Por Edwin Murcia.- 

El Partido del Tomate surgió de la ola de indignación mundial: un movimiento que decide participar en política para devolver la democracia a los ciudadanos.
Esta decisión — que ha sido descartada por la mayoría de movimientos de indignados— despierta suspicacia y escepticismo en algunos: el prejuicio de que nadie puede hacer política sin contagiarse de los vicios y la mezquindad del poder está muy arraigado, incluso entre los propios inconformes que quieren cambiar las cosas.
Sin embargo, ellos comparten los valores que fundamentan la democracia, como decir:

• Igualdad ciudadana a la hora tomar decisiones colectivas en bien de la justicia y el bienestar general.
• La democracia es un sistema de gobierno, que si bien presenta fallas, puede mejorarse mediante las decisiones colectivas pertinentes.

Su propuesta consiste en cambiar radicalmente el rol de los políticos y de los ciudadanos.
Quieren que el político deje de ser un agente que ofrece ideas, propuestas y soluciones a ciudadanos que simplemente pueden aceptarlas o rechazarlas, mediante su voto anónimo.

La ciudadanía actual reclama más interacción y más participación.  Pensando en esto, ven conveniente que la política se apoye en los desarrollos tecnológicos y utilice plataformas virtuales especializadas donde los ciudadanos puedan informarse, expresarse, opinar, debatir, proponer, hacer veeduría e incluso ser consultados cuando vaya a tomarse una decisión.

El Partido del Tomate pondrá en operación la plataforma que ha llamado Democracia 2.0. Y que implicará que las decisiones de los representantes en las instituciones públicas sean siempre contrastadas y alineadas con las posiciones de los representados.

El rol de los políticos bajo este modelo — que reduce su poder — sigue siendo muy importante: deben interpretar las ideas de sus representados, analizar sus propuestas y ser capaces de acercar los temas políticos a la gente para que puedan comprenderlos, discutirlos y tomar decisiones informadas.

Democracia 2.0 no será una plataforma al servicio exclusivo del Partido del Tomate: sería beneficioso que estuviera al servicio de todos los partidos políticos, hoy controlados por unas minorías que deciden arbitrariamente y que solo apelan a sus miembros para pedirles el voto cada cuatro años.

El Partido del Tomate propone una democracia digital y directa — utilizando Internet —que transforme y profundice el ejercicio de la política, permitiendo que las mayorías se sientan representadas efectivamente, reduciendo el poder de sus representantes y elevando el nivel de transparencia.

Mediante esta plataforma pretenden construir una sociedad basada en el conocimiento, el arte y la cultura, que dé prioridad a la defensa del medio ambiente y a la educación bajo un enfoque de equidad. Su pilar fundamental será la formación de ciudadanos libres y felices.