La presidenta de la nueva Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, es una joven de 29 años quien desde la gobernación de la provincia de Imbabura paso a encabezar las listas de Alianza PAIS como asambleísta nacional y obtuvo la más alta votación en las últimas elecciones. Ella, junto a la primera vicepresidenta, Rossana Alvarado y la segunda vicepresidenta, Marcela Aguinaga, autoridades máximas de la Asamblea Nacional recibieron hoy a las 10 de la mañana al presidente Rafael Correa y al vicepresidente, Jorge Glass, para tomar su juramento como nuevas autoridades del país.

En tono firme y amable, Gabriela se dirigió a todos los asistentes durante una hora en un discurso que partió de recordar la conmemoración de la Batalla del Pichincha, hito histórico de la independencia del Ecuador y que no significó, realmente, la superación de las estructuras injustas que la colonia había instalado. Recordó también al liberal Alfaro quien, cien años después llevó adelante una gesta revolucionaria, frustrada con la muerte de Alfaro en la que se conoce, en la historia del país, como “la hoguera bárbara”.

Hoy estamos viviendo “cambios fundamentales del libreto de la historia de aquel vasallaje que tuvo que vivir nuestro país y América Latina. Cambios que alteren de raíz la anacrónica estructura que nos mantuvo en la más oprobiosa sumisión”. De esta manera definió Rivadeneira el momento histórico que, a partir del 2006 y con la denominada Revolución Ciudadana, vive el Ecuador.

A lo largo de su intervención, Rivadeneria mencionó logros concretos en salud, educación, empleo, reducción de la pobreza extrema y de la pobreza, cifras de erradicación del trabajo infantil, acortamiento de la brecha rentre ricos y pobres pero afirmó que “las causas de la pobreza siguen ahí porque son estructurales, se han gestado en 300 años de colonia, 2 siglos de vida capitalistas y un cuarto de siglo del neoliberalismo”, afirmó.

En contra del dogma del status quo, que nos inmovilizó durante siglos y no shizo creer que no era posible cambiar, a pesar de todas las fuerzas opositoras y los intentos de parar este proceso, está en camino la revolución de la patria, dispuesta a construir la sociedad del Sumak Kawsay, enfatizó la presidenta de la Asamblea Nacional en su intervención.

Insistió en que el camino recién empieza y llamó a la juventud y su fuerza a asumir los procesos de cambio con responsabilidad. Nosotros los jóvenes tenemos la ineludible responsabilidad de sostener por más tiempo la antorcha libertaria y, mientras tanto, será necesario forjar en los niños y niñas el espíritu patriótico que garantice que los ideales del buen vivir no sean “arrebatados por la farsa mediática y la partidocracia agonizante”. Hizo también un llamado a todos los legisladores para que asuman su tarea con total responsabilidad y amplia participación, fortaleciendo “el cordón umbilical” con sus electores y respondiendo a las expectativas del pueblo ecuatoriano, su mandante.

Con un tono cargado de emotividad Rivadeneira afirmó que “Ecuador en un David que interlocuta de igual a igual con cualquier Goliat” y pidió para que el continente “no vuelva nunca más a ser colonia de ningún imperio”

“ Aun somos una utopía, un Macondo, la tierra más hermosa y mágica del mundo. Somos una poesía trágica por los siglos de opresión y esperanzadora por el futuro que viene… Ahora somos amautas, amazonas, gladiadores y no villanos. No vamos a arriar la bandera”, concluyó.