Por Agustín Pineau

Durante esta última semana, luego de superar la progresiva corrida cambiaria iniciada en agosto de 2013, previo a las elecciones legislativas, el equipo económico ha logrado estabilizar el tipo de cambio y obtuvo la convalidación del mismo por parte de los actores del mercado, dando lugar a un nuevo escenario donde se posibilita la recuperación de reservas y accionar  políticas de contención de la inflación.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA), posdevaluación, forzó la mayor oferta de divisas en el mercado cambiario activando la circular A5536, que hace referencia a la posición en moneda extranjera de las entidades financieras. Esta normativa pone un límite a los bancos en su patrimonio en moneda extranjera, fijando un máximo del 30%. El excedente se estima en 3.900 millones de dólares que deberán volcarse al mercado hasta fines del mes de Abril. Hasta el momento las entidades se han desprendido ya de una cifra cercana a los 1.000 millones dólares.

A partir de la devaluación, y de la certeza de que el tipo de cambio se mantendrá sin variantes por lo menos hasta el mes de mayo (las cotizaciones del dólar futuro así lo confirmarían), las grandes cerealeras reanudaron las liquidaciones de los volúmenes acopiados de la cosecha anterior y hace previsible el flujo normal de liquidaciones de la próxima, lo que posibilitará la continuidad de la recomposición de las reservas monetarias.

Siguiendo la política de preservación de divisas, se pondrá en vigencia a finales de mes el nuevo sistema de financiamiento para los importadores. Se les exigirá a las compañías más grandes del mercado que financien sus operaciones a partir de la utilización de sus propias divisas, solicitando créditos en el exterior o apoyándose en sus casas matrices. Se busca así quitar presión sobre las reservas del BCRA. Se pone foco principalmente en las terminales automotrices, autopartes, en la producción de electrodomésticos y metalúrgicas. Las condicionalidades para remisión de utilidades y las mayores exigencias en materia de reinversiones complementarían el esquema.

Durante la última década, se desarrolló un proceso de distribución del ingreso nacional que llegó a representar una participación de los asalariados en un 45,3% sobre el PBI a finales de 2013. Se le aseguró al empresariado local y extranjero una demanda cierta, segura y sostenida en el tiempo, sin obtener como contraprestación un aumento acorde en los volúmenes de la oferta. Es entonces donde, en la actualidad, se les exige un compromiso real de reinversión, luego haber obtenido niveles de beneficios de características extraordinarias durante un lapso prolongado.

La presentación del Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNu), regulariza la posición de Argentina en relación a las normas y exigencias de los centros financieros internacionales y cumple con las condiciones para proseguir las negociaciones con el Club de Paris. Normalizar la situación en el frente financiero internacional libera y potencia la capacidad de obtención de créditos a tasas blandas orientados a la inversión y reduce los costos de financiamiento en el exterior de las empresas privadas. Todo conduce a paliar las negatividades de la llamada “restricción externa”.

Al día siguiente de la difusión del nuevo indicador,  su aceptación y convalidación unánime generó un movimiento en el mercado que planchó la demanda de dólares, desplazándola hacia  los bonos con Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), ligados a la inflación (Cuasipar, el Discount y el Par). La posesión de estos bonos se encuentra en un 75% en manos de la ANSES, siendo prácticamente deuda interestatal en pesos. Como consecuencia colateral la ANSES valorizó sus tenencias en más del 20%.

La articulación de distintos mecanismos para frenar la sangría en reservas del BCRA es relevante para sostener la estabilidad el tipo de cambio y frenar las expectativas inflacionarias vía dólar, en un escenario donde la devaluación de un 16% en el transcurso de dos días fue trasladada a precios sin mediar ninguna ponderación alguna. Esos mismos precios que ya habían experimentado un incremento importante en los últimos días de 2013 en base a  la disparada del dólar ilegal.

Mientras la ortodoxia económica presiona para que el fenómeno inflacionario sea abordado desde la restricción de la demanda, el gobierno acomete el desafio de iniciar un proceso desde la perspectiva de la oferta enfrentando a los formadores de precios y las grandes cadenas de supermercados. Desde posiciones más moderadas, el informe de Estudio Bein & Asociados proyecta una inflación relacionándola en forma directa a la negociación de paritarias, en corroboración de la premisa monetarista de que el aumento de salarios es generador de inflación, dejando de lado el análisis sobre la conformación de la oferta.

Como sosteníamos ya en Diseño Integral 2013, la cuestión inflacionaria en Argentina deberá abordarse operando sobre volúmenes y formación de precios de la ofertar, que se encuentra monopolizada por las cadenas de supermercadistas, que buscan la obtención de mayores beneficios por ajuste de ganancias vía inflación.