“La primera virtud del conocimiento es la capacidad de afrontar aquello que no es evidente”
Jacques Lacan

La reunión lacano-americana de psicoanálisis se realizó en Buenos Aires desde el 30 de octubre al 2 de noviembre de 2013. El lugar de encuentro fue en el Palais Rouge. Mil psicoanalistas lacanianos de diferentes latitudes, Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Francia, España y Austria, compartieron sus trabajos a través de quinientas conferencias. De esta manera, el intercambio fue enriquecedor, además de permitir la creación de vínculos entre los participantes.

“Los lacanianos se inspiran en la enseñanza de Freud y de Lacan”, nos dice el psicoanalista franco-chileno Eric Moreau, quien estuvo presente durante todo el encuentro. No se siguió un programa preestablecido, ni hubo una selección de lecturas de trabajos ni de su publicación posterior. Cada uno fue representante de su propio trabajo. La apuesta por este encuentro se renueva cada dos años, y el próximo tendrá lugar en Montevideo en 2015.

Moureau nos explica que “el psicoanálisis propone una alternativa al tratamiendo psiquiátrico dentro del dominio de la salud mental”. Ellos se apartan radicalmente del modelo médico y su fundador, Sigmund Freud, ha tenido el valor de cuestionar su conocimiento médico produciendo de esta manera una grieta dentro del conocimiento de la neurología y abriendo así un nuevo campo clínico en lo que concierne al tratamiendo psíquico. El discurso médico se caracteriza por una relación de dominación-sumisión y requiere del mandato del médico, así como del silencio del paciente. Aquello que pueda decir el paciente, lo que pueda pensar y decir de su enfermedad no tiene validez, porque la enfermedad descansa sobre un sistema semiológico cerrado, constituido por signos encadenados unos con otros, y que son requeridos para realizar el diagnóstico.

“Una conclusión importante”, dice Moreau “se deduce de la práctica psicoanalítica en cuanto a reconocer que el sufrimiento psíquico no es una enfermedad. Los trastornos de ansiedad, fobias, obsesiones, somatizaciones conversivas, la depresión, la esquizofrenia, no son enfermedades. Porque, si bien la causa puede ser psíquica, no se es consciente de ello. Nuestra memoria se inscribe dentro de marcos infantiles muy tempranos que se conservan siempre dentro del campo del inconsciente. Ningún síntoma psicopatológico que responda a la condición de ser un retorno del inconsciente, es un signo de enfermedad. Los síntomas son mensajes simbólicos de nuestras experiencias infantiles: de traumas, deseos, angustias, de placeres sexuales reprimidos. Es por ello que el inconsciente es sexual. El tratamiento psicoanalítico aspira a revelar nuestro ignorado conocimiento inconsciente para darle otro significado a nuestra identidad. El efecto terapéutico surgira por añadidura”.

El oido de Freud se daba a basto solo escuchando las reflexiones del paciente. Este escuchar en silencio provoca una ruptura en la relación paciente-médico revelando así un nuevo discurso social que está en vías de surgir.
Es como si la voz del sujeto dijera : “Yo que hablo como sujeto, te pido que me dejes hablar y me escuches, sin importar que llegues a comprenderme. Estoy buscando un lugar en el que pueda hablar de mí mismo, porque nadie me escucha. Tú eres el único que me lo permite. Por consiguiente, debes escucharme en silencio.” El analista le responde: dime todo aquello que te venga de tu interior, sin hacer selección alguna de tus pensamientos ni cesurarlos por motivos morales o intelectuales, porque puedes de esa manera descubrir un conocimiento que ignoras, pero que te conducirá a espresar la verdad. Por mi parte como analista, voy a ignorar mis conocimientos académicos para que tu verdad pueda ser expresada con tus propias palabras, aunque sea dicha a medias.

El mundo de Jacques Lacan nos invita a hacer un viaje que nos ayuda a pensar en nosotros mismos, como lo hicieron los grandes pensadores del siglo XX. Hablar de Lacan, es hablar de Francia y su cultura. Fue alguien que en su época se atrevió a cambiar las propuestas y las ideas preestablecidas. Él incorporó conocimientos como la lingüística, las matemáticas y la filosofía. Él discutió con los representantes de la cultura en Francia y en Europa. Él formó parte del corazón de la cultura francesa del siglo XX.

Nacido en 1902, vivió las dos grandes guerras mundiales. Murió en 1981. Dio charlas y seminarios académicos a los que sus discípulos no dejaron de asistir. Como nos cuenta Moreau a propósito de la reunión lacano-americana en el Palais Rouge, Lacan no utilizó nunca programas preestablecidos.

Él hizo de su enseñanza un arte, él enseñaba con la palabra y la acción. Él nos explica el recorrido por el inconsciente, y nos habla del lenguaje como una estructuración propia del inconsciente, el sentido de habitar el interior del lenguaje y la construcción de la subjetividad. Él reinterpreta el psicoanálisis, y para sus lectores y adeptos formados en su pensamiento se traduce en una complicidad digna de la relación de un maestro con sus discípulos.