Las masacres de los migrantes a lo largo del Mar Egeo no nos permiten considerar posibles soluciones obvias en estos tiempos de guerra y fugas, pues el ser humano es una trampa política que hace ya mucho tiempo excluye la posibilidad de concebir medidas adecuadas que nos conduzcan a un trayecto humanitario.

Las relaciones entre Turquía y la Unión Europea se transformaron en un abismo de preguntas y mal entendidos gracias a los acuerdos celebrados para el control de las costas en noviembre del 2015, en Bruselas. El plan consiste en mantener a los refugiados en una franja de tierra en las cercanías a la frontera de Siria, impidiéndoles el camino hacia Europa, mientras que los no solicitantes de asilo, por falta de ley, deberían ser devueltos a sus respectivos países de origen.

La tragedia del 30 de enero de 2016, ocurrida cerca de las costas griegas, nos ha obligado a todos a reenfocar la atención, como de costumbre, al punto de partida, mientras que para muchísimos seres humanos los desembarcos y las catástrofes marinas continúan sin cesar, además de solo lograr ver mediante informes fotográficos aquel sueño que no podrá nunca ser captado, como si fuese engullido por una ola.

En la noche entre el 9 y 10 de febrero de 2016, sucedió algo que finalmente nos dio aliento. De igual manera, todo se lleva a cabo en el Mar Egeo: el barco de patrulla CP 322, de la Guardia Costera italiana, logró rescatar a 18 personas en las aguas del norte de Samos. El personal fue capaz de arrestar a los dos contrabandistas a bordo del buque, dos hombres de nacionalidad turca que pilotaban un barco en mal estado y sin equipo de seguridad en el cual transportaban a 16 personas declaradas de origen sirio. Fueron interceptados a pocos metros de la costa debido a un fallo que no les permitió terminar la misión. La patrullera de la Guardia Costera italiana en el momento del avistamiento se encontraba en vigilancia de aquellas aguas; viendo inmediatamente a los migrantes, hizo todo lo posible para rescatarlos. Después de descargar a los ocupantes se verificó, en consecuencia, que en su mayoría eran mujeres y niños.

Inmediatamente se identificaron a los dos contrabandistas que, según las declaraciones de las personas rescatadas, tenían la intención de abandonarlos en un arrecife cerca de la isla para después darse a la fuga.

Asimismo, en el Mar Egeo en estas últimas horas, cerca de la isla de Kos, se produjo otro rescate, otra vez gracias a una patrullera italiana, CP 292, que puso a salvo a 10 personas, una operación que fue extremadamente delicada y compleja. Los ocupantes, hombres autodenominados de origen afgano y pakistaní, todos de sexo masculino, se encontraban a bordo de una pequeña barca inflable a remos.

Es bueno recordar la intensa actividad de las fuerzas italianas en el área: hasta la fecha son 285 los migrantes rescatados únicamente por las dos unidades de la Guardia Costera italiana con códigos de identificación CP 322 y CP 292, presentes en el Mar Egeo desde el pasado 25 de enero, bajo petición de la Agencia Europea Frontex para el control del tránsito ilegal y del transporte de seres humanos en aguas internacionales.

Traducido por: Melanie Iturralde