes, como Turquía y Arabia Saudita… y la misma presión debiera ser ejercida frente a todos los demás países que contribuyen a la destrucción de Siria desde el exterior.

Como todas las crisis, esta es el resultado de un largo proceso, y por lo tanto es evidente que solucionarla también llevará cierto tiempo. Es posible que para lograr solucionarla haya que combinar ambas cosas: cambiar las regulaciones de las visas, es decir, suspender temporalmente las regulaciones de la UE que evitan que los refugiados ejerzan su derecho a la protección, para el corto plazo, y para el largo plazo, detener las exportaciones de armas y el financiamiento/apoyo a dictadores del Oriente Medio, incluso los de ingeniería geopolítica, que ya lleva funcionando muchas décadas, pero que en muchos casos ha fallado. Assad, tristemente, es sólo uno más de los muchos casos.

Si este acto, que terminó pacíficamente y nadie resultó herido, ha servido para que más personas le pongan atención al hecho de que el rechazo de la UE de cambiar una simple regulación es lo único que impide que se salven miles de vidas, entonces el acto, sin duda, fue beneficioso. Y hay una cosa que podemos aprender de las acciones de estos artistas, aunque los acusen de exhibicionismo narcisista para publicitarse a ellos mismos: el darse cuenta de que es necesario ser valiente, y sobretodo paciente y de largo aliento, para continuar la lucha por los derechos humanos, cuando no se los transgrede a nivel mundial, ya hace tanto tiempo.

Como diría Arundhati Roy en “The Cost of Living”:

“Amar. Ser amado. Nunca olvidar tu propia insignificancia. Nunca acostumbrarte a la inenarrable violencia y la vulgar desigualdad de la vida que te rodea. Buscar la dicha en los lugares más tristes. Perseguir a la belleza hasta su cubil. Nunca simplificar lo que es complicado ni complicar lo que es simple. Respetar la fuerza, no el poder. Sobre todo, mirar. Intentar y comprender. Nunca apartar la mirada. Y nunca, nunca olvidar”.

¡Ésa es la Belleza Humana!

Traducción de: Emilio Stanton