Por La Garganta Poderosa

Quizá no salga en ninguna tapa y capaz tampoco adentro, pero anoche se inauguraba un local de Nuevo Encuentro, cuando una mujer se acercó caminando a la sala y se desplomó sobre sus pasos, herida de bala, con un niño en brazos. ¿Cómo? Sí, otra bala de plomo y otro cagón “dialogando” desde un balcón, como ésos que atacaron la marcha por la urbanización en Recoleta, dejando caer una maceta que pudo ser fatal, para confirmar que la única grieta sigue siendo horizontal. ¿O dónde está la prensa indignada? Sí, otra bala plateada, como ésa que le partió el pecho a “Iki” la semana pasada, por defender las tierras del barrio, contra el circo del negocio inmobiliario. Y no, claramente no se trata de ser K, ni anti K, sino de poder ver más allá de nuestra propia desgracia, reivindicando la democracia y la justicia, a espaldas de la noticia, de la muerte, de los magistrados o del Premio Nobel de la Paz: por suerte, somos demasiados gritando Nunca Más.