En una gran cena improvisada con manteles y lonas sobre la principal calle peatonal de Estambul, miles de manifestantes protestaron así contra el gobierno turco.

Sucedió a metros de la plaza Taksim, epicentro de las masivas protestas desde mayo.

Mientras a unas cuadras un camión hidrante y decenas de policías antimotines les seguían de cerca cada movimiento, los manifestantes compartieron tazones de sopa, aceitunas, pan, tomates y kebabs sobre la calle Istiklal, la principal avenida comercial de Estambul, informó la agencia de noticias EFE.

La convocatoria surgió de los «Musulmanes Anticapitalistas», un grupo de orientación religiosa y social, que se unió desde el principio al movimiento de protesta ambientalista, conocido como la red de Solidaridad Taksim y el mismo que lideró las masivas protestas contra un proyecto inmobiliario gubernamental.

El plan del gobierno turco para construir un centro comercial dentro del parque Gezi, adyacente a la plaza Taksim, provocó en mayo una acampada de un grupo de ambientalistas que, tras ser duramente reprimida por la policía, se convirtió en la mayor protesta de las últimas décadas en Turquía.

Coincidiendo con el primer día de Ramadán, el mes sagrado del Islam en el que los musulmanes ayunan todos los días desde el amanecer hasta el atardecer, las autoridades de Estambul volvieron a abrir hoy al público el parque Gezi.

Luego de convertirse en un símbolo unificador para una variopinta oposición, el gobierno turco había cerrado el parque Gezi y había reprimido repetidos intentos de los manifestantes para volver a instalarse allí.

La última represión se registró ayer a la noche.

El gobernador de Estambul había encabezado ese mismo día un festivo acto de reapertura del parque, pero ante la promesa de una nueva convocatoria para marchar de la red de Solidaridad Taksim, el dirigente había decidido volver a cerrarlo, apenas tres horas después de haber abierto sus puertas.

«No es algo que deseábamos hacer, pero tuvimos que cerrar el parque de nuevo porque entraron activistas; hubo gente que ni se sentó en los bancos ni se tumbaba en el césped ni olía las flores, sino que llevaban pancartas y gritaban consignas», explicó más tarde Hüseyin Avni Mutlu, informó EFE.

Para evitar ser reprimidos nuevamente y respetuosos del Ramadán, la consigna de los manifestantes hoy fue romper juntos el primer día de ayuno a sólo unas cuadras del parque Gezi y de la cena organizada por el gobierno de Estambul en la plaza Taksim.

Una de las principales consignas durante las masivas manifestaciones opositoras del mes pasado había sido la denuncia de una creciente islamización del Estado turco, contraria al ideario laico con la que se fundó la República de Turquía.

Sin embargo, la respuesta intransigente del primer ministro Recep Tayyip Erdogan logró unir hoy a musulmanes y no creyentes, y sentarlos sobre un interminable mantel, compuesto de lonas y telas, para compartir la primera cena de Ramadán.

«Vengo aquí para apoyar una iniciativa de fraternidad, de hermandad entre todos», dijo a EFE Hasiba, una de las pocas jóvenes en la cadena humana que llevaba el velo religioso.

«Vengo porque es una cena en la que todos aportamos lo que tenemos y todo lo compartimos, al margen de cualquier institución oficial, sin dinero público y sin patrocinio de empresas», explicó por su parte Yasemin, otra estudiante.

A pocas cuadras de allí, en la plaza de Taksim, cientos de personas cenaban en mesas colocadas por la municipalidad, como parte de un evento organizado por el gobierno y patrocinado por grandes empresas.