La organización responsabilizó tanto al gobierno como a la oposición. Sostuvo además que el país está dividido en dos y que nadie se impondrá por la vía militar. No se utilizaron armas químicas.

La comisión promovida por la ONU para investigar las violaciones de los derechos humanos en Siria constató los «sustanciales avances militares» logrados por los grupos armados de oposición, aunque advirtieron que no existe la posibilidad de una salida que no sea por una negociación.

En una actualización de sus pesquisas presentada hoy, la comisión señaló que en los últimos meses la guerra en Siria alcanzó «nuevos niveles de violencia y se extendió a nuevas regiones», lo que dejó al país prácticamente partido en dos zonas, según informó la agencia de noticias EFE.

La comisión indica que la oposición sigue dividida, pero que «la insurgencia ha madurado para convertirse en una fuerza capaz de cuestionar el control del Gobierno sobre el país y de atacar objetivos estratégicos, como explotaciones petroleras y aeropuertos».

«Mientras el Gobierno mantiene el control de las provincias del sur y de la costa, los grupos antigubernamentales armados lograron sustanciales avances militares en la regiones del centro y del norte y forzaron al Gobierno a ceder el control de numerosas localidades e intersecciones estratégicas», añade el informe.

No obstante, el presidente de la comisión de expertos, el brasileño Paulo Sergio Pinheiro, consideró en rueda de prensa como «poco realista y una idea que conduce a engaño» pensar que el conflicto se puede solucionar por la vía militar en favor de alguna de las partes.

Pensar en estos términos «sólo conducirá a más lucha y más guerra civil», según Pinheiro, quien subrayó que primero hay que «terminar con la violencia para poder pensar en el final del conflicto».

La ex fiscal suiza Carla del Ponte, miembro de la comisión, coincidió en que hay que explorar la vía del diálogo como una salida posible, y valoró que la oposición haya expresado recientemente su disposición a dialogar con el Gobierno.

AVANCE DE LA INSURGENCIA
La principal novedad del nuevo informe es la constatación de que el equilibrio militar ha variado de manera significativa con el avance de los grupos opositores, que «extendieron su control en crecientes franjas de territorio y mantienen la lucha en las provincias del sur del país y en las zonas costeras».
La comisión considera que el gobierno de Bashar al Assad optó por concentrar sus fuerzas para hacer frente a los rebeldes y por asediar ciudades bajo control de los grupos de oposición con «anillos de seguridad» a su alrededor.

Sobre las informaciones en los últimos meses acerca de la utilización de armas químicas, el documento señala que «no hay pruebas creíbles» de que haya sido puesto en práctica, ni por parte de las fuerzas gubernamentales ni de la oposición.

A modo de resumen, la comisión destaca que las graves violaciones de los derechos humanos que sufre el pueblo sirio desde el inicio del conflicto hace casi dos años no sólo continuaron sino que se agravaron, «con crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad».

«Tanto el Gobierno como la oposición cometen asesinatos, torturas, violaciones, desapariciones forzadas y otros actos inhumanos», y «utilizan a menores como soldados», denuncia el informe.

Del Ponte dijo ante los medios de comunicación que «llegó la hora» de que el Consejo de Seguridad de la ONU, donde hasta ahora Rusia y China vetaron incrementar la presión contra Damasco, remita el caso a la Corte Penal Internacional (CPI).