Por: Oleg Yasinsky

Continúa de: http://www.pressenza.com/es/2014/02/el-punto-de-retorno-en-ucrania-primera-parte/

Expongo a continuación un resumen de dos miradas ucranianas, que reflejan bastante bien dos posturas internas predominantes, las que no se identifican con ninguna de las tres o más derechas nacionales. No es una traducción literal, es una síntesis:

 

Periodista ucraniano, Aleksandr Karpets:

 

Aparte de una natural reacción a las acciones dictatoriales del gobierno, esta rebelión irracional fue consecuencia de una incapacidad e imposibilidad de resolver los problemas catastróficos, acumulados en Ucrania después de la desarticulación de la URSS, de una manera racional. Problemas que se agudizaron con la llegada al poder de Yanukovich. Por una parte, la rebelión ha demostrado la debilidad de su régimen y por otra, que los líderes y las masas de esta rebelión no tienen ninguna comprensión racional de lo que pasará después y tampoco saben a qué aspirar en el caso de un eventual triunfo.

 

El principal problema está en las contradicciones que se acumularon en el país durante casi un cuarto de siglo: el saqueo de los bienes nacionales por parte de los nuevos ricos, aparición y fuerte aumento de la injusticia social, una enorme desigualdad económica y política y como consecuencia de todo eso una increíble descomposición moral de toda la sociedad que provocó una total corrupción desde abajo hacia arriba.

 

Este problema no tiene solución ni en una protesta callejera ni dentro de los procedimientos legales del estado, incluyendo todo tipo de negociaciones o “mesas” que pueden servir sólo como válvulas de escape.

 

En primer lugar la solución de este problema es imposible porque el actual estado ucraniano es una organización política de la oligarquía financiera y económica y de la burocracia que representa sus intereses. El objetivo de esta organización es la explotación de otros grupos sociales, manipulando y reprimiéndoles de vez en cuando para mantenerse en el poder. El cambio de los personajes en el gobierno, cumplimiento formal de algunos procedimientos democráticos e incluso cambio de varias leyes dentro de un estado de este tipo no importarán mucho, ya que no cambian la esencia de este modelo.

 

En segundo lugar el cambio es imposible, porque con el inicio de la crisis económica global la situación se empeoró notoriamente. Un relativo bienestar y un boom consumista, gracias al sistema de créditos, en vísperas de la crisis generaron una ilusión de la llegada a un “paraíso capitalista”. La crisis destruyó esta ilusión, volviendo al país a su realidad y sumergiéndolo en la pobreza y el desempleo. Esto, igual que en el resto de Europa, agudizó las contradicciones económicas y sociales. Un empeoramiento rápido de las condiciones económicas de una mayoría absoluta de los ucranianos fue acompañado con un igual de rápido enriquecimiento de los clanes oligárquicos y ciertos personajes.

 

Aparte de todo eso, al poder llegó el grupo más reaccionario de toda la historia de Ucrania independiente, grupo que instaló una dictadura de capitales de origen criminal y que se apoya en la policía y delincuentes comunes, igual que algunos regímenes latinoamericanos del siglo XX. Si el “fundador” del sistema oligárquico criminal el primer presidente de Ucrania independiente Leonid Kuchma comprendía y respetaba la existencia de ciertos límites que no pueden ser traspasados, lo que demostraron los no violentos acontecimientos “naranja”del 2004, los representantes del clan de Yanukovich simplemente no ven estos límites. Kuchma pudo jubilarse políticamente y ahora es conocido como mecenas, vendiendo la imagen de un “generoso abuelito” que ayuda a los niños. Los personajes del actual régimen no pueden dejar el poder, porque entienden, que si lo abandonan les llegará el castigo por lo que hicieron.

