Miles de personas volvieron a concentrarse en varias ciudades para protestar de modo pacífico por la suba en el precio del boleto después de que manifestaciones anteriores terminaran en fuertes choques con la policía.

Las nuevas concentraciones se dieron después de que la gobernación de San Pablo -epicentro de las protestas- y los líderes del Movimiento Pase Libre (MPL) acordaran que la quinta protesta contra el aumento sería pacífica y que la policía se mantendría a distancia.

Al término de una reunión, el secretario de Seguridad Pública paulista, Fernando Grella, informó que la policía se comprometió a no usar balas de goma para reprimir la manifestación, mientras que los activistas aceptaron que la marcha sea acompañada por la policía.

En Belo Horizonte, una gran masa de manifestantes bloqueó algunas vías del centro de la ciudad y se dirigió al estadio Mineirão, que acogía el partido de la Copa Confederaciones de fútbol entre Nigeria y Tahití.

Algunos de los manifestantes protestaban también por el gasto de Brasil en la organización de ese torneo, que reúne a las selecciones de España, Italia, Japón, México, Nigeria, Tahití y Uruguay, además del equipo local, y docentes hicieron una caminata para pedir más inversión en educación.

Mientras, en San Pablo y Río de Janeiro miles de personas marcharon con pancartas sin que hubiera ningún enfrentamiento, y en Brasilia la protesta ocupó la vía principal, donde se ubican los ministerios, y se dirigió al Congreso, reseñaron las agencias DPA y ANSA.

Las manifestaciones comenzaron hace una semana impulsadas por el Movimiento Pase Libre, que a través de las redes sociales recibió el apoyo de decenas de ciudades y también de brasileños que residen en otros países.

Durante este fin de semana, las protestas por los aumentos de las tarifas del transporte se extendieron frente a algunos de los estadios en los que se juega la Copa Confederaciones de fútbol, que comenzó este sábado en Brasilia.

Los abusos policiales registrados en la última protesta contra el aumento, cuestionados en medios de todo el mundo, llevaron a las autoridades a alterar los procedimientos de seguridad, descartar el uso de balas de goma, y vetar la actuación de la Tropa de Choque de la Policía Militarizada.

El martes pasado, fue esta fuerza la que, en el centro de San Pablo, reprimió con balas de goma, bombas de gas lacrimógeno y spray de pimienta a los más de 5.000 manifestantes e incluso a transeúntes y periodistas que cubrían el evento.

La acción policial dejó un saldo decenas de heridos, entre ellos 15 periodistas, algunos con impacto de las balas de goma en el rostro, y más de 200 detenidos.

Otra disposición para las marchas de hoy fue que los periodistas que cubrieran el evento usaran chalecos que los identifiquen fácilmente.

Las protestas estallaron después de que la alcaldía decretara un aumento (de tres a 3,20 reales) el precio del transporte urbano, aunque los organizadores reivindican la gratuidad del transporte público.