Sé que es difícil de admitir, pero este comentario de Fabiano Ribeiro es el más sensato que he escuchado en los últimos días.

Texto de la imagen: Queridones, este es el mejor momento para abrir el diálogo con quien, por un motivo u otro ¡cayó en las redes del fascismo!. ¡No es el momento de excluir sus amigos pro Bolsonaro! ¡Al contrario, es momento de oírlos!

Texto de la imagen: Queridones, este es el mejor momento para abrir el diálogo con quien, por un motivo u otro ¡cayó en las redes del fascismo!.
¡No es el momento de excluir sus amigos pro Bolsonaro!
¡Al contrario, es momento de oírlos!

No debemos apoyar a los fascistas, y tampoco entrar en el juego de ellos reaccionando con más agresiones o creando abismos. Lo que necesitamos es exactamente lo opuesto, es decir, modificar nuestra mirada sobre ellos, aplicar humanidad en la piel de la monstruosidad. Necesitamos generar puentes para nuevos sentimientos.

No se combate el odio con más odio, ni la violencia con más agresiones. No es eficaz ni tiene sentido actuar de esa forma.

En estos días la gente joven usa la palabra “Narrativa”, los más viejos hablan de “Discurso” y todo se va reduciendo, porque no prestan atención a sus propios sentimientos mientras van creando sus versiones de la realidad.

El fascismo surge y resurge en momentos de crisis y de inestabilidad, toca precisamente en el sentimiento de derrota de algunos sectores que se recrudecen en el resentimiento. Tanto odio vive en sus almas que ahora tienen sed de sangre.
Silo nos dijo una vez que no pusiéramos nuestras esperanzas en quien esta resentido, y eso es cierto. Pero también nos comentó que muchas veces, al luchar contra injusticias, nos volvemos injustos. Precisamente porque somos propensos a ser contagiados por el miedo o por el odio de aquellos que están a nuestro alrededor y con quienes nos identificamos.

Necesitamos resistir a toda forma de violencia y discriminación dentro de nosotros y fuera de nosotros. Tú necesitas resistir a esos sentimientos dentro y fuera de ti. Yo necesito resistir a esas actitudes en mi y fuera de mi.

Tenemos que tener cuidado para no ser ingenuos y, al mismo tiempo, atención para no ser contagiados por la onda de miedo y odio crecientes. Por último, si somos contagiados, necesitamos revertir este proceso generando una onda emocional en dirección opuesta.

Muchos protofascistas esconden una gran inseguridad por detrás de sus discursos intolerantes. Las armas son reflejo del miedo, decía Ghandi.

En este momento es necesario tener el coraje suficiente para combatir la intolerancia con bondad y la inteligencia de contrapesar el odio con amor.

La no violencia no existe si sólo amamos a aquellos que nos aman. Solamente es no violencia cuando amamos a aquellos que nos odian. Un cobarde es incapaz de demostrar amor. Eso es privilegio de los corajosos.

Por más dura que sea una persona, tarde o temprano podrá fusionarse en el fuego del amor, si no se derrite es porque el fuego no es lo suficientemente fuerte todavía.

El amora profundo de una persona puede llegar a neutralizar el odio de millones de otros seres.

Las diferentes interpretaciones y narrativas que surjan de estos sentimientos profundos pueden variar, pero la energía con la que vibran y se multiplican será igual en si misma.