 

La construcción de este régimen fascistoide empezó inmediatamente después de la llegada de Yanukovich al poder. Estas son algunas de las etapas: la mal llamada reforma judicial que permitió al régimen tomar el control total sobre la justicia del país, un golpe constitucional en otoño del 2010 que permitió al régimen y a Yanukovich personalmente usurpar todo el poder, obteniendo superfacultades para las cuales nunca fue elegido, luego fue la imposición de un nuevo Código Fiscal, un ataque contra la pequeña y mediana empresa, reprimiendo con fuerza policial sus tímidas protestas. Después el gobierno impuso el Código Laboral explotador y el Código de Vivienda expropiador con el objetivo de recortar al máximo los derechos sociales y laborales de los ciudadanos. Luego comenzó una serie de expropiaciones arbitrarias de dinero y de vivienda a favor del capital oligárquico, que como ya dijimos es la base económica y social del régimen. Un permanente enriquecimiento de los oligarcas incluyendo al clan más cercano al régimen, llamado La Familia, junto a la concentración de los bienes públicos en manos de un grupito de nuevos ricos. Y muchas otras cosas.

 

Antes del 19 de enero de este año las protestas se limitaban a fuertes declaraciones, promesas, amenazas, alegría y cantos en la Plaza de la Independencia de Kiev, que hoy se conoce mediáticamente como Euro-Maidan (maidan es plaza en ucraniano). Los “líderes” estaban preocupados por sus futuros logros electorales. Daba la impresión de que ellos tenían miedo de tomar las decisiones y luego tener que hacerse cargo. La masa repetía las consignas delirantes sobre una “revolución apolítica”. La asamblea popular del 19 de enero, a pocas horas de los enfrentamientos, terminó con un escándalo: frente a la verborrea de los “líderes” la gente abucheó y exigió presentar un plan concreto de acciones y nombrar a un dirigente capaz de encabezar el proceso y hacerse cargo.

 

Se habló mucho de las formas no violentas de protestar, donde lo más fuerte debería ser el paro general. El paro se prometió en reiteradas oortunidades pero nunca se concretó, esto, por la misma incapacidad organizativa e ideológica de los “líderes” “pro-europeos”.

 

Uno de los rasgos más repugnantes del régimen, es el hecho que las fuerzas de orden público empezaron a involucrar masivamente a los delincuentes y al lumpen en la lucha contra los activistas. Los delincuentes, contratados por el gobierno, realizaron varios ataques contra las personas, los bienes públicos y privados para luego acusar de esos hechos a los manifestantes. La delincuencia callejera aumentó muchísimo. Los mismos manifestantes tenían que organizar “guardias populares” para mantener el orden en el centro de la ciudad.

 

La apoteosis de la reacción fue sin duda posterior a la aprobación de la ley que prohíbe todo tipo de protestas ciudadanas, esto fue a partir del 16 de enero. Fue un acto absurdo e ilegal, aprobado en pocos minutos por unanimidad de los diputados obedientes. El mensaje parecía decir lo siguiente: somos una elite, podemos decidir y hacer lo que se nos ocurra y su único deber es obedecer o ir presos.

 

Esta actitud indica una total incapacidad del poder ucraniano de ver la realidad, sobreestimando su capacidad de controlar al país. En estos días varios hablan de una aplicación en Ucrania del escenario ruso-bielorruso, donde toda la protesta se reprime desde sus inicios. Pero no es posible. En Rusia el gobierno tiene una potente base económica, principalmente por la exportación de materia prima, pero no importa; el rating de Putin después de casi 15 años de sus consecutivos gobiernos con estabilidad supera un 50%. En Bielorrusia, a pesar de los problemas, sus empresas industriales y agrícolas funcionan, hay un empleo casi pleno, la salud y la educación siguen gratuitas y estatales, los programas sociales, culturales y deportivos funcionan bastante bien y Lukashenko tiene el apoyo de una gran mayoría de la población.

 

El gobierno actual de Ucrania no tiene fuerzas ni medios comparables con los rusos o bielorrusos. Además, Yanukovich y su grupo no tienen el nivel de aprobación ciudadana que tienen Putin y Lukashenko.

 

Durante mucho tiempo Ucrania, a pesar de la compleja situación económica y política después de la desarticulación de la URSS, se mantuvo con paz ciudadana, a diferencia de casi todos los vecinos del área. Yanukovich y su régimen ya entraron en la historia como los que lograron quebrar esta tradición, llevando el país al borde de una guerra civil.

