Por Daniel Raventós.- Desde que a principios de los 80 del siglo pasado se inició la discusión contemporánea (aunque hay precedentes que se remontan a varios siglos atrás) sobre la RB, se han repetido una serie de debates que podríamos calificar de tradicionales y, si se me apura, hasta intemporales: sobre la justicia o no de esta propuesta (y como variante de la anterior: si es justo o no que la reciban “también” los ricos), sobre si no provocaría que muchas personas no quisieran trabajar remuneradamente, sobre si las mujeres no se recluirían en el hogar, sobre la necesidad (o no) de introducir la RB gradualmente…

No hay duda que en determinadas zonas geográficas unos debates han prevalecido sobre otros. En el Reino de España, ha marcado relativamente el paso el hecho de que en los últimos años el llamado 15M se acercó a la RB y que organizaciones políticas como Bildu, Anova, Equo… hayan introducido esta propuesta en sus programas. Y mucho más recientemente se ha disparado el debate público porque Podemos incluyó la RB en su programa de las recientes elecciones europeas. Pues bien, desde que la RB ha saltado al debate público, los aspectos más debatidos (sin que los anteriores a los que he llamado intemporales hayan desaparecido del todo) hacen referencia a la viabilidad económica.

Desde la presentación de un avance de un estudio para la financiación de la RB en el Reino de España a principios de diciembre de 2014 con millones de datos fiscales nunca antes procesados para este fin, la viabilidad económica no debiera ofrecer dudas a quien esté interesado en estos aspectos de la propuesta. Algunas de las conclusiones más importantes de aquella investigación aún en curso que pronto será publicada completamente en forma de libro, eran que es posible financiar una RB de 7.500 euros al año para todas las personas adultas y del 20% a los menores de edad que residen en el Reino de España. Para la financiación de esta RB, además de lo recaudado hasta ahora, es decir, sin tocar ni un euro de ninguna otra partida actual (sanidad y educación públicas no se tocarían, por si alguien tiene alguna duda) excepto las prestaciones monetarias que fueran redundantes con la RB, el dinero saldría de: la reforma mencionada del IRPF y el ahorro de las mencionadas prestaciones monetarias que serían suprimidas con la RB. Muy importante como conclusión era que la gran mayoría de la población declarante actual del IRPF y no declarante saldría ganando respecto a la situación actual. Solamente las personas situadas en el extremo superior de riqueza perderían con la reforma propuesta. Un porcentaje de más de dos tercios de la población de la población situada en los niveles inferiores de renta saldría ganando con la reforma. Quien realmente ganaría más de forma proporcional sería quien no tiene nada absolutamente: 7.500 euros anuales de RB que no quedarían sujetos al IRPF. Otra conclusión era que la reforma propuesta significa una gran redistribución de la renta de los sectores más ricos al resto de la población.

Los “nuevos” debates

Me referiré a continuación a tres de lo que he calificado anteriormente como “nuevos” debates.

El primero. Hay quien ha hablado de RB distintas. Incluso ha añadido calificativos desafortunados como “puras”. Esto abona la confusión. Si estamos hablando de RB, estamos hablando de una asignación monetaria incondicional a toda la población. Es decir, la concepción de la RB es una. No debe confundirse, como si se tratara de “distintas RB”, ni la existencia de perspectivas filosófico-políticas que puede haber detrás que, evidentemente, son muy diversas, ni las diferentes formas de financiar esta propuesta. Y otro aspecto muy diferente aún es lo que algunos estatutos de autonomía (como el andaluz y el extremeño) califican como renta básica a lo que es una asignación condicional. Muy relacionado con este tema de discusión surge a veces la pregunta sobre si la propuesta de la RB es de izquierdas o de derechas. Hace años que defiendo algo que cada vez constato más: estar a favor de una RB no nos informa si una persona es de izquierdas o de derechas. Milton Friedman, como destacado ejemplo, defendía un impuesto negativo sobre la renta, que no es igual pero tiene muchos puntos en común con la RB, pero no dejaba dudas de cual era su intención: desmantelar el más o menos desarrollado Estado de Bienestar de EEUU. Hay otros defensores de la RB que están situados en la izquierda, pero… de izquierdas hay más de una y de dos. Para no entretener más este punto: hay personas con las que políticamente puedo sentirme muy cercano que no están de acuerdo con la RB, por contra hay otras personas con las que, siendo favorables a la RB, me siento distante de ellas políticamente. Y hay otras con las que simplemente no iría ni a la vuelta de la esquina…

Otro tema de discusión: sobre si la RB se puede implantar inmediatamente o bien se necesitan pasos intermedios. Hay al menos dos aspectos a diferenciar. El primero es técnico.  Mi opinión: técnicamente la RB se puede implantar de forma inmediata. El segundo aspecto es político. Que si hace ganar o perder votos, que si es muy radical, que si patatín y patatán. Según determinados autores o autoras, la RB debería implantarse por etapas, pasito a pasito o como cada autor lo llame. La discusión política no es equivalente a la técnica. Mi opinión es que la implantación inmediata de la RB no es una medida política radical sino una necesidad de simple higiene pública si lo que se pretende es garantizar también de forma inmediata la existencia material de toda la población. Y jamás debe confundirse la RB con una política económica más o menos completa. La RB sería, en mi opinión, un componente “estrella” de una determinada política económica dirigida a garantizar la existencia material de toda la población, pero la RB no sería “la” política económica.

Un tercer tema de discusión: el proyecto de financiación presentado al que antes me refería, según algunos autores,  “perjudica a las clases medias”. Esto es fácil e inmediato de responder: se equivocan, mírenlo bien. Quien efectivamente pierde en relación a la situación actual es aproximadamente el tercio de la población más rica, como antes he indicado. Si algunas personas resultan perdedoras y son consideradas de “clase media” ello es única y exclusivamente producto del enorme fraude fiscal que realizan los más ricos. Confundir este punto es confundir muchas cosas. Esa circunstancia ya la hemos explicado varias veces, pero lo volveremos a hacer con todo detalle empírico cuando dentro de pocas semanas publiquemos todo el estudio. Atacar este fraude es la principal respuesta. Y alguna corrección al estudio es una respuesta secundaria que no ofrece problemas técnicos.

Artículo original: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=7648

 

Daniel Raventós es profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de sinpermiso y presidente de la Red Renta Básica. Es miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012). Pompeu Fabra, gerente del Public-Private Sector Research Center del IESE. Colabora con iniciatives pel decreixement  que impulsa un nuevo modelo económico sostenible y estacionario.