El segundo día de CUPRE 2014 fue tan intenso como el primero, cinco conferencistas de alto nivel lograron mantener la atención de más de 2000 personas en el Centro de Convenciones de Guayaquil.

En la mañana inició Mikel Ayestarán, con el tema “La difícil labor periodística en zonas de conflicto. Este periodista español con amplia experiencia en el tema compartió su experiencia sobre lo que hoy se llama el “breaking news” o “noticias de última hora”. Ayestarán lo define como “periodismo de maleta” debido a que siempre hay que estar preparado para viajar a donde se necesite cubrir una noticia de interés.

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El periodista destacó el impulso las nuevas tecnologías y su aporte para democratizar la imagen.

Compartió también sus experiencias personales en áreas de conflicto al tiempo que destacó “la saturación en el mercado de noticias” y cómo el tema de la guerra y los desastres marcan su agenda.

No dudó en señalar que cada vez existen más guerras asimétricas en las que ni el frente, ni los bandos están claros. Alertó también sobre lo rápido que “se pasa de página” en relación a las noticias que surgen y en pocos días dejan de serlo.

Frente a un público mayoritariamente joven dejó la inquietud acerca de si este tipo de noticias era realmente morbo o información. Finalmente dijo: “no hay una nota que valga la vida”, al tiempo que explicaba lo difícil que es cubrir una guerra.

Luego se pudo escuchar a Guillermo Mastrinni, argentino, quien habló sobre “El proceso de digitalización y su impacto sobre los medios de comunicación y las industrias culturales”.

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Mastrinni empezó señalando que la forma de producir cultura ha variado, así como el modo en que el modelo mercantil de producción cultural ha influenciado para que la cultura genere dinero.

Destacó también el tema de las industrias culturales y su, cada vez más importante, rol económico y político en la vida cotidiana. Mencionó también cómo las nuevas tecnologías de información y comunicación (NTIC) desafían el modelo tradicional y han generado crisis en el modelo tradicional de producción; sin embargo, planteó como desafío el aprovechar el potencial de las NTIC, para ganar más acceso, participación y producción diversa.

Fue enfático en señalar que la industria cultural genera procesos de exclusión, ya que promueve el acceso, pero con la condición que alguien lo pague.

Evidenció la forma en que la digitalización ha afectado de manera extrema la producción cultural y cómo hoy, cada vez son más fuertes las tendencias de convergencia a nivel tecnológico; para ello la migración a redes IP y la masificación de la banda ancha es clave –indicó-. Todo esto –señaló- ha producido cambios en los métodos de intermediación, y en la relación producción-consumo.

Finalizó su conferencia destacando 4 puntos clave: 1) Cualquier tecnología se da por la necesidad social (conocimiento aplicado); 2) Sin apropiación social las tecnologías no funcionan; 3) en el entorno digital, el control oligopólico de la distribución es tan importante como el de la producción, y 4) la cultura es un bien de todos!

A continuación fue la charla magistral del venezolano José Finol, quien expuso sobre la “Semiótica del espectáculo y la violencia simbólica”, un tema complejo que supo desarrollar en forma clara, precisa y hasta con dosis de humor para explicar la manera en la que se expresan las nuevas formas del discurso mediático de la violencia.

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Entre otros puntos describió el modo en el que de la sociedad del espectáculo, hemos pasado al “selfie” (el show de la propia representación) y de ahí al “neo-narcicismo”; en un recorrido que va desde la contemplación, a la exhibición y al voyeurismo.

Finol destacó la forma en que ha ganado terreno la violencia simbólica, que no es otra cosa que “el poder para imponer significaciones e imponerlas como legítimas, disimulando las relaciones de poder”, añadiendo que “es algo muy difícil de percibir”.

También indicó que quienes tiene poder “son dueños de los medios de expresarse públicamente, de existir públicamente”, refiriéndose a la prensa actual, sobre la cual añadió que “de reflejar la realidad, pasó a ser un instrumento que la crea”.

Sobre la violencia dijo que “se materializa y se consume como un espectáculo”, pues “la violencia se ha hecho imagen; la imagen, espectáculo; y el espectáculo se ha convertido en una relación social”. “Todo esto ha llevado a insensibilizarnos con la violencia real” –dijo también-.

Finol señaló que a más de la violencia simbólica , hoy emergen tres nuevos tipos de violencia: la violencia ficcional, la neo-real y la neo-ficcional.

Para finalizar retomó el tema de la prensa alertando sobre el control que se ejerce desde el discurso de la prensa, y, en contraste, la importancia de dar significado y sentido al mundo, y que para ello hay que reinterpretar los sentidos.

Fotos: Vicente Gaibor