Personas de extrema derecha usan acreditaciones falsas para acceder a los espacios reservados para periodistas. Así logran información sobre quienes reportan sobre sus actividades y pueden después intimidarlos.

La policía alemana separa estrictamente a los neonazis que se infiltran en manifestaciones de protesta que tienen lugar en las calles. Pero, cada vez más, los neonazis se las ingenian para traspasar barreras. No lo hacen mediante la violencia, sino con solo mostrar una credencial de periodista. Los ultraderechistas logran así entrar en las zonas de anti-nazis y comunicadores, con el fin de recoger informaciones personales. Los graban, los fotografían, y después los amenazan.

“Este abuso de la credencial de periodista aumentó en el último año”, dice a DW el periodista Felix M. Steiner, reportero de la radio y la televisión “Norddeutschen Rundfunk” (NDR) y de la página virtual “Störungsmelder», así como bloguero de ”Watchblog Publikative.org”. Su especialidad es el extremismo de derecha.

Steiner se queja de los crecientes “insultos, amenazas y ataques físicos” contra los periodistas durante las manifestaciones de neonazis. Todo porque los radicales logran acceder a los espacios designados para comunicadores.

Peridistas en la picota digital

Un periodista registra con su tableta objetos confiscados a neonazis en Múnich. Un periodista registra con su tableta objetos confiscados a neonazis en Múnich.

Con la ayuda de fotografías y videos tomados durante manifestaciones, los neonazis buscan datos personales de reporteros y personas que luchan contra los neonazis: sus nombres, direcciones, etc. Después publican esta información con todo lujo de detalles en páginas virtuales de ultraderecha.

La presencia de neonazis que se hacen pasar por reporteros en lugares reservados para auténticos periodistas está impidiendo el trabajo de prensa, así como la libre información sobre sus actividades, que son, a menudo, anticonstitucionales. Steiner explica que estas suplantaciones ilegales están llegando hasta los juzgados, donde tienen lugar procesos contra los radicales. En ocasiones, los neonazis impiden no solo la toma de imágenes ensuciando las lentes de los reporteros, sino que utilizan su disfráz para acceder a información más delicada, como las estrategias de la policía para contrarrestar sus acciones.

Los ultraderechistas alemanes tratan de afianzar su propia plataforma informativa, que nada tiene que ver con los medios profesionales, ya que transmite solo los puntos de vista neonazis. Esto ya lo hacen en diversas bitácoras, redes sociales y periódicos regionales gratuitos.

“Así, el ciudadano se entera de los hechos regionales y nacionales, gracias a un supuesto periódico gratuito, que no tiene aspecto de panfleto, pero sí el mensaje de los neonazis”, denuncia Felix Steiner. De esta forma, el Partido Nacionalista Alemán (NPD) ha logrado arraigarse en algunas regiones de Alemania, sobre todo en el Este.

Cualquiera puede hacerse pasar por periodista

La ONG exit ofrece a los neonazis la oportunidad de abandonar dichos grupos antidemocráticos.

La ONG «exit» ofrece a los neonazis la oportunidad de abandonar dichos grupos antidemocráticos.

“Debido a que ni el oficio de periodista ni la credencial gozan de exclusividad en Alemania, cualquiera puede hacerse pasar por uno y obtener una tarjeta profesional expedida por un medio no serio”, advierte el vocero de la Asociación Alemana de Periodistas (DJV, por sus siglas en alemán), Hendrik Zörner, quien revela que los casos han aumentado. En Alemania, por lo general, son los grandes medios, asociaciones y sindicatos de periodistas los que emiten las credenciales.

Puede suceder que, ante la sistemática presencia de neonazis en espacios para periodistas, sean los “auténticos” comunicadores los expulsados por la policía de sus sitios de reportería, por falsas acusaciones de supuestos periodistas neonazis.

Ante los obstáculos surgidos por la acción de los “periodistas neonazis”, los gremios de informadores en Alemania han propuesto volver a introducir una credencial nacional, cuyo uso sea restringido a quienes ejerzan la comunicación como principal medio de vida.