Este lunes venció  el plazo de inscripción de candidaturas presidenciales. Finalmente quiénes están en contra del duopolio inscribieron a  Alfredo Sfeir,  representando al Partido Ecologista, Roxana Miranda del Partido Igualdad, Marcos Enríquez al PRO y Marcel Claude  inscrito por el Partido Humanista en representación del Movimiento Tod@s a la Moneda.

De todas estas candidaturas, indudablemente y por muy lejos, quien logró articular el abanico de apoyo más amplio y diverso fue  Marcel Claude, cuya propuesta programática incluye transformaciones tan profundas que perfectamente  puede considerárselo como un programa de ruptura con el actual modelo.

Plantear la Asamblea Constituyente, la renacionalización de los recursos naturales y el fin de las AFP, es cuestionar las bases que sustentan el modelo creado por la Dictadura y administrado, recauchado y profundizado por la Concertación, ahora llamada Nueva Mayoría.

Eso es lo potente de la candidatura de Marcel Claude: plantearse con claridad y sin medias tintas acerca de lo que necesita nuestro país y, simultáneamente, articular una amplia y diversa base de sustentación política y social.

En lo Social, con los apoyos de importantes organizaciones estudiantiles como son  Nueva Izquierda Universitaria y, sobre todo, la Unión Nacional Estudiantil que preside la mayor parte de las federaciones universitarias del país; el apoyo de destacados e históricos dirigentes sindicales como Luis Mesina de la Confederación Bancaria y Mario Aguilar del Colegio de Profesores; incansables dirigentes de DDHH como Owana Madera; perseguidos dirigentes sociales como Rodrigo Mondaca, del Movimiento de Defensa del Agua (Modatina) querellado  por el ex ministro Pérez Yoma;  o gravitantes figuras intelectuales y políticas del peso de Tomás Moulián y Tomás Hirsch; y emblemáticas figuras de la cultura como Florcita Motuda, Joe Vasconcelos, Pancho Villa, Mauricio Redolés y Tita Parra.

En lo político, con importantes y consecuentes orgánicas provenientes del mundo comunista como el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez, Unidad y Comités comunistas; novedosas  organizaciones provenientes de la libertad digital y el software libre como es el Partido Pirata, que dan cuenta de emergentes y nuevas expresiones políticas; orgánicas que definitivamente rompieron con la Concertación como son la Izquierda Cristiana Histórica y el Maiz; incipientes expresiones políticas provenientes de la Nación Mapuche como es el Partido Wallmapuwen;  desprendimientos generacionales provenientes del socialismo auténtico y no neoliberal como es Izquierda Unida,  que aglutina a los jóvenes socialistas que en el pasado estuvieron tras la candidatura de Jorge Arrate, junto a jóvenes dirigentes que rompieron con el MAS del Senador Navarro cuando éste corrió de vuelta a la faldas de la Concertación;  y, por cierto, el partido que ha puesto al servicio de este proyecto toda la legalidad necesaria, construida y mantenida porfiadamente por más de 20 años de  trabajo para la construcción de alternativa, como es el Partido Humanista.

Todo lo anterior,  sin olvidarnos de los numerosos colectivos y agrupaciones de base presentes en las comunas y los miles de independientes  que  se suman día a día.

Pero, hay que reconocerlo, aquí no estamos todos los que deberíamos estar. En algunos casos por cuestiones meramente circunstanciales, fácilmente superables pasados los entusiasmos electorales; en otros casos,  por cuestiones de desconfianzas acumuladas en todo este tiempo de derrotas y que se  deberán trabajar generosamente para superarlas;  en otros tantos, por opciones de tácticas electorales que deberán revisar en el futuro a la luz de sus resultados  y, por último, aquellos que por definiciones estratégicas han optado por transformarse en fuerzas auxiliares de la Concertación y los símbolos para fundamentar el intento marketero de cambio de imagen corporativa, desde la Concertación y Cía.  Ltda.  a la  Nueva Mayoría S.A..

Para quiénes vemos las contiendas electorales como un medio político o una forma más de lucha y que sabemos que no basta con cambiar un presidente, se hace muy importante asumir de la mejor manera los desafíos que vienen.

Y uno de estos desafíos, sin lugar a dudas, es definir con precisión quiénes son nuestros verdaderos adversarios. La prensa intentará mostrar a las candidaturas alternativas peleando entre sí, en un cuadro que se parezca mucho a una pelea de quiltros pulgosos,  y así poder difundir con  claridad la disputa entre Bachelet y  Matthei,   como la verdadera y única pelea de perros grandes.

Por ejemplo, con aquellas candidaturas parlamentarias provenientes del movimiento social con quiénes no fue posible llegar a acuerdos pero que se han planteado confrontacionales al duopolio, como son las candidaturas de los ex dirigentes estudiantiles Francisco  Figueroa y Gabriel Boric, junto a las de dirigentes sociales como Claudia Torres en Aysén, habrá que construir confianzas y tender puentes,  esto pues son muy valiosos sus intentos de construcción actual como fueron valiosos  sus aportes al Movimiento estudiantil y social en el pasado reciente.

Lo mismo sucede con la candidatura presidencial de Roxana Miranda y la lista parlamentaria del Partido Igualdad: más allá de las diferencias circunstanciales y electorales, el proyecto igualitario es muy valioso y es necesario que se proyecte en el tiempo.

Situación parecida es la de la candidatura de Alfredo Sfeir,  proveniente del Partido Ecologista. Su introducción de la variable espiritual a la política ya lo transforma en un valioso aporte para las construcciones futuras, sin olvidar todas las luchas que el  movimiento ambiental ha dado el último tiempo.

Incluso con Revolución Democrática y su líder Giorgio Jackson, aunque muy equivocados al intentar construir hacia la Concertación y dar señales de apoyo a Bachelet en 2da. vuelta, se hace necesario un diálogo político, sin demonizaciones ni adjetivaciones que en nada contribuyen.

Situación similar a la de Marco Enríquez, quien ha mostrado señales que tienden más bien a un proyecto de reformismo socialdemócrata más que de ruptura de modelo,  pero nadie sabe a priori las evoluciones que puede haber en el futuro.

No estoy diciendo que no haya que marcar diferencias,  sino que tales diferenciaciones deben ser marcadas desde lo político-programático y sin caer en la chimuchina personal  que tanto les gusta cubrir a los medios.

Tampoco se trata de caer en la insipidez de un “estadista” ni en un deslavado  “espíritu republicano” sino que se trata de hablar fuerte, claro y golpeado para denunciar a nuestros  verdaderos adversarios: los dueños de este gran Mall llamado $hile, es decir, al poder económico de  los Luksic, Angelini, Paulman y Cía., y – por cierto-   sus representantes políticos como son la Alianza y la Concertación.

Pero tampoco se debe caer en la trampa de enredarse en disputas con aquellos accionistas minoritarios recientemente incorporados a la Nueva Mayoría S.A., que fueron convocados justamente para erosionar y neutralizar las candidaturas alternativas. Ya llegará el tiempo de hablar de ellos, ya llegará el momento en que tendrán que explicar su actitud obsecuente, justamente cuando se requería hacer exactamente lo contrario.

En  política es muy  importante definir los aliados, pero es mucho más importante definir con precisión quiénes son los verdaderos adversarios.