Recién terminó el 2015. Este año debiera ser recordado como el año de los ignorantes. Nos hemos pasado el año escuchando a las autoridades políticas, eclesiásticas, empresariales, militares, deportivas repetirnos una y otra vez que frente a los casos de corrupción que van estallando, ellos “no sabían nada”. Que se enteraron por la prensa. Que se sorprendieron con la noticia.

Desde el “me enteré por la prensa” de la Presidenta frente al caso Caval en el que su hijo y su nuera pretendieron hacerse de miles de millones de pesos en una pasadita especulativa, hasta el “fuimos engañados” del dueño de la papelera Eliodoro Matte, después que lo pillaron estafándonos a todos los chilenos con su papel higiénico. Ya antes de él declararon su ignorancia los dueños de SuperPollo y Ariztía, de Farmacias Ahumada y SalcoBrand. Y si los gerentes de La Polar nada sabían de las repactaciones, Golborne nunca supo que en Cencosud estafaban a millones con las comisiones de su tarjeta de crédito. Y qué decir del “nunca vi nada” del Obispo Barros, cómplice de Karadima en los abusos sexuales de estos oscuros personeros de la Iglesia y el “jamás creí que era posible” del Cardenal Errázuriz y su colega Ezzati. Y otros que nunca supieron nada son los dirigentes de la UDI, de RN, de la DC, del PPD y del PS. Ellos nunca supieron que Orpis, Moreira, Cardemil, Pizarro, Insunza y Rossi recibían coimas, mesadas y otras platas de SQM, Corpesca y muchos otros grupos económicos. Pizarro nunca supo que sus hijos hacían asesorías orales al yerno de Pinochet. Rossi nunca supo que su fundación recibía millones de esa misma empresa, Ena Von Baer jamás supo que Penta le había dado unos 100 millones de pesos y ninguno de los diputados y senadores sabe quiénes fueron los generosos que financiaron sus campañas. Y por otro lado están los generales que nunca supieron que en el Ejército se estaban robando miles de millones de pesos que reciben del fondo reservado del cobre. Y no hay que olvidar la sorpresa de todos los presidentes de clubes de fútbol ahora que Jadue se fue con unos cuantos millones de dólares. Y qué decir de los otros, los peores de todos, esos civiles que hoy militan en la UDI y RN y que juran que NUNCA supieron que se torturaba y se hacía desaparecer chilenos durante la dictadura. Extrañamente son los únicos que jamás vieron nada, ni escucharon nada mientras el país entero se horrorizaba con las reiteradas violaciones a los derechos humanos.

Siempre es igual. Nunca nadie sabía nada. Hay que concluir que son unos perfectos desinformados o bien siguen creyendo que somos todos unos imbéciles y que pueden hacerse las santas palomas mintiéndonos descaradamente. Según sus versiones, lo que todos los chilenos sabemos de sobra, ellos, justo ellos, los que manejan las diferentes instituciones, no lo saben y quieren hacernos creer que quedan muy sorprendidos cuando explota la noticia.

Algunos creen que esto de la corrupción y la mentira es parte de la “naturaleza humana”.

A nosotros nos parece que la avaricia, la mezquindad, la competencia desatada, el individualismo no son parte de la naturaleza humana. Son formas de violencia, que se adquieren y acrecientan en una sociedad en la que el dinero es el único valor, el valor central. Es el resultado de una sociedad en la que el Ser Humano ha sido desplazado por otros intereses. Eso es violencia. Y la violencia se aprende. Y si la violencia se aprende, la no-violencia también se aprende.

La solidaridad, la complementación, el apoyo mutuo, la ayuda recíproca son expresiones de una actitud Humanista, no violenta. Son valores que también se aprenden y que sin duda pueden ayudarnos a construir un país más justo, más humano, en el que todos experimentan que viven con dignidad.

Eso no depende de las actuales elites. Eso es algo que se construye desde cada uno de nosotros. Es hora de hacernos cargo de nuestro futuro.