En esta tercera entrega el equipo de Pressenza en Ecuador continua con la serie de entrevistas a la que ha denominado Vidas Dedicadas. El objetivo  de este esfuerzo es recuperar y difundir la experiencia de 12 personas que, en nuestro país, han dedicado su vida a una lucha, una iniciativa, un quehacer que aporta a la construcción de un Ecuador no violento. Doce testimonios, doce ejemplos, doce señales de que el futuro está entre nosotros. Publicaremos estas entrevistas a lo largo del año y esperamos, a inicios del 2017, recopilarlas en una publicación.

Realizado por Thalia Sanabria y Nickolas Jácome

Hay que ver el mundo exterior y considerarlo un espacio propicio para comenzar a trazar tus metas, comentó Leonor Bravo al momento de hablar de sus ocupaciones. Cambiar de lugar de trabajo, le permitió descubrirse a sí misma y su habilidad para escribir libros para niños, niñas y adolescentes. A pesar de haber estudiado artes en la Universidad Central del Ecuador, lo que definió su vida fue escribir historias para funciones de títeres para niños.

Un escritor escribe lo que su espíritu necesita decir, por lo que uno no escoge a su público. Para Bravo su conexión particular con la infancia y aquellas preguntas no respondidas en esta etapa, le permite crear indistintas situaciones, con las que los niños se identifican en sus textos.

“Una de mis creaciones favoritas es Valentina, una niña traviesa que es ignorada por su padre que, mientras lee el periódico, le da dinero para que se compre una golosina.” Bravo intento mostrar la poca atención y escucha que les dan a los niños. “Yo creo que entre los adultos nos escuchamos más porque necesitamos el uno del otro para continuar con nuestras obligaciones” indicó la escritora quiteña.

Creando relatos desde los 35 años, Bravo cuenta con 44 publicaciones vendidas por toda Latinoamérica y Estados Unidos. Y desde el 2005 ha dedicado su tiempo a la promoción de la lectura y la literatura en nuestro país. Entre los proyectos más importantes están la Maratón del Cuento “Ecuador un país que lee”, realizada siete veces en Quito y cuatro en Cuenca. Con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, escribió una serie de manuales “Tilín Tintero” y “Mejorando mi familia” donde aborda temas sobre el desarrollo personal, la educación en la práctica de valores y derechos de la familia.

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“Soy audaz, a veces hago cosas de las que no tengo un conocimiento totalmente técnico, por ejemplo la maratón de cuento” explicó Bravo, pues fue el primer evento a gran escala que realizó en el Palacio de Cristal, ubicado en el parque Itchimbia. La escritora comentó que cuando uno se propone hacer actividades para la sociedad, siempre aparece alguien que comparte tu sueño o que por lo menos tiene uno similar que se puede acoplar al tuyo. Por esta razón es importante no dejar ir los sueños, sino insistir, hasta lograrlos. Todo es posible si a uno se le ocurre hacer algo.

La forma de incentivar a la lectura es desde el gusto, explicó Bravo, y una estrategia que siempre funciona es leer en voz alta. Además acotó que muchos de sus cuentos están escritos de ese modo, para ser leídos en voz alta. “Leer no es fácil porque para hacerlo tienes que dar un significado a las palabras, repites palabras no es leer, leer es construir un significado. Tú construyes el significado de la historia, más allá de que te guste o no.” Por eso Bravo recomienda una lectura conjunta entre padres e hijos.

“El compartir sobre libros que uno ama, leer, comentar y debatir. Me parece fundamental para que la gente se interese por leer y creo que cualquier edad es buena para comenzar. No todo el mundo tiene la suerte de haber nacido en una familia lectora, pero nunca es tarde. Siempre en alguna parte hay un libro que nos está esperando y que nos puede convertir en lectores de lo maravillados que nos deje.”

Su deseo de abrir una biblioteca para niños se cumplió en septiembre del 2015. La biblioteca “Casa Palabra”, ubicada en el mercado de La Floresta, cuenta con más de 500 libros, incluyendo las obras de Bravo.  Los niños y niñas de la Unidad Educativa Quintillano Sánchez, al sonar el timbre de salida, cruzan la calle para echar un ojo al sin fin de historias todos los días. Los sábados se realizan talleres de escritura creativa para niños, además de las lecturas con las señoras del mercado. La dinámica de trabajo en los talleres es leer un libro cortó y luego escribir sobre el tema del mismo. Bravo explicó que “esto ayuda a que los niños tomen su propio estilo de escritura, unos son muy serios, otros trágicos, otros sangrientos, y otros son muy cómicos o irónicos, es muy enriquecedor ver cómo van perfilando su propia voz literaria.

Tiane, Paulo, Alexandra, Julian y Philip son los visitantes de la Casa Palabra los sábados, donde se dedican a plasmar las ideas que circulan por sus mundos. Ellos se dedican a crear.

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Para Bravo la tentación de escribir novelas es frecuente, debido a lo que se puede crear y construir, pero no podría dejar de escribir para niños. “La literatura nos permite conocer muchísima gente diferente, gente que tiene otro criterio con igual valía que el de nosotros. La literatura nos ayuda a desarrollar el respeto al otro, y cuando uno conoce a más personas se conoce a sí mismo también. La literatura nos puede dar ejemplos y modelos de cómo ser un humano, de buscar solución a los problemas y decir yo también puedo…”

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