México será sede de la Segunda Conferencia Internacional sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares.

Una vez que la decisión de avanzar decididamente por el camino de la prohibición y eliminación de las armas nucleares ha cobrado un nuevo impulso, tanto en el ámbito de la sociedad civil como entre la abrumadora mayoría de los gobiernos, es indispensable mantener la acción en tantos espacios y niveles como sea posible. Se requiere, desde luego, la información para crear conciencia social, sobre todo en el ámbito popular, donde debe saberse con claridad que esta no es una amenaza distante, ni afecta sólo a unos cuantos, sino que está aquí mismo, donde todos vivimos; y a todos nos alcanza.

Del 22 de abril al 3 de mayo, en Ginebra, Suiza, se reunirá el comité preparatorio para la Conferencia de Revisión del Tratado de No-Proliferación de Armas Nucleares (TNP). Conforme a la visión oficial de las Naciones Unidas, el TNP “es un tratado internacional histórico cuyos objetivos son evitar el despliegue de armas nucleares y tecnología armamentística, promover la cooperación para el uso de energía nuclear con fines pacíficos y alcanzar la meta del desarme nuclear hasta lograr un desarme general y completo”.

En la práctica, son pocos los avances sustantivos logrados en el marco de las revisiones periódicas al TNP. Las potencias nucleares caen en un juego de intereses, muchas veces comprensible ante la actitud obcecada de Estados Unidos; pero el resultado es el mismo: una lentitud exasperante que vuelve nugatorios los propósitos de fondo.

Ante ello y sin perder de vista los argumentos que las consideran ilegales, contrarias al derecho internacional y, en términos generales, al más elemental derecho de gentes, la Campaña Internacional para la Prohibición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés), estará presente en Ginebra, con el propósito de ahondar y ampliar en el reconocimiento del impacto humanitario inaceptable que tendrían si fuesen utilizadas; y de subrayar la necesidad de un proceso multilateral de negociaciones para la aprobación del tratado correspondiente.

En la conferencia internacional que tuvo lugar en Oslo, Noruega, los días 4 y 5 de marzo, se registraron avances fundamentales hacia un consenso que dejaría aisladas y virtualmente arrinconadas las potencias nucleares, de tal manera que no tendrían más remedio que abordar el tren de la historia, según la frase acuñada en esa oportunidad.

Es muy importante que la sociedad civil mantenga e incremente los esfuerzos con el propósito de alentar y apoyar a gobiernos como el de México, cuyo claro liderazgo en la materia fue reivindicado por la aceptación entusiasta de su propuesta de ser sede de la Segunda Conferencia Internacional sobre el Impacto Humanitario de las Armas Nucleares. Para llegar a esta reunión de seguimiento y acuerdo, habrá que trabajar en el marco de la reunión preparatoria para la revisión del TNP que tendrá lugar en Ginebra. Este es el objetivo de ICAN.

Allá estará también la Red No a la Guerra-No a la OTAN, que agrupa a más de 650 organizaciones de la sociedad civil internacional, cuyo nuevo Comité Coordinador Internacional (CCI), anunció hace unos días en Gante, Bélgica, la participación de varios de sus integrantes en las conferencias de la sociedad civil auspiciadas por Naciones Unidas. Lucas Wirl, de Alemania, segundo copresidente del CCI, hablará acerca de la estrategia de los movimientos por la prohibición y eliminación de las armas nucleares.

La insistencia en el impacto humanitario se vuelve crucial, porque se trata de un concepto de fácil comprensión para todos: lesiones, enfermedades, hambruna generalizada, carencia de recursos médicos, desquiciamiento de la vida sobre la Tierra. Desde luego, el tema de la ilegalidad de las armas nucleares es de la mayor importancia en el marco general del problema, pero su especialización lo sitúa fuera del alcance de las mayorías.

La Red No a la Guerra-No a la OTAN, seguirá dinámica y activa en varios rubros, según adelantó su primera copresidenta, Claire Chastain, de Francia; y la eliminación de las armas nucleares ocupa el primer lugar en las prioridades.