Por Gonzalo Larenas

La integración latinoamericana se ha visto siempre amenazada por el fantasma del
nacionalismo, de la xenofobia disfrazada de patriotismo, de la mentalidad violenta que
busca a través del enemigo externo, salvar su mal manejo interno.

Lamentablemente lo que ha ocurrido en Chile, donde se ha visto a marinos trotando por
la ciudad más turística del país cantando consignas xenófobas, es una muestra de un
mal que afecta a toda la región, un recuerdo que nos dejaron las distintas dictaduras, un
pensamiento ligado también al populismo, dividir para reinar.

Somos un desorden de ideas muy fáciles de manejar, justo cuando nuestro continente
está pasando a un nuevo orden mundial por su