Por: Natalia Antezana Bosques – Twitter: @Natalia3_0

Idle no more surge a finales del año 2012 como un movimiento indígena canadiense que lucha contra el proyecto de ley C-45, legislación que facilita la entrega de reservas indígenas de la región, y con la cual se pretende que la comunidad no participe en los referendos sobre sus tierras. A pesar de su reciente surgimiento, INM es un movimiento que se gestó desde hace años, coordinado por esfuerzos comunales, tanto locales como federales.

Esta organización se ha inspirado, entre otras cosas,  en la ocupación de las plazas públicas realizadas por el movimiento zapatista en diciembre pasado, y ha atraído los ojos de América Latina en general, específicamente de los medios de comunicación que difunden las luchas de los pueblos en defensa de la tierra. Es un movimiento masivo y de carácter pacífico: “Idle No More tiene la responsabilidad de resistir las políticas actuales del Gobierno en forma pacífica y respetuosa. Se puede hacer. Se puede hacer sin agresión o violencia. Este es un momento energético, emocionante y transformador”.

En un comunicado en su página de Facebook se asegura que es un movimiento que está dirigido por ancianos espirituales y valores fundamentales de sus pueblos: “Estamos aquí para asegurar que la tierra, las aguas, el aire y las criaturas y, de hecho, cada uno de nosotros, volvamos al equilibrio y dejemos de perjudicarnos los unos a los otros y a la madre tierra”.

El movimiento surge el 10 de noviembre con un evento en la provincia de Saskatchewan, operado por Jessica Gordon, Sheelah McLean, Sylvia McAdams y Nina Wilsonfeld, quienes son defensoras de derechos de los indios de América del Norte, y cobró mayor relevancia con el apoyo de Theresa Spence, jefa de la comunidad Attawapiskat en la provincia de Ontario en Canadá.

Entre las modificaciones a la legislación de Protección de Aguas Navegables, se encontraba la entrega del 99 por ciento del agua de lagos y ríos a la industria, aparte de la eliminación de las salvaguardas más importantes en la Ley de Pesca.

Entre las demandas del INM (Idle no more) se encuentra la exigencia al primer ministro Harper de “hacer mejor las cosas”. Otra de las exigencias a corto plazo es que se considere la crisis de vivienda de las comunidades.

A pesar de las movilizaciones y la difusión a nivel mundial, la organización no evitó que se promulgara la ley C-45, que se hizo realidad en diciembre de 2012. De la misma manera, otro fracaso de la organización es no haber conseguido una audiencia directa con la corona para discutir los temas en materia.

Después de varias acciones, entre las cuales se encontraban la huelga de hambre, el INM logró que el Partido Liberal y el Partido de la Nueva Democracia se comprometieran a apoyar sus exigencias. A pesar de las negativas, las exigencias de la organización se ampliaron, retomando las demandas de preocupación mundial en la materia.

El 24 de enero se desarrolló un manifiesto que apoyaba las demandas:

• Afirmamos que: los tratados son acuerdos de nación a nación entre la Corona y las Primeras Naciones, que son naciones soberanas. Los tratados son acuerdos que no pueden alterarse o romperse por parte de alguna de las dos naciones. El espíritu y la intención de los acuerdos es que los pueblos de las Primeras Naciones compartan la tierra, pero conserven sus derechos inherentes a las tierras y los recursos. En cambio, las Primeras Naciones han experimentado una historia de colonización que ha dado lugar a reclamos de tierras no resueltos, la falta de recursos y la financiación desigual de servicios tales como educación y vivienda.

• Afirmamos que: el estado de Canadá se ha convertido en uno de los países más ricos del mundo mediante el uso de la tierra y los recursos. Las compañías canadienses mineras, madereras, petroleras y pesqueras son las más poderosas en el mundo gracias a la tierra y los recursos. Algunas de las comunidades más pobres de las Primeras Naciones cuentan con minas u otros desarrollos en sus tierras, pero no reciben una parte de las ganancias. La toma de los recursos ha dejado muchas tierras y aguas envenenadas –los animales y plantas están muriendo en muchas zonas de Canadá–. No podemos vivir sin la tierra y el agua. Tenemos leyes más antiguas que este gobierno colonial sobre cómo vivir con la tierra.

• Afirmamos que: actualmente, este gobierno busca aprobar muchas leyes con el fin de que las tierras de reserva también puedan ser compradas y vendidas por las grandes empresas para sacar provecho de los recursos. Esta vez prometen compartir… pero, ¿por qué estas promesas serían distintas de las ya hechas? No nos quedaremos con nada más que agua, tierra y aire envenenados. Éste es un intento de arrebatar a los pueblos de las Primeras Naciones la soberanía y el derecho inherentes a la tierra y los recursos.

• Afirmamos que: existen muchos ejemplos de otros países que avanzan hacia la sostenibilidad, y debemos exigir un desarrollo sostenible. Creemos en comunidades saludables, justas, equitativas y sostenibles y tenemos una visión y un plan para construirlas. Por favor, únanse a nosotros en la creación de esta visión.

Los disidentes lograron reunir más de mil 030 firmas a través de una petición en Internet, que fue entregada el 28 de febrero a Harper y el Partido Conservador. Ésta establece lo siguiente:

“Nosotros, el pueblo canadiense, queremos que el gobierno revise el proyecto de ley general C-45, elimine la re-designación de los derechos territoriales indígenas, y vuelva a proteger nuestras vías navegables, lagos y ríos”.

Cabe señalar que diversas organizaciones han realizado acciones de apoyo en diferentes estados de EEUU.