La agencia oficial de bioseguridad de Brasil aprobó el uso comercial de mosquitos genéticamente modificados con el fin de luchar contra el peligroso virus del dengue.

Por Prof. Norberto Ovando *

El dengue es una enfermedad vírica tropical y al día de hoy no existe vacuna para el mal. Según la OMS, hace 50 años se hablaba de 15.000 casos registrados en 9 países, actualmente se producen 390 millones de infecciones por dengue cada año, de los cuales 96 millones se manifiestan clínicamente (cualquiera que sea la gravedad de la enfermedad y estima que 3900 millones de personas, de 128 países, están en riesgo de infección por el virus del dengue.

Mosquito genético

El nuevo tipo de mosquito, el OX513A es el primer insecto genéticamente modificado que obtiene esa licencia en Brasil, fue creado en un laboratorio en el estado de Bahía, en el noreste de Brasil, por la compañía británica Oxitec dedicada al control de plagas donde han experimentado con estos mosquitos transgénicos desde 2011.

Oxitec creó mosquitos de la especie Aedes aegypti, el mayor transmisor del dengue y de la fiebre amarilla, a los que incorporó un gen que mata a mosquitos si estos no están tratados por el antibacteriano tetraciclina. Estos mosquitos se criaron en el laboratorio y luego se pusieron en la naturaleza donde no había tetraciclina, sus vástagos murieron antes de alcanzar la edad adulta.

En el informe publicado, se indica que 19.000 mosquitos modificados fueron puestos en libertad, lo que constituyó el 16% de todos mosquitos machos en la zona de prueba, y luego el gen mortífero fue encontrado en el 10% de las larvas, un índice que permite suprimir la población.

Reaparición

El dengue reapareció en Brasil en 1981 después de una ausencia de más de 20 años. Durante los próximos 30 años, se reportaron siete millones de casos. Brasil es líder mundial en el número de casos de dengue, con 3,2 millones de casos y 800 muertes registradas en el período 2009-14. Las muertes registradas en los ocho primeros meses del año 2015 (693 casos) superaron en un 70% a las del mismo período de 2014 (407), según el boletín epidemiológico divulgado por el Ministerio de Salud ese país.

Experimento

Según la nueva tecnología, insertaron dos genes en los mosquitos machos. Tras ser liberados estos mosquitos machos copulan con hembras y transmiten un defecto congénito que mata a su descendencia antes de alcanzar la madurez. La idea es que se apareen con hembras y que sus crías mueran antes de reproducirse.

Diez mil mosquitos se darán a conocer cada mes durante cuatro meses con el primer lanzamiento en Tubiacanga, en el norte de Río.

Luciano Moreira del instituto de Investigación brasileña FIOCRUZ, que lidera el proyecto en Brasil certifica que «Nuestros equipos realizan visitas semanales a los barrios de Río en la mira. Los mosquitos fueron analizados después de la recolección en trampas especiales y aseveró que «La transparencia y la información adecuada para los hogares es una prioridad.»

Estos resultados podrían significar el inicio de una nueva era en el control de las enfermedades que se transmiten a través de insectos, como por ejemplo: el dengue y la malaria, con la ayuda de la modificación genética. Sin embargo, algunos expertos recelan y creen que los organismos alterados con métodos de ingeniería genética pueden representar un peligro para la salud humana y para el medioambiente. Los insectos liberados no podrán ser recapturados.

Conclusión

Si bien los autores de la tecnología indican que ésta modificación genética no representa ningún peligro, porque solo los machos son los que están modificados, mientras que las hembras son las que pican, otros expertos no son tan optimistas. Según los resultados de ensayos de laboratorio, el 3,5% de los mosquitos genéticamente modificados, tanto machos como hembras, sobreviven a pesar del gen letal lo que puede conllevar al incremento de la enfermedad.

* Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales – AAPN –

   Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas – WCPA – de la IUCN-

   Red Latinoamericana de Áreas Protegidas – RELAP