Las cruciales elecciones de Italia parecían encaminadas a acabar con un Congreso dividido que podría paralizar al futuro gobierno y hacer necesarios nuevos comicios para evitar un avivamiento de la crisis financiera del país.

La coalición de centroizquierda encabezada por el Partido Demócrata (PD), del candidato Pier Luigi Bersani, se perfilaba como ganadora en la Cámara de Representantes, pero la alianza de derecha de Silvio Berlusconi tenía ventaja en el Senado, aunque sin los votos como para lograr una mayoría.

Además, la sorprendente campaña de protesta del cómico devenido político Beppe Grillo obtenía un desempeño excelente en ambas cámaras del Parlamento, siendo el segundo partido individual más votado de toda Italia para Diputados y el Senado y confirmando su inesperadamente significativo rol en la política nacional.

Los resultados oficiales y las proyecciones de RAI y otras cadenas de noticias a partir de esos números llevaron a dirigentes tanto de izquierda como de derecha a advertir que una indefinición política como la augurada hará al país ingobernable y forzará una repetición de las elecciones en los próximos meses.

El futuro gobierno deberá seguir lidiando con la peor crisis financiera de la posguerra, que hasta ahora fue combatida con fuertes e impopulares ajustes y que en su punto más caliente, a fines de 2011, estuvo a punto de arrastrar al colapso a toda la eurozona, en su mayoría fuertemente endeudada.

Con los mercados pendientes de los comicios, la Bolsa de Milán subió tras bocas de urna que pronosticaban un triunfo total de Bersani, que hasta ahora apoyó los ajustes, pero se desplomó con las proyecciones de que Berlusconi, que rechaza el rumbo económico, ganará el Senado, antes de cerrar con un leve repunte.

Las elecciones fueron de las más fluidas en 20 años gracias a la aparición del Movimiento 5 Estrellas de Grillo, quien capitalizó la ola de descontento con la clase política tradicional y con los duros ajustes aplicados por el premier saliente, el tecnócrata Mario Monti, quien tuvo una flojísima performance en las urnas.

Italia es la tercera economía de la zona euro, así que de las decisiones que adopte en los próximos meses podría depender la capacidad del bloque de superar su crisis financiera.

Para los inversores, que piensan que Italia gastó demasiado en los últimos años, el mejor resultado posible era un triunfo de Bersani, posiblemente apoyado por el bloque de Monti, ya que creen que seguirá por la senda del ajuste y que sólo esto garantiza poder combatir la recesión y volver a crecer.

Durante la campaña, a lo largo de la cual Bersani lideró los sondeos, Berlusconi había declarado que su meta era ganar el Senado para paralizar a un eventual gobierno de centroizquierda.

En una comparecencia de prensa en Roma, el ex ministro de Justicia Angelino Alfano, secretario político del partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL), agradeció a «Il Cavaliere» que haya aceptado liderar su coalición y llevarles a la victoria en el Senado.

«Gracias a los millones de electores que han creído en nosotros cuando todo apuntaba a que no podían creer en nosotros. Son unos resultados muy positivos, extraordinarios. Estamos muy contentos y satisfechos», afirmó Alfano, al que Berlusconi indicó como su candidato a primer ministro.

Con más del 75 % de las secciones electorales escrutadas en el Senado, la coalición de Bersani era la más votada, con el 31,8 % de los sufragios, seguida de cerca por el bloque del tres veces ex premier Berlusconi, con un 30,5 % de apoyos, informó la agencia de noticias EFE.

Por detrás irrumpe el Movimiento 5 Estrellas de Grillo, el segundo partido con mayor apoyos por sí solo, con un 23,8 % de votos, y en cuarto lugar, la lista centrista de Monti con un 9,2.

El resultado de la Cámara Alta es clave en Italia por la peculiaridad de su sistema electoral, que da el premio de mayoría a la coalición vencedora en un reparto región por región, con territorios como el de Lombardía (norte), que aporta casi 50  senadores y donde predomina la centro derecha.

Con dos tercios de las secciones electorales escrutadas, la coalición de Berlusconi se lleva el premio de mayoría de Lombardía, con un 38,18 % de los votos, frente al 29,61 % de Bersani.

Estos resultados y los de otras regiones, arrojan, según proyecciones del canal de televisión por satélite Sky Tg24, un escenario en el que, con un total de 315 miembros electos, el centroizquierda conseguiría 121 escaños en el Senado, frente a los 122 del centroderecha de Berlusconi, 9 de Monti y 56 de Grillo.

Con una mayoría absoluta de 158 senadores, Bersani necesitaría buscar aliados y no le sería suficiente ni siquiera con los senadores de Monti, lo que puede traducirse en un bloqueo en este hemiciclo, donde parece poco probable que la antipolítica de Grillo esté dispuesta a pactar con los partidos tradicionales.

Ya en 2006, el gobierno de centroizquierda de Romano Prodi que salió de las urnas vivió una situación inestable (duró solo cerca dos años), con un Senado en el que tenía mayoría gracias al apoyo de los senadores vitalicios.

En la Cámara de los Diputados, por el contrario, se perfilaba una mayoría clara para la centroizquierda, gracias al sistema de reparto en términos del conjunto del Estado del premio a la coalición más votada, que, con poco más del 75% de las secciones escrutadas, era la formación de Bersani, con un 30,3 %.

Por detrás en la Cámara Baja quedan la coalición de Berlusconi, con el 28,4%; el Movimiento 5 Estrellas de Grillo, que en sus primeras elecciones legislativas obtiene por sí solo el 25,5 % de los sufragios, y la coalición de Monti, con el 10,6 % de los apoyos.