La apertura del diálogo con Irán a partir de la firma de un acuerdo para esclarecer la causa AMIA es una alternativa que Argentina no puede dejar pasar. Se genera de este modo una posibilidad para un proceso judicial que había entrado en vía muerta. Significa, además, una esperanza para la Justicia de nuestro país de enjuiciar a los responsables directos del atentado que sacudió a la sede de la AMIA el 18 de julio 1994, dejando como saldo 85 muertos y cientos de heridos. Es así que el Gobierno Nacional ha tomado una vía política que posibilita construir un escenario donde las pautas mínimas del debido proceso se puedan llevar adelante.

Resulta manipulada y temeraria la afirmación de quienes se oponen argumentando que los imputados iraníes podrían negarse a declarar. En casi la totalidad de las legislaciones del mundo (incluida la nuestra) todo imputado tiene el derecho de negarse a declarar. Sin embargo, su eventual presentación implicará que los imputados estén a derecho en el marco de un juicio que tramita en Argentina y conforme nuestra legislación. El interrogatorio a los imputados en territorio extranjero de ninguna manera implica resignar jurisdicción, como por ahí también se pretende. De esto existen sobrados ejemplos a nivel internacional.

Es imprescindible esclarecer los hechos. Es imprescindible que la Justicia actúe para que familiares y allegados de las víctimas del atentado al igual que todo el pueblo argentino, puedan ver avances en la búsqueda de la verdad y en el enjuiciamiento a los responsables. El acuerdo entre los gobiernos argentino e iraní va en ese sentido, abre una posibilidad para interrogar a los imputados que puede dar importantes resultados, aunque su éxito no esté asegurado. No se puede negar esta posibilidad que brinda la historia. Hay que darle una oportunidad al diálogo, a la justicia y a la paz en el a fin de esclarecer este aberrante atentado terrorista.

Porque la paz es construcción, el diálogo es construcción y la justicia es inherente a ambos. La vocación de paz se construye, se alimenta y se sustenta en la justicia. Que nada ni nadie nos saque de este camino. No cualquiera puede oponerse con respaldo moral. No hay nada para escuchar de ellos a la hora de cuestionar el accionar del Gobierno Nacional en cuanto a su intención de avanzar en la causa AMIA. Quienes no tienen vocación de paz carecen de autoridad moral para rechazar esta posición que hoy formaliza Argentina. Me refiero a aquellos que registran en su historia más cercana o más lejana, el atentado a la vida, con muerte y destrucción.

En un mundo donde crecen los choques culturales con actos terroristas cruelmente violentos, donde se endurecen los enfrentamientos bélicos y donde la capacidad nuclear que poseen numerosas potencias militares se desarrolla sin límites, corresponde dar fuerza a las posibilidades de Justicia por vías no violentas.

Y si bien no podemos evitar la violencia de otros, podemos sostener una posición de hacerle el vacío o denunciarla, según sea más efectivo en cada momento. Vivimos en un sistema donde la violencia está instalada, promovida y justificada, hay que dar más explicaciones para ejercer una respuesta no-violenta que para implementar una acción armada o violenta. Nuestra historia cercana está plagada de ejemplos. Porque la violencia es más espectacular, más tangible y las salidas violentas suelen ser más fáciles, están instaladas culturalmente, y hasta el heroísmo, el coraje y la valentía, están casi siempre asociados con ella.

Sin embargo la no-violencia no solo tiene aplicación concreta, sino que requiere gran coraje, valentía y heroísmo para ponerla en práctica. De ahí la importancia de acompañar con fuerza las políticas gubernamentales que llevan este signo.

Paz, justicia, firmeza, dignidad hacia adentro y hacia afuera son los pilares de una Argentina que apunta a fortalecer su democracia, su soberanía y su defensa irrestricta de los Derechos Humanos, no sólo para sus ciudadanos, sino para todos los hombres y mujeres sin distinción de banderas.

Por todo esto respaldamos decididamente el acuerdo de entendimiento celebrado por Argentina con el gobierno iraní, celebramos su aprobación en el Congreso y esperamos el acompañamiento de todos los sectores de la sociedad.