El sistema de protección social, uno de los pilares del llamado estado de bienestar francés, estará entre los más golpeados por el plan de ajuste que prevé implementar el gobierno para cumplir sus compromisos con la Unión Europea (UE).

La asistencia a los trabajadores y a la población en general por casos de accidentes, enfermedad, invalidez, maternidad o vejez, fue creada justo después de la liberación del país del fascismo alemán por una resolución que se aprobó el 4 de octubre de 1945.

Sin embargo, en los últimos años debido a la crisis iniciada en 2008 y a los programas de austeridad aplicados en la eurozona, poco a poco algunos beneficios se han ido deteriorando.

El proyecto de Ley de Finanzas o de Presupuesto para 2015, presentado recientemente por el ejecutivo, contempla una reducción del gasto público de 21 mil millones de euros.

En ese plan la partida más castigada es la protección social, con un recorte de nueve mil 600 millones el año entrante y 20 mil en total de aquí a 2017.

Dentro de las disposiciones anunciadas figura contraer a una tercera parte el monto de los subsidios recibidos por los padres a partir del segundo hijo.

También disminuirán el tiempo de baja por maternidad y las ayudas a quienes empleen una niñera para mantener su puesto laboral.

Para Olivier Thévenon, corresponsable del Instituto Nacional de Estudios Demográficos, con la combinación de estas medidas existe el riesgo de reforzar los problemas de conciliación entre la vida profesional y la familiar.

Ello provocará, asimismo, un efecto negativo en la tasa de natalidad, aseguró.

El plan de ajuste del gobierno contempla, además, un recorte de tres mil 200 millones de euros a las coberturas sanitarias del Estado, y la congelación de las pensiones.

Junto a las restricciones en la protección social, también se reducirán los gastos del funcionamiento del Estado y los presupuestos de las comunas.

Estas medidas provocaron diversas críticas, sobre todo de los sindicatos y partidos políticos de izquierda.

La Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos deploró el golpe a los hogares, mientras que la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos calificó como dolorosas estas disposiciones.

Para el Partido Comunista Francés las nuevas políticas de austeridad adoptadas por el gobierno tendrán un impacto negativo, sobre todo en las mujeres.

Al referirse al tema, el presidente Francois Hollande declaró que hacer economías causa consecuencias porque “no hay plan de ahorros sin dolor”.

Hollande justificó el programa de ajuste por la necesidad de parar el incremento de la deuda, que ya alcanza al 95,6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y controlar el déficit fiscal.

Entre las razones que llevaron al mandatario al Palacio del Elíseo estaba su promesa de renegociar el tratado europeo de austeridad impulsado por su antecesor, Nicolás Sarkozy (2007-2012), y la canciller federal alemana, Ángela Merkel.

Pero, una vez en el cargo, Hollande acató y ratificó ese pacto y aplicó severas restricciones al gasto público.

Sin embargo, pese a los recortes París no podrá cumplir sus compromisos de reducir el desequilibrio en sus cuentas al tres por ciento del PIB en 2015 y tendrá que pedir una nueva prórroga de dos años a Bruselas.

Ello se debe sobre todo al débil crecimiento de la economía, que permanece prácticamente estancada y este año, según las previsiones oficiales, apenas crecerá en cuatro décimas de punto, en lugar del uno por ciento estimado inicialmente.

A pesar de esta realidad, el gobierno apuesta por el llamado Pacto de Responsabilidad, el cual prevé exonerar a las empresas del pago de impuestos por una suma de 30 mil millones de euros, a cambio de generar puestos de trabajo e invertir más en el país.

En la actualidad el desempleo afecta a más de tres millones 413 mil personas en edad laboral, pero si se agrega a quienes tienen un contrato a tiempo parcial o salario reducido, el total rebasa los cinco millones, algo inédito en el país.

Para compensar la cifra millonaria que las compañías dejarán de pagar, el Estado aplica la política más restrictiva desde el fin de la II Guerra Mundial, con la que muchos sectores se ven impactados, entre ellos la seguridad social.

“Se trata de una inversión de las prioridades”, advierte el editorialista Maurice Ulrich, y señala que la salud de todos será afectada para contribuir a las riquezas de las empresas y sus accionistas.

Para el analista Christophe Bonnefoy, el recorte a la protección social significa un contrasentido y representa un serio golpe al equilibrio de la célula familiar.

Por Carmen Esquivel