El presidente de Myanmar (Birmania), Htin Kyaw, ha calificado de “vital” la creación de un Ministerio de asuntos étnicos, so pretexto de hacer frente a la violencia en su país, que está dirigido mayormente contra los musulmanes de la etnia rohingya.

Htin Kyaw, un colaborador cercano y un amigo de toda la vida de la líder opositora, Aung San Suu Kyi, de la Liga Nacional para la Democracia (LND), ha afirmado este lunes que poner fin a los conflictos sectarios en las zonas fronterizas, donde habitan los grupos de minoría étnica, será una prioridad para su Gobierno que asumirá el poder de manera oficial la próxima semana.

“Formar un Ministerio de asuntos étnicos es de vital importancia para el futuro del país, que necesita la paz, el desarrollo y la estabilidad”, ha declarado Kyaw, durante su primer pronunciamiento ante el Parlamento después de ganar la carrera presidencial en el pasado 15 del marzo.

Durante su discurso, también ha hablado del plan de su Gobierno para agilizar la burocracia hinchada del país asiático, así como la reducción tanto de ministerios como de cargos de titulares.

Según el mandatario birmano, el nuevo gabinete tendrá 21 carteras y 18 ministros, una notable disminución en comparación con la composición del equipo existente que incluye 36 ministerios y 32 titulares.

De acuerdo con las fuentes, Htin Kyaw ha tomado las riendas de Myanmar, en los momentos en que este país se encuentra en medio de una transformación dramática después de cinco años del Gobierno respaldado por el Ejército.

Desde 2012, Myanmar ha sido escenario de varias oleadas de conflictos sectarios en los que al menos 250 personas han muerto y unas 140.000 han quedado sin hogar; una violencia que, en gran medida, está dirigida contra los musulmanes que representan un 4 % del total de la población de ese país.

De acuerdo con un informe de la cadena catarí Al-Jazeera, divulgado el pasado 26 de octubre existen “fuertes evidencias” de que el Gobierno de Myanmar ha cometido genocidio contra los musulmanes rohingyas, considerados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como la minoría “más oprimida” del mundo.

Por su parte, Amnistía Internacional (AI) criticó el pasado 21 de octubre, que los malos tratos físicos que sufrían los rohingyas al huir de la persecución en Myanmar vía marítima son casi demasiado terribles para describirlos con palabras.

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