Una nueva jornada de lucha social vivió Lima, la capital de Perú, este jueves 15 de enero a las 4 de la tarde en la histórica Plaza Dos de Mayo. Miles de manifestantes se pronunciaron en contra de la Ley 30288, denominada “Ley Pulpín”, con la que se pretende establecer un nuevo régimen laboral juvenil recortando derechos laborales. La jornada, pese a su carácter pacífico, terminó nuevamente en enfrentamientos con la policía nacional.

Plaza Dos de Mayo, 16:30 horas: Pese a la ingente contrapropaganda del gobierno y de los medios de comunicación, satanizando a los grupos organizadores, y a pesar de los divisionismos entre los mismos jóvenes, llegan a la Plaza cientos de manifestantes de diversos grupos sindicales, gremiales, estudiantiles, de mujeres, etc. Todos muestran banderas, volantes, pancartas, y con altavoz en mano resuenan sus consignas: “¡Aquí están, estos son… los que siempre lucharán…!”

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17:30 horas: La Plaza Dos de Mayo se desborda. La han llenado miembros de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT Perú), Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP),   Confederación Intersectorial de Trabajadores Estatales (CITE), estudiantes de la Universidad Federico Villarreal, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú, Centro de Estudios Humanistas “Nueva Civilización”, entre otros. Se inicia la marcha hacia el Congreso de la República.

18:00 horas: El mar de gente que llega a cerca de cinco mil, se desplaza por la céntrica Avenida Nicolás de Piérola. De manera pacífica, se mezclan jóvenes y adultos con carteles en mano, bombos y platillos, banderas de todos los colores, todas las razas y todas las edades. Numerosos efectivos policiales, acordonan con sus cuerpos la marcha, ataviados con escudos, equipos anti motines y máscaras antigás. A lo lejos se aprecian rejas móviles que impiden cualquier intento de transitar por otras calles o avenidas. Estamos conscientes de que transitamos por un solo corredor y una sola salida.

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19:00 horas: Los manifestantes llegan a la Plaza San Martín. Otro mar de gente nos espera aplaudiendo y gritando: “Abajo la Ley Pulpín”, “Somos cholos, pero no baratos”,  “Por una sindicalización juvenil”. La marcha se pone candente. El mar de gente rodea la plaza por el lado derecho, pasando por otro cordón policial armado hasta los dientes. Por un momento, la plaza se llena, pudiendo apreciarse grupos gremiales y juveniles unidos en su lucha por impedir que se reduzcan derechos fundamentales como las vacaciones, compensación por tiempo de servicios, utilidades… Es la cuarta jornada y el ánimo no ha disminuido un ápice, por el contrario, se han sumado gremios sindicales a la lucha juvenil.

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19:30 horas: El primer grupo de manifestantes transita por la Avenida Nicolás de Piérola en dirección al Parque Universitario. Le siguen los manifestantes de la CUT, Bellas Artes y otros. Los bombos y platillos siguen animando la jornada. Los altavoces alcanzan su clímax con la frase “Un pueblo indiferente, es un pueblo sirviente” – en clara alusión a los involuntarios espectadores que a esa hora salen de trabajar – “Vamos pueblo carajo, el pueblo no se rinde carajo”… De pronto, cunde la confusión. Bombas lacrimógenas caen por doquier, hay que taparse el rostro y reponerse de la sorpresa. ¿En qué momento se perdió el sentido no-violento de la jornada? Ya no hay tiempo, solo hay que correr.

19:45 horas: ¿Quién tiró la primera piedra? Los medios de comunicación inmediatamente informan que “un grupo de desadaptados salieron con pintura y agredieron a los policías, quienes en un afán de defenderse, tiraron bombas lacrimógenas a los manifestantes”. Otros señalan el primer ataque por parte de los policías. El resultado estaba anunciado: los manifestantes son repelidos, arrinconados, obligados a salir por los Jirones Azángaro, Lampa, Carabaya. Nadie podrá desplazarse por la avenida Abancay y, menos aún, dirigirse a la sede del Congreso de la República. Un mal sabor queda en los manifestantes una vez más, el sabor a derrota, mientras la policía se lleva una veintena de detenidos.

22:00 horas: Los medios de comunicación difunden escenas violentas. Manifestantes y policías otra vez enfrentados: sangre, bombas, golpes, palos, gritos, correteos, persecuciones, detenciones. La pregunta queda en el aire: ¿Por qué el gobierno peruano se empecina en dar una ley antipopular que hoy alcanza el 61% de desaprobación?

En su cuarta jornada, la manifestación congregó a más de cinco mil personas en contra de la Ley 30288, Ley Pulpín. Los grupos juveniles reclaman la derogatoria de la norma y un debate amplio de parte del Congreso por una nueva ley laboral. Éste se realizará el 28 de enero próximo.

Según se prevé, habrá nuevas jornadas de protestas así como nuevas contrapropagandas por parte del gobierno central. ¿Diálogo de sordos? Es evidente que la coyuntura pone en el tapete un tema de fondo: el fracaso del sistema económico que no responde al factor social, al cual se debe llegar no con imposiciones, sino mediante el diálogo y formas no-violentas, por el bien de todos.