Adonis, nombre artístico de Ali Ahmed Saïd Esber, nos propone algunas consideraciones sobre la tragedia que vive hoy su país, Siria.

Una verdadera revolución en el mundo árabe, a su parecer, puede tener posibilidad de éxito solamente si se sostiene en una “base laica”.

Este poeta y traductor, “uno de los más grandes poetas árabes vivientes”, nació el 1ro de enero de 1930 en Qassabin, Siria. Hijo de una familia modesta, a los diecisiete años publica una poesía inspirado en el dios fenicio Adón, símbolo del renacimiento de la naturaleza, y al cual debe su seudónimo. Se le ha otorgado numerosos premios literarios en Francia, Italia, Turquía y Líbano. El decano de los poetas árabes con ochentaicuatro años, luego de 70 años de publicaciones, sigue su camino por la vía de la rebelión. Estando en exilio durante treinta años, enseña en La Sorbona y es también miembro de la UNESCO.

Pressenza: Adonis, los poetas casi siempre cantan por la paz. ¿Cómo puede cantarse por la paz en su país?

Adonis: Se continúa cantando por la paz. Es preciso cantar por la paz perennemente. La poesía por sí misma quiere decir paz. No debe ser un instrumento, un medio para lanzar un mensaje. En ningún caso. La poesía no predica. La poesía canta, así como una flor canta su perfume. Es como el amor. Es el canto de la vida, del corazón, del cuerpo.

P.: En su discurso en Ginebra, con ocasión de la Conferencia Internacional sobre Siria democrática que se realizó en enero de este año, usted ha dado énfasis en la necesidad de la coherencia tras los fines y los medios. ¿Puede explicarnos mejor este concepto?

A.: No se puede, en nombre del amor, hacerse de enemigos. Así, si hay un fin humano, el modo para obtenerlo, para llegar a esa conclusión, debe ser humano. No puede haber separación entre los objetivos y los medios. La política, los intereses, la potencia económica: éstas son las que han creado esta deformación. ¡Jamás un fin puede justificar la violencia!

P.: ¿De qué manera espera usted que se solucione el tema sirio?

A.: Critico abiertamente el sistema religioso islámico, absolutamente fosilizado, que se ha impuesto por todas partes. No hay ningún reconocimiento de la diversidad.

En una sociedad basada en la discriminación, en la que la política y la religión están fundamentalmente ligadas, ¿cómo se puede progresar? Es exactamente lo opuesto a la revolución. Se está subvirtiendo completamente el tema mismo de la revolución. Los así llamados revolucionarios están orgánicamente ligados a la política exterior. Se hace necesario un sistema laico. Es de una revolución laica, no violenta, que el país está necesitado.

Entonces, los nuevos horizontes se abrirán y la vida humana será el centro de todo. El ser humano recuperará así la propia libertad. Aquello que se está viviendo ahí es una revolución antirrevolucionaria. Oposición y régimen, todos en el mismo barco.

El Islam excluye, no reconoce nada que se le oponga. No habrán, jamás habrán derechos humanos en Siria hasta que haya una separación entre la religión y el estado. Hoy, en Siria, un cristiano obviamente no puede estar en el gobierno. Tampoco tiene los mismos derechos que un musulmán. ¿Es eso normal?

Es una sociedad inconcebible. Toda idea de tolerancia es hoy descartada. Es un país que ni siquiera tiene una constitución. Aquello que se está discutiendo hoy es la exclusión de un pueblo entero.

Y Francia da garantías. ¡Y los Estados Unidos los apoyan! ¡Pero cómo puede concebirse que un país haga alianzas con un país como Siria que ni siquiera tiene una constitución! La memoria religiosa…

El conflicto entre árabes y judíos… Vivimos esta amalgama de muchos pueblos. No existe ninguna lógica ni ética alguna.

P.: Adonis, para terminar, ¿qué quiere decirle a todos aquellos que nos leen?

A.: De una manera inquebrantable, tenemos necesidad los unos de los otros. Absolutamente. Yo debo cuidar al otro. Esto es fundamental. Los demás están antes que yo. Debemos vivir en este tipo de atmósfera. Y se debe, además, estar muy alerta: percibir cómo la mentira está por todas partes, cómo se introduce, cómo nos sumerge. Nuestra vida cotidiana es también nuestra cultura.

Es necesario prestar atención a todas las ideas que circulan, estar despiertos, estar atentos… Soy optimista respecto al largo plazo. El ser humano es increíble. Pero el momento que vivimos hoy es difícil. Muy difícil. No tengo ningún mensaje que transmitir. Solo quisiera que todos miraran en lo más profundo de sí mismos, porque ahí está la propia verdad.

¿No se ha dicho acaso: “Yo camino por mi interior y hacia todo aquello que viene”?