Esta mañana y en una lectura más extensa de lo que se esperaba, la Corte Internacional de Justicia de La Haya dio a conocer la resolución del fallo que atendía el conflicto de límites marítimos entre Perú y Chile. El ambiente no corona a nadie y más bien la sensación instantánea ha sido de un todos ganan y todos pierden, explicado en la mantención de la tesis chilena respecto al Hito 1 como punto de partida de la frontera y el quiebre de la misma en las 80 millas y no en las 200 como afirmaba nuestro país. Más allá del veredicto, horas antes organizaciones ciudadanas tanto chilenas como peruanas ya se reunían en actos por la paz y la justicia del cono Sur.

Mientras en Holanda se daba lectura a un extenso fallo de La Haya, en Santiago 133 claveles rojos fueron lanzados al cielo en símbolo de superación de “133 años perdidos para la paz” entre Perú y Chile. El acto es uno de los tantos que se han venido realizando estos días con el objetivo de quebrar la idea de las rivalidades entre los pueblos hermanos, y más bien demostrar una unidad en una misma lucha por la justicia social. Las organizaciones ciudadanas de nuestro país en conjunto con la comunidad peruana residente en Chile han enviado el mensaje de “aprovechar la expectación generada ante el Fallo de la Haya como una oportunidad para resolver de una vez por todas nuestros conflictos limítrofes con Perú, de manera de asegurar la Paz”.

La “Vigilia por la paz y la justicia social para los pueblos del cono sur de Latinoamérica”, fue quizás el acto más emblemático de estas organizaciones. Con un escenario improvisado en plena Plaza Italia más de 200 personas cantaron y bailaron en un encuentro artístico cultural donde un conjunto de artistas aunó sus voces para recordarle al Estado que aquí el problema no está con los países vecinos sino en la misma faja de tierra larga y angosta. “Tenemos ahora una oligarquía tratando de instaurar el discurso de la guerra y del peligro externo para desviar la atención sobre nuestros problemas reales. El enemigo no está en Perú, no está en Bolivia y no está en Argentina, está en nuestro territorio con los cuatro millones de chilenos que viven en guetos miserables, en el pueblo que cree cada día menos en la política, en los 15 mil niños de Sename secuestrados en hogares del peor nivel, en los millones de chilenos sin acceso a la salud, a la vivienda y a la educación”, sentencia Rodrigo Paz, presidente de la Corporación Sofini y uno de los organizadores del evento.

Por su parte, Rodolfo Noriega, presidente del Comité de Refugiados de Perú, dirigió sus palabras a todos quienes han intentado aprovecharse de estas instancias anunciándoles que no lograrán hacer un circo con todo esto, “estoy orgulloso de estar en Chile y agradecido del generoso pueblo chileno. La prensa pregunta, ¿usted tiene temor?, ¿qué van a hacer ustedes mañana?, ¿van a convocar a  agente para celebrar el fallo de La Haya?, pues les digo, no nos prestamos para ningún circo, no vamos a hacer ningún show, no le vamos a hacer eco a los García, a los Humala ni a los Piñera, que se peleen ellos, nosotros vamos a seguir peleando, pero vamos a seguir peleando para erradicar la injusticia del mundo para que ya la frontera de la indiferencia y de la intolerancia la borremos por siempre”.

Tanto en Chile como en Perú se han realizados numerosos actos por la paz y la justicia, haciendo muestra de que esta disputa no recae más allá que entre enfrentamientos de poder y orgullo de ambos países, cuyos pueblos hoy luchan unidos por la hermandad del cono Sur.

Por María Jesús Ibáñez Canelo