Diez grupos armados de las facciones de los ex-Seleka y de lso Anti-balaka firmaron un acuerdo para el desarme, en lo que es el resultado principal del Foro de Bangui, que concluye hoy.

El desarme de las milicias se llevará a cabo antes de las elecciones en sitios bien precisos, donde los combatientes deberán concurrir para deponer las armas. Luego, en el marco de un programa de desmovilización y reinserción los ex-milicianos podrían ser llamados a integrar el ejército, la policía y otros cuerpos estatales. Como alternativa, se beneficiarán de “programas de desarrollo comunitario” en la diferentes regiones del país. Los combatientes extranjeros que no hayan cometido crímenes de guerra serán reenviados a sus países de origen.

Sin embargo, el acuerdo –sobre el que aún pesan dudas sobre su financiación y sobre la capacidad de los grupos armados de hacerlo efectivo entre las diferente bandas del territorio– no ha sido el único tema sobre el que discutió en la sesión plenaria del foro. Entre las propuestas debatidas estaba la de dar un papel importante en la pacificación a los jefes tradicionales que ya durante el conflicto desempeñaron con frecuencia las funciones de las autoridades estatales inexistentes. En particular, se podría valorizar sus poderes en materia judicial. Los delegados también tuvieron la posibilidad de escuchar los testimonios de los representantes de los centroafricanos que huyeron a los países vecinos. Entre sus exigencia se destaca al de justicia y reparaciones económicas que se les debería conceder antes de regresar a su patria.

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