Siguiendo referencias anteriores al artículo de Pressenza sobre el Síndrome de Akhenaton (que explica que muchas veces lo que sigue a la muerte de un reformador entusiasta es un retorno a la etapa anterior, a veces a un estado de las cosas incluso peor) es interesante citar un par de párrafos de la Historia de la Filosofía Occidental de Bertrand Russell relacionados con la figura inspiradora del nuevo Papa, San Francisco de Asís, a la luz de la presentación de Francisco como reformista. Al hacerlo, la intención no es disuadir la reforma o la revolución, sino más bien examinar los elementos necesarios para que la innovación logre persistir en el tiempo.

«En el tema de la santidad, Francisco ha tenido iguales; lo que lo hace único entre los santos es su felicidad espontánea, su amor universal, y sus dotes de poeta. Su bondad parece siempre carente de esfuerzo, como si no tuviera escoria que superar. Él amaba a todos los seres vivos, no sólo como un cristiano o un hombre benevolente, sino también como poeta. Su himno al sol, escrito poco antes de su muerte, casi podría haber sido escrito por Akhenatón, el adorador del sol, y no del todo informado en Cristianismo, aunque no es muy obvio. Sintió el deber hacia los leprosos, por su bien, no para el suyo; a diferencia de la mayoría de los santos cristianos, él estaba más interesado en la felicidad de los demás que en su propia salvación. Nunca mostró ningún sentimiento de superioridad, incluso frente hasta el más humilde o el más malvado. Thomas de Celano dice de él que era más que un santo entre los santos, entre los pecadores, fue uno de ellos.

«Si existiera Satanás, el futuro de la orden fundada por San Francisco le hubiese dado la más exquisita gratificación. El inmediato sucesor del santo como cabeza de la orden, fray Elías, se rodeó de lujo, y permitió un abandono total de la pobreza. El principal trabajo de los franciscanos en los años inmediatamente posteriores a la muerte de su fundador fue como sargentos de reclutamiento en las guerras amargas y sangrientas de güelfos y gibelinos. La Inquisición, fundada siete años después de su muerte, estuvo, en varios países, principalmente a cargo de los franciscanos. Una pequeña minoría, llamada los Espirituales, se mantuvo fiel a su enseñanza, y muchos de ellos fueron quemados por la Inquisición por herejes. Estos hombres sostenían que Cristo y los Apóstoles no poseían ninguna propiedad, ni siquiera la ropa que llevaban; este dictamen fue condenada como herético en 1323 por Juan XXII. El resultado neto de la vida de San Francisco fue crear otra orden más, rica y corrupta, para reforzar la jerarquía, y para facilitar la persecución de todos los que se destacaba por su seriedad moral o libertad de pensamiento. A la vista de sus propios objetivos y carácter, es imposible imaginar cualquier otro resultado más amargamente irónico».

Estoy segura de que las cosas han cambiado mucho desde la Edad Media, pero esto es un cuento con moraleja, no muy diferente al de Akhenaton (casualmente mencionado en uno de los párrafos) a modo de introducción a la cuestión de reforma o revolución.

Una vez que la Obamamanía sucumbió a la realidad del aumento de la actividad militar en la política exterior de Estados Unidos, el aumento del presupuesto de las armas nucleares, el aumento de los asesinatos con aviones no tripulados, Guantánamo permaneciendo abierta, y el papel sin cambios de la economía de Estados Unidos en la arena internacional, el campo estaba listo para otro salvador idealizado a tomar su lugar en las esperanzas y los anhelos de una población mundial que siente todo el peso de un sistema deshumanizante y sin sentido. Llamémoslo Panchomanía, (Pancho como apodo tradicional para los llamados Francisco). Merecidas o no, tal nivel de expectativa y de idealización de una persona, sin importar la cantidad de poder que pueda tener para cambiar las cosas, rara vez coincide con las posibilidades reales de esa persona, ya que normalmente funcionan dentro de estructuras que tienen su propia dinámica. Pero aún cuando la reforma pueda suceder, su calidad de producida desde arriba hará que sea bien, pero pasivamente, recibida por algunos y absolutamente rechazada por los demás, pero a menudo carecerá de la fuerza para prosperar más allá de la propia vida del líder carismático.

El verdadero y perdurable cambio es una función de las transformaciones que se producen en las mentes y los corazones de los pueblos, que se refleja, sin duda, en la elección de sus dirigentes. Aquellos que tratan de promover una revolución no violenta, tanto personal como social, se preocupan por la difusión de herramientas para la gente, todo el mundo, para desarrollar su propia referencia interna. El poder tiende a concentrar el poder. El dinero tiende a concentrar dinero. Ninguno de ellos es la herramienta correcta para la creación de una sociedad con igualdad de derechos e igualdad de oportunidades para todos, una sociedad humanizada. Sólo la reflexión sobre las propias acciones, la coherencia, la paz interior y la solidaridad hacia los demás, tratándolos de la manera que nos gustaría ser tratados, abrirá el futuro a un nuevo tipo de existencia humana.

A los medios de comunicación les gustan mucho las ‘manías’, el furor casi mesiánico que acompaña el descubrimiento de otro ídolo hace que al igual que cuando nos enamoramos y hacemos una proyección masiva sobre la persona amada de una imagen completa de nuestra pareja ideal, sólo para descubrir más tarde que no era lo que pensamos, con la sensación de estar decepcionado por la otra persona, también nos ‘enamoramos’ del nuevo ídolo debido a la propaganda de celebridad de los medios de comunicación, muy conscientes de los deseos y esperanzas de la población. Ya deberían saberlos, ellos los pusieron allí. Y los proyectamos en este nuevo ídolo, no conociendo los contenidos de nuestra propia conciencia!

Los líderes pueden ser fuente de inspiración, y sin embargo, el momento de inspiración necesaria para un cambio profundo y duradero en todas las estructuras y en todas las personas, requiere el contacto con una fuente de inspiración mucho más personal, la llama sagrada que arde en lo profundo de la conciencia humana, pero oscurecida y silenciada por el ruido de la lucha cotidiana y las obligadas expectativas materiales. Despierta y se hace oír a veces y luego una edad de oro lleva a un grupo humano en un salto hacia una existencia más plena, sólo para decaer y dar paso a la siguiente inspiración, la próxima civilización.

Pero algo ha cambiado ahora, vivimos en un mundo interconectado y nadie está fuera del alcance del dolor y el sufrimiento de las víctimas de la violencia generalizada, en todas sus formas, ni de la ola de inspiración emergentes, difundiéndose, expandiendo, con la esperanza de llegar a tiempo para dar a luz a la Nación Humana Universal antes que la Nueva Edad Oscura del espíritu se pueda establecer. Desde una visión simplista podría sonar como la vieja batalla alegórica entre el Bien y el Mal, pero más útil para el proceso de despertar a una existencia verdaderamente humana, es ver que estamos aquí en presencia de una elección entre una vida mecánica, como reacción a la la historia humana y la nuestra propia, así como a condiciones externas, o una vida intencional, guiada por utopías, ideales, sueños y todas esas metas que pueden parecer inalcanzables desde donde estamos pero que establecen la dirección de nuestra acción hacia el solo sospechado y maravilloso sentido.