 

Causa sorpresa y admiración el hecho que en una sociedad que hace poco parecía definitivamente hundida en la corrupción, en la indiferencia y el individualismo, aparecen hoy tantas personas dispuestas a luchar por una idea, llegando hasta las últimas consecuencias. Otro tema, es que los protagonistas de los combates callejeros son nacionalistas radicales, pero justamente ellos parecen reflejar ahora los ánimos de las masas que protestan. ”Durante los choques del 1 de diciembre de 2013, a los ultranacionalistas violentos les llamaban “provocadores”, y ahora nadie se atrevería a criticarles. La causa de este cambio es evidente: el poder pasó un límite, lo que radicalizó a los ciudadanos. Un claro ejemplo son las imágenes del 19 de enero durante los primeros combates en el centro: un señor de edad, casi un viejito de un aspecto claramente “no radical”, parecido a un obrero, levantando un fierro de construcción gritaba: ¡Basta!!! ¡A la mierda! ¡Basta de soportar a la banda! ¡Es una guerra!!!

 

Director de cine ucraniano, Igor Storchak:

 

Todavía no sabemos quienes son los guionistas, pero analizando el drama podemos ver sus diferentes etapas:

 

1. El 28 de noviembre el Presidente de Ucrania Víctor Yanukovich decide postergar la firma del acuerdo de la asociación con la UE por las pérdidas económicas que esto implicaría en la relación económica con Rusia.

 

2. La oposición convoca una protesta en la Plaza de la Independencia. El 30 de noviembre la policía reprime a cientos de manifestantes y desaloja la plaza. En la sociedad hay una molestia y decepción pero no más que eso.

 

3. En la noche del 30 de noviembre, cuando las protestas de los partidarios de la integración de Ucrania a la Comunidad europea perdían sus fuerza, las fuerzas especiales de la policía sorprendentemente atacaron a un grupo de estudiantes, pegándoles salvajemente. La TV muestra las imágenes a todo el país, la oposición inmediatamente hace un llamado al pueblo y al día siguiente, para sorpresa de todos, sale un millón de personas a la calle, en Kiev, una ciudad con 3 millones de habitantes.

 

4. Al día siguiente, 1 de diciembre, un grupo de radicales de habla rusa (una gran mayoría de los activistas hablan ucraniano) ataca con palos y cadenas a un grupo de estudiantes de la escuela militar y policías antimotines. Los atacantes tratan de involucrar en su agresión a los civiles que protestaban pacíficamente. Los policías presencian esta situación más de una hora y media sin recibir órdenes para reprimir y cuando llega la orden, reprimen brutalmente. La mayoría de las víctimas son civiles inocentes y decenas de otros inocentes se van presos. La TV rusa lo filma todo e inmediatamente estas imágenes salen al aire por los canales de la oposición ucraniana. Resultado: el pueblo llega a la Plaza de la Independencia, se instala con carpas y rodea los tribunales de justicia. Las fuerzas policiales ya estaban seguras que todos los manifestantes son extremistas a punto de atacar y los otros ya no dudan que los policías antimotines son unos verdugos sangrientos, tal vez mercenarios rusos disfrazados de policías ucranianos.

 

5. El 11 de diciembre, cuando la tensión baja de a poco, se organizan las “mesas redondas”, llegan muchos emisarios europeos ofreciendo la intermediación y parece que todos están a punto de llegar a un acuerdo, la policía ucraniana sin mayor entusiasmo hace un intento de desalojar la Plaza de la Independencia, con bastante cautela y sin atacar a nadie. En respuesta por toda la ciudad suenan las campanas de las iglesias y la gente a las 2 de la mañana sale de sus casas al la fría noche a defender la Plaza. El transporte público ya no funciona y los taxistas llevan al centro gratis. Al final, el pueblo que ya estaba perdiendo su entusiasmo inicial, de nuevo se anima y construye las barricadas de 3 metros. Los jefes de la policía están molestos porque no recibieron ordenes para reprimir.

