Nos llegan testimonios de diferentes ciudades de Turquía. Todos son parecidos. Protestas permanentes de la población contra Erdogan y su gobierno y la actuación policial cada día más violenta contra manifestantes de todas las edades, desprotegidos, que únicamente reclaman justicia. Como contrapartida, la solidaridad ciudadana.

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 ”Hoy, 15 de junio del 2013, hemos experimentado nuevamente muy de cerca la incesante violencia de la policía antidisturbios. Alrededor de las 14:30, habíasalido de casa para comprar pan. Ya antes, había escuchado gritos y muchos tiros de gas y helicópteros continuamente pasando por encima de la casa. Cuando bajé, veía grupos de gente mirando todos en la misma dirección. Así que ya sabía que estaba de nuevo pasando algo. Llegando a la avenida, vi hacia la izquierda tanquetas para tirar agua y vehículos panzer y demás rarezas tirando bombas de gas, pero no se veía ninguna protesta, sólo la gente que estaba caminando o sentada en las aceras. Tiraban gas adentro del parque, hacia delante y hacia la izquierda. Vi algunas personas correr. Había restos de barricadas en la calle. Así que supuse que debía haber habido mucha gente antes.

Los vehículos daban vueltas lanzando gases. Me tocó de nuevo tener que respirar esta sustancia tan nociva que no te permite respirar y te quema la nariz y los ojos. La gente en las aceras gritando con indignación a la policía. Casi no había tráfico, solo taxis. Me fui a comprar el pan y dentro el personal estaba preparado con sus máscaras. Todos indignados. Así que me imagino que antes la policía había lanzado mucho gas en la avenida, persiguiendo a la gente.

Mucho más tarde, cuando habíamos ayudado a algunas personas a escapar de la policía, invitándoles a pasar a nuestra casa, nos enteramos que mucha gente había ido a Kizilay para una ceremonia funeraria por una persona que había sido asesinada hace unos días  en ataques violentos en Batikent, otro barrio de Ankara. Y ahí, la policía había prohibido la entrada a la plaza empezando de inmediato a tirar gases y agua. Los manifestantes tenían que retirarse por la gran avenida perseguidos por la policía. Poco a poco, se habían disueltos en pequeños grupos para salvarse de los ataques.

Llegó Kamil a la casa poco después que yo volviera, con la cara rara, y me
dijo que había estado en una nube de gas cuando venía para acá. Afortunadamente no era grave. Se lavó la cara y los ojos y parecía estar mejor. Él también había ido a esta ceremonia funeraria. Se quedó un tiempo en casa pidiéndome que no saliera, que habían policías  y bombas por todas partes. Había mucha gente agrupándose en Batikent, Mamak, Dikmek, Kugul Park y Çankaya para marchar a Kizilay.

Poco tiempo después escuchamos gritos y vimos de improviso una nube densa entrando por las ventanas abiertas. En menos de un segundo la casa estaba llena de gas. Cerramos rápido todas las ventanas pero en la cocina ya no se podía estar. Me quemaban tanto los ojos por los efectos del gas que tuve que utilizar una medicina contra los gases lacrimógenos. Esto me fue bien y, poco a poco, los ojos se calmaron. Estaban completamente rojos. Nos refugiamos en el salón donde se podía respirar un poco mejor. Después de una media hora abrí una ventana para oler el aire y se había diluido bastante el gas. Así que reabrimos todas las ventanas para ventilar la casa y con una toalla intenté “echar” el gas que quedaba en la casa.

Alrededor de las 18:00 horas llegaron Ariman y Hasan y subiendo por las escaleras casi no lograron respirar por todo el gas que estaba todavía en el pasillo. Conversamos de la situación. La gente esta muy choqueada. Yüksel se había ido a ver a su madre y buscar a su hijo.
A las 19:30 horas decidimos salir un poco para ver cómo era la situación afuera. En ese momento parecía todo calmo. Logramos llegar a la calle y ahí vimos grupos de jóvenes y otros viniendo de otras calles.

Hablaban entre ellos y parecía que estaban decidiendo en que dirección ir. De pronto vimos un grupo corriendo hacia nosotros y aparece un cordón policial a nivel de la avenida cerrando la calle. Queremos continuar en la otra dirección pero después de algunos pasos vemos más gente corriendo y algunos indicando a los otros grupos que estaban a nuestro nivel que tenían que irse rápido. Un joven nos dice en inglés que también desde la otra dirección está llegando la policía y que mejor irse del lugar. Así que no nos quedó otra alternativa que volver a la casa a 50 metros de distancia. Llegando al pequeño jardín de nuestro edifico me doy vuelta y veo el cordón policial justamente a la entrada d las escaleras. Hago rápido otra foto y empiezan a gritar. Estaban una mujer con su hija y otro muchacho con nosotros y les decimos de entrar rápido en la casa con nosotros porque ya no tenían por donde escapar. Un cuarto joven había pasado por detrás del edificio y ya estaba donde la puerta de entrada. Entramos rápido en el apartamento.

Las 2 mujeres estaban con los ojos quemados, así que les hemos dado las últimas dos cápsulas que nos quedaban. Ellas quedaron muy agradecidas, también por haberles dado un lugar de refugio. Son gente trabajadora que no pertenecen a ningún partido, y están indignadas de las cosas que Erdogan hace con el país y la gente. Nos contaron que la mayoría de la gente que protesta son gente normal que trabajan durante la semana.

Hicieron una catarsis porque estaban muy aceleradas y necesitaban descargarse. Así nos enteramos también que en los 15 días de protestas la policía ha tirado 6 veces más gases y bombas químicas que en todo Europa en total. Gas que fue importado desde Europa, además. Dijeron que en muchas partes de la ciudad la gente está protestando y que también ahí la policía está atacando con gases.

Estaban continuamente con sus celulares hablando, me imagino pasando y recibiendo informaciones. Después de un tiempo querían salir de nuevo porque sus amigos les estaban buscando. Expresaron su agradecimiento por haberlos dejado entrar. Gente linda, muy normal.

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Más tarde quise salir para ver la situación en Kizilay. Paseando por la avenida en dirección de Kizilay vi todo casi desértico. La mayoría de las tiendas y restaurantes estaban cerrados cuando normalmente estaban abiertos hasta las 22 horas. Por las calles solo circulaban algunos taxis. Las calles laterales totalmente desérticas. Pero se oía por todos lados el rumor de las cacerolas y otro tipo de rumores hecho por la gente desde sus casas. En todo mi paseo hacia Kizilay lo mismo, mucho ruido de cacerolas y demás ruidos.
En algunas calles grupos de gente estaban en la calle con sus cacerolas. Me imagino que esa forma de protesta les da fuerza y sentido de estar unidos los unos con los otros. En Kizilay todo desértico también con muy pocos cafés abiertos y con muy poca gente. Normalmente a esta hora esta zona está llena de gente. Una ciudad casi fantasma.

Mientras estoy escribiendo escucho de nuevo los tiros de bombas de gas. Ya reconocemos, perfectamente, el sonido que hacen. También escucho muchos coches protestando haciendo sonar sus cláxones. La gente no quiere parar y busca modos para continuar su protesta. No creo que la noche sea tranquila. La gente está ya muy enfadada de tanta violencia. Mañana veremos como sigue.

* Los nombres fueron cambiados para evitar riesgos de nuestro cronista y colaboradores *