«Pensemos Europa en común», acto celebrado en Barcelona el 2 de junio, con la presencia de la alcaldesa Ada Colau y Yanis Varoufakis entre otros.

El acto, convocado por Barcelona en Común, tuvo un claro tinte europeísta. Ni Barcelona, ni Catalunya ni España, sino Europa fue el objetivo principal de las intervenciones. Esa mirada regionalista ha sido la característica común de los intervinientes, mostrando así el alcance de sus propuestas, más adecuadas para este siglo XXI.

La encargada de abrir el acto fue Ada Colau, quien comenzó hablando del proyecto común europeo, que hoy naufraga merced a las diferencias entre el 1% más rico y el 99% restante de la población. Dijo que hoy los estados ya no representan el proyecto europeo, y resaltó que hay que valorar las ciudades, como punto de partida para la reconstrucción de una nueva Europa: «tenemos un plan para Europa«. En una de sus frases más aplaudidas, dijo que los refugiados que tocan la puerta de Europa vienen a recordarnos qué se pretendía en este continente, que no es aquello que es hoy, añadiendo que son nuestra esperanza para salvar Europa de la propia Europa. Finalizó diciendo que «en común somos imparables«.

A continuación, Gerardo Pisarello hizo una reivindicación del primer año de gobierno de Barcelona. Respecto de Europa, indicó que se gasta hasta 30 veces más en proteger las fronteras que en ayudar a los refugiados. Finalizó reivindicando la labor de las mujeres, antes de presentar a la siguiente oradora.

Lucía Martín, de la PAH, fue quizás la sorpresa de la noche. Desconocida para la mayoría, supo encender al público con un discurso muy emotivo y cercano. Entre otras cosas, contrapuso a la ciudadanía frente a los grandes poderes económicos, representados por los bancos y los grandes grupos financieros, que no tienen ningún tipo de legitimidad democrática y sin embargo toman las grandes decisiones en el continente. También criticó al actual gobierno español, que aun estando en funciones ha derogado leyes surgidas de iniciativas populares que pretendían paliar la emergencia social. Finalizó destacando el derecho a decidir y el referéndum, al tiempo que certificaba que «estamos aquí para cambiar la manera de hacer política, y ponerla al servicio de la gente«.

El siguiente orador fue seguramente el más esperado de la noche: Yanis Varoufakis. El griego, hablando en inglés con traducción al catalán, comenzó refiriéndose a su propio país al decir que han fracasado porque su ciudad no formaba parte de una red de ciudades rebeldes. Éstas son el punto de partida para recuperar el espacio público. Valoró mucho el presupuesto participativo de Barcelona, al tiempo que cuestionaba la idea de que la riqueza se genera privadamente y luego son los ayuntamientos quienes imponen impuestos; es al revés, la riqueza se produce colectivamente, pero luego es apropiada por un pequeño grupo de poderosos. Rechazó también la idea de que el enemigo es el otro, el diferente, y destacó que el cambio de dirección pasa por la democratización de Europa. Para esto, hay que comenzar por democratizar los barrios. Dijo que el próximo 26 de junio en España hay una oportunidad para salvar a Europa, de la única manera posible: oponerse al austericidio, que está colapsando en todos lados: Grecia, Francia, España, Irlanda, Alemania… Europa imprime una cantidad enorme de dinero cada mes para dársela a los bancos para que generen productos financieros tóxicos; en lugar de hacer eso, ¿por qué no invertir ese dinero en lo que realmente se necesita? Por ejemplo, energías limpias.

Cerró el acto el actual primer candidato para las próximas elecciones legislativas españolas, Xavier Domènech. Su intervención estuvo mucho más enfocada en la precampaña electoral que las anteriores, aunque no olvidó hablar también de Europa, indicando que se están violando los derechos de los refugiados. En clave española, criticó al PSOE por el cambio del artículo 135 de la Constitución en 2011, acordado con el PP, ya que eso les resta legitimidad cuando hablan de cambiar las políticas en Europa.