 

6: Pasa casi un mes. El Presidente Yanukovich viaja a Moscú y recibe de Putin la promesa de un crédito por 15 mil millones de dólares. Después de las fiestas de Año Nuevo la gente está cansada, en la Plaza se nota cierta desilusión y agotamiento. Y de repente el 16 de enero el parlamento ucraniano, violando todas las normas, aprueba “Leyes de la Dictadura” que prohíben estrictamente todas las manifestaciones públicas. La gente ve estas noticias y no lo puede creer. Todos de nuevo se vuelcan a las plazas y al centro. La oposición política se ve cada vez más pasiva e indecisa. El 19 de enero los mismos jóvenes que fueron antes los provocadores del 1 de diciembre (la misma edad, los mismos lemas y los mismos métodos) atacan absurdamente el día domingo el vacío Palacio de Gobierno y con mucha violencia de nuevo agreden a la policía y a las tropas especiales. La gente agotada por la pasividad de la oposición política cae en la provocación y también participa tirando molotov a los representantes del poder. Empiezan los combates callejeros, el resultado: 40 policías y militares, más cientos de civiles heridos. El gobierno ordena el uso de carros lanza-agua contra la muchedumbre, aunque la temperatura es de 5º C bajo cero. Uno de los líderes de la oposición, el boxeador Vitali Klichko intenta reunirse con el presidente, quien trata de ganar tiempo y no lo recibe. Los odios por lado y lado crecen.

 

7. A partir de este momento en las calles aparecen masivamente los jóvenes deportistas, muchos de ellos con un pasado delictual, contratados por el poder para amedrentar a los manifestantes. Los activistas radicales empiezan a cazarlos, a algunos detenidos los llevan a la Plaza de la Independencia, pegándoles, pero sin salvajismo y mostrándolos a la prensa. El 22 de enero, el Día de la Unión de Ucrania, nuevo feriado del país, los francotiradores desconocidos matan a 5 personas. Todos los disparos fueron hechos por profesionales, directo al corazón o a la cabeza de las víctimas. Los autos sin matrículas empiezan a secuestrar a los activistas y transeúntes casuales, sospechosos de simpatizar con Maidan, a decenas de estas personas las torturan salvajemente, desnudan y botan a la nieve. También queman los autos de muchos activistas. La televisión de oposición (varios canales) muestra a los muertos y la brutalidad policial, en internet circula un video donde todo el país ve como los policías después de torturar, desnudan en la nieve a un activista y luego se toman fotos con él. Matan a un conocido líder social doctor de ciencias…

 

Alguien invisible todavía está muy interesado en dividir y enfrentarnos…

 

Sin estar de acuerdo en todo con estas opiniones, siento que reflejan muy bien el sentir general de la gente que no comparte las pasiones nacionalistas de las nuevas vanguardias ucranianas.

 

Mientras tanto, en Kiev siguen circulando los rumores de todo tipo. Hablan de cientos de secuestrados por organismos de seguridad, cuentan que el gobierno liberó a todos los delincuentes peligrosos. Desde provincia, fuera de horario, a Kiev llegan extraños trenes con jóvenes deportistas contratados por USD 50 diarios, para “ayudar a mantener el orden”. Los desconocidos por la noche matan a un policía de civil. El odio crece y se expande. Grupos de manifestantes ocupan edificios de gobierno regional y nacional. El movimiento rápidamente se expande hacia el sur y al oriente del país, territorios tradicionalmente pro-rusos y pasivos políticamente. Al mismo tiempo, un ex ministro de defensa llama a los ciudadanos a defenderse con armas frente a la violencia policial. Los manifestantes anuncian la fundación de la “Guardia Civil”. Circulan listas oficiales con cientos de presos políticos. Una reciente investigación periodística desmiente como una falsificación el video de los policías que desnudan a un  manifestante, pero todavía no sabemos si es cierto o no este desmentido. Pero otros muertos y torturados con seguridad son reales. La mayoría de los autores de estos crímenes son anónimos y tenemos muchas razones para desconfiar en las “versiones oficiales” de ambos bandos. Tenemos todos los fundamentos para pensar que los grupos económicos que están detrás de la actual crisis están incentivando la división del país y el choque entre sus ciudadanos para luego reemplazar la bestia de Yanukovich por algún otro, más sutil y carismático, pero mucho más parecido a un dictador fascista que el actual presidente.

 

Concluyendo, veo entre los signos más dolorosos del drama ucraniano la expansión de una epidemia galopante de ceguera y sordera total, donde se abre sólo espacio a la intolerancia. Materia prima para una guerra civil.

 

El nombre de mi país Ucrania proviene de dos palabras del eslavo antiguo “u kraia” que significan “en el borde”, lo que reflejaba la ubicación geográfica de sus tierras en el límite suroccidentalde los territorios eslavos. Ahora el nombre de Ucrania vuelve a reflejar su ubicación en la historia actual.