«Hemos acabado con las distancias, pero no con las diferencias»

Barcelona. Abril 2016

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Rosa María Calaf (Barcelona, 1945). Hablar de ‘La Calaf’ es hablar de periodismo con mayúsculas. Veterana corresponsal internacional, trabajó durante 37 años en TVE, siendo la primera mujer reportera de España. A lo largo de su trayectoria profesional ha entrevistado a personajes decisivos de la historia como han sido Thatcher, Papandreu o Laurent Fabius. Doctora Honoris Causa por la Universidad de Tarragona, ha recibido multitud de premios por su labor periodística. Viajar para conocer de cerca la riqueza humana y la diversidad cultural es su pasión. Ha estado en 180 países: “ya solo me faltan 14” -dice sonriendo-. ‘La Calaf’ destila sabiduría y compromiso. Reflexiona acerca del control y la manipulación de los medios en el momento actual, de la falta de libertad de prensa y la tendencia general hacia el pensamiento único.

El mundo nunca estuvo tan conectado como ahora…

Tecnológicamente hemos acabado con las distancias, pero no con las diferencias. No existe esa voluntad de decir “ahora que podemos, que la gente tenga mejor conocimiento para lograr una mejor cohesión”. Si nos conocemos nos comprenderemos y podremos acabar con las desigualdades, con los conflictos y con la injusticia, que es el gran problema del mundo. Pero la realidad es que no se está utilizando la tecnología para eso, sino para todo lo contrario. Más que una herramienta de conocimiento, se está convirtiendo en una herramienta de desconocimiento: y más que una herramienta de información, es de desinformación. El resultado final es una herramienta de dominación, no de libertad. Es decir, que cada vez la gente es más fácilmente manipulable.

Sin embargo, pensamos que estamos bien informados.

Esa es la trampa. Cuando consigues que las personas crean que ya tienen los derechos alcanzados, bajan la guardia. En el caso de la libertad pasa lo mismo, creemos que los medios son libres y que, en este momento, tenemos con un clic acceso a todo. Sin embargo, igual que tenemos acceso a todo lo que es bueno y riguroso, también tenemos acceso a todo lo que es mentira, que es rumor, que es interesado, y tenemos que saber escoger. Podemos consumir información tóxica, en lugar de información de calidad.

¿Y cómo saber que estamos bien informados?

Debe haber un papel activo de la ciudadanía para darse cuenta de que no está informado, sino sólo entretenido. No podemos quedarnos tranquilamente recibiendo y tragándonos todo lo que viene. Debemos tener capacidad crítica y hacer un esfuerzo.

Eso no ocurre solo en España.

No, es un fenómeno mundial. Cuanta menos calidad democrática, más indefensión. La tendencia general es hacia el pensamiento único, que significa quitar la persona del centro de interés y hacer que la posesión de bienes materiales sea equivalente del éxito. El sinónimo de éxito no es el trabajo bien hecho, el aprovechamiento de los talentos o las capacidades para crear un mundo mejor para la mayoría. Si nos dejamos enredar con eso es muy peligroso, sobre todo para la gente joven.

Los recortes, también en periodismo.

Evidentemente, porque las redacciones son muy precarias, el periodista no tiene tiempo, no se ha invertido en él para que se forme como persona ni como periodista y, además, debe hacer siete temas por día. Ahora se prioriza la rentabilidad económica, la mercantilización del periodismo. Pero el objetivo de la información es que la ciudadanía tenga un conocimiento de lo que pasa, riguroso, independiente, plural, para que pueda crearse una opinión y con ella tomar decisiones. Sin esto la ciudadanía no tendrá capacidad para defender sus derechos.

¿Existe libertad de prensa?

Se está haciendo creer que existe la libertad de prensa, cuando no es cierto, porque está muy interferida por los poderes económicos. Si un medio pertenece a un banco, sabemos evidentemente que la información que dará no será independiente, porque tendrá que ver con los intereses del banco. Entonces, hay que mirar siempre quién está detrás de los medios de comunicación. Bajo una dictadura el ciudadano sabe que tiene que leer entre líneas, porque no tiene información de calidad; pero si se le hace creer que está en un régimen de libertad, baja la guardia. Entonces, es cuando cree que lo que se le da no está interferido por intereses y eso es mucho más peligroso.

Hay noticias muy importantes que no nos llegan, como el Tratado de Libre Comercio.

Sí, este tratado con Estados Unidos marcará totalmente los derechos de los ciudadanos, si se aprueba tal como se quería inicialmente, y perderemos. Y de eso no se habla, porque los medios de comunicación convencionales están alineados con los mismos intereses, económicos fundamentalmente, que potencian y apoyan este tratado. Que no se hable quiere decir que se intenta ocultar, porque precisamente beneficia a aquellos que no quieren que el ciudadano se entere.

¿Y los políticos? Tampoco hablan de ello.

Porque la política está fagocitada por la economía. El poder político, el poder económico y el poder mediático deben estar totalmente separados, porque unos han de controlar a los otros, pero en este momento no lo están. Es como poner al zorro a cuidar del gallinero. Cada vez que nos encontramos con algunos temas esenciales que la ciudadanía debe saber y que no se le explican es porque hay intereses y no quieren que se sepa.

Recibimos las noticias aisladas, sin contexto.

Ante esta obsesión que hay por borrar la memoria y lo que tenemos detrás, siempre hay que preguntarse lo mismo: “¿a quién beneficia?”. No se habla nunca de las causas, ni del contexto. Tampoco se analiza ni se reflexiona. Es decir, se va a golpe de titular y se habla de lo que impacta, pero no de lo que importa. Se valora más la inmediatez, esta priorización del todo vale. Cuando tú dices: “esto no lo tengo contrastado”, y te dicen “es igual”. No, no es igual. El periodista que cree que el periodismo tiene una función social lo pasa muy mal, pero afortunadamente hay mucha gente trabajando para que eso no ocurra.

¿Y las redes sociales?

La red, internet y la tecnología tiene la posibilidad inmensa de ser una herramienta poderosísima de conocimiento. Es aquí donde tenemos que trabajar y donde creo que hay tantísima gente en el intento, haciendo blogs, medios alternativos y fundaciones que pagan periodismo de investigación, etc., para que la ciudadanía se dé cuenta de que si utiliza bien la red tiene un gran elemento de poder en sus manos para contrarrestar todos esos otros poderes, que lo único que quieren es una sociedad dócil.

¿Y las nuevas generaciones?

El riesgo está en que piensen que están informados cuando no lo están; o que no tengan voluntad de estar informados, que no se den cuenta de que no saber es una manera de estar dominados. La gente joven lo tiene muy difícil porque se les ha enseñado desde pequeños a no tener sentido crítico. Es importante que se den cuenta de que tienen una responsabilidad y que cada uno debe buscarse la vida para cambiar las cosas. Este cambio nunca ha venido dado desde arriba, siempre se ha tenido que luchar desde abajo. La libertad nunca te la han regalado.

¿Qué opinión tienes del nuevo escenario político: Podemos, Ada Colau, etc.?

Creo que es gente que siempre ha estado trabajando por los demás y eso es lo que debe hacer un político. Pero la clase política se había convertido -aquí y en casi todas partes- en otra cosa, es decir, hacían la gestión según unos intereses que no eran los de la mayoría. La irrupción de los nuevos actores creo que es muy positiva y da la pauta y el ejemplo de que las cosas pueden hacerse de una manera diferente. Pero tienen que tener mucho cuidado, porque realmente no lo tendrán nada fácil y no sólo la buena voluntad cuenta. A mí me encanta que estén aquí y que se demuestre que las cosas pueden hacerse de otra manera.

¿En cuanto a la independencia de Cataluña?

Yo no soy independentista, sería totalmente incoherente con mi trayectoria. Yo soy antifronteras y soy anti todo lo que vaya en favor de limitar. Creo que lo que hay que hacer precisamente es abrir. Dicho esto, considero que la gente debe tener la capacidad de decir lo que quiere y eso es un derecho y, por tanto, se debe respetar. Creo sinceramente y con honestidad que la independencia no resolverá todos los problemas que tiene Cataluña y que tiene el mundo. Es decir, hay que ir a la raíz de la construcción social y me parece que no es por la vía de la independencia como se resolverá.

¿Después de visitar más de 180 países, qué has aprendido?

Aprendes que la diversidad es una riqueza que hay que defender absolutamente. Mantener las identidades es esencial, porque es una riqueza (las lenguas, las culturas,…), pero no se deben excluir otras. En todas las culturas hay cosas buenas y cosas malas, aprendes de todas y hay que intentar hacer puentes, no rechazar lo que es diferente. También he aprendido a no caer en la trampa de utilizar el pretexto de la diversidad para recortar derechos. Cuando en Pakistán te dicen “nosotros tiramos ácido a la cara a nuestra hija, porque opinamos que no está cumpliendo nuestra cultura y nuestra tradición porque niega a casarse”, esto no me sirve, es mentira y es absolutamente inaceptable.

Miles de mujeres son violadas en las zonas en conflicto, ahora también las mujeres refugiadas.

Es una táctica de la guerra y una manera de destrozar la comunidad psicológicamente, aparte de físicamente, y de dominarla. La sexualización de muchos conflictos es una manera de que la mitad de la población de esta comunidad quede anulada y de esta manera también se está anulando la otra mitad, porque estas mujeres son estigmatizadas, muchas veces rechazadas por sus propios maridos. Es decir que hay una destrucción total del tejido social, que es lo que podría dar fuerza para enfrentarse a la explotación y los abusos.

En este mundo hay muchos mundos.

Sí y debemos ser capaces de entender que todos estamos en este mundo y que, por tanto, estamos intercomunicados. Todos somos responsables de lo que pasa en este mundo y si no somos capaces de entender que debemos defenderlo porque es donde vivimos, no lo defenderá nadie por nosotros. Solo sabiendo, seremos capaces de entender y solo entendiendo seremos capaces de comprender lo que es diferente y solo comprendiendo podremos crear un mundo cohesionado y donde realmente se respeten los derechos, por tanto, un mundo justo. Vale la pena luchar por hacer un mundo mejor.

Traducción: Sandra Pulido
Fotografía: Alba Metzger

Video de la entrevista en versión original (catalán):

El artículo original se puede leer aquí