Por Sayonara Tamayo Arjona para ALBA Movimientos

¿Cómo transitar desde el monocultivo a un modelo agrícola sostenible que conduzca a la seguridad y la soberanía alimentaria?Este es un tema en debate para varias familias campesinas del municipio Briceño, en el departamento de Antioquia, ubicado al noroeste de Colombia.

Hace aproximadamente un año en Briceño, en el departamento de Antioquia, Colombia, comenzaron los trabajos de limpieza y desminado de tierras como parte de un proceso de sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito. El proyecto se incluyó en la agenda de diálogos para alcanzar la paz con justicia social entre el gobierno colombiano y las FARC-EP. Tras alcanzar un acuerdo en este tema, ambas delegaciones anunciaron un plan a implementarse desde el 10 de julio de este año, con el que se beneficiará a cerca de 450 familias de diez veredas, en unas 400 hectáreas (EFE).

Además de la limpieza y el desminado de tierras, el proceso incluye el desarrollo de proyectos productivos y contará con el acompañamiento de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Alcanzar los objetivos propuestos sólo será posible con una activa participación de la comunidad, comprometida con la sustitución y la no resiembra. Uno de los voceros comunitarios es Adiel Muñoz, un joven de 29 años que ha llegado a Cuba para formarse en el tema de agroecología y agricultura familiar. Desde niño trabaja en el campo, pero hoy, junto a otros líderes, comparte la responsabilidad de participar en la sustitución de cultivos de uso ilícitos por otros comerciales y destinados al autoconsumo familiar en Briceño.

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Adiel es parte de un grupo de 45 campesinos y campesinas de 17 países que desde el día 19 de junio confluyen en el Taller de Agricultura Familiar Campesina y Agroecología. Este espacio de formación ha sido convocado por la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA, el Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. (CMMLK) y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) -las dos últimas organizaciones cubanas miembros del Capítulo Cubano de ALBA Movimientos- en estrecha relación con la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y con el apoyo del Programa de Cooperación Triangular entre Venezuela y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Todas y todos los participantes provienen de experiencias donde se fomentan alternativas al modelo agrícola tradicional ya sea desde la formación, la producción o la comercialización de alimentos obtenidos a partir de prácticas agroecológicas. La mayoría están inmersos en luchas por la obtención de tierras para el cultivo y el asentamiento de las familias campesinas. Cada uno, como Adiel, tiene una historia de vida marcada por la resistencia, la lucha organizada y, sobre todo, por la vivencia de lo que significa asumir la agroecología como una filosofía de vida compartida.

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Salete Carollo, por ejemplo, es una las representantes del Movimientos de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST). Hace veinte años su familia logró asentarse en uno de los terrenos tomados por el Movimiento en Río Grande del Sur y hoy, junto a otras familias, forman una cooperativa cuyo principal cultivo es el arroz agroecológico.

Su experiencia, como la de todas y todos, es compartida en el taller a través de la Metodología Campesino a Campesino (CaC), cuyo sujeto de los procesos de intercambio, apropiación y construcción colectiva de conocimientos para la promoción del enfoque agroecológico y la transformación de la realidad es la familia campesina, sus saberes ancestrales y otros apropiados de la ciencia.

Con la concepción político-pedagógica de la Educación Popular, en el taller se abordan temáticas como la relación entre ecología, medio ambiente y participación, la soberanía alimentaria y género, sostenibilidad, agroecología, cambio climático, biodiversidad y sistemas de cultivo, manejo agroecológico de suelos y plagas, producción animal, así como la producción y conservación de semillas.

Como una expresión práctica de la metodología CaC, la mayor parte de las veinte jornadas del programa transcurrirá fuera del Centro Integral de la ANAP “Niceto Pérez”, ubicado en la provincia de Artemisa, mientras recorren fincas y cooperativas donde trabajan y conviven familias campesinas cubanas.

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Así, por ejemplo, pudieron conocer a Israel y Carmen, un matrimonio donde ambos superan los 70 años y mantienen juntos una finca de frutales. Ellos se han asociado a una cooperativa en la que los dueños de tierra son en su mayoría jubilados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Todas y todos producen alimentos agroecológicos partiendo de un consenso colectivo de no permitir el uso de agroquímicos en sus fincas o parcelas.

El uso de la metodología CaC por la ANAP en Cuba ha generado un movimiento organizado en constante crecimiento, donde se buscan alternativas orgánicas dentro de un modelo agrícola que prioriza la producción y la sustitución de las importaciones para buscar la garantía de la seguridad y la soberanía alimentaria. Conocerla implica para los participantes en el taller un compromiso con la multiplicación en sus países. Algunos, como Joaquín, lo asumen con la ansiedad de reconocer que la soberanía de su querida Puerto Rico tiene que darse en todos los ámbitos y en uno de ellos, sólo será posible, con la participación articulada de las familias campesinas.

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