– Al tomar el agua de esta fuente – me dijo el anciano guardián- podrás ver el pasado y el futuro, de forma tan clara como ahora ves el hoy. Con solo beber un trago, podrás saborear comidas cuyos cocineros aún no nacieron; podrás oír en vivo canciones de músicos fallecidos siglos atrás; podrás oler las flores de la primavera durante el invierno, y sentir la brisa otoñal durante el verano.
No podía rechazar tamaño don. Bebí. Desde aquel día, extraño el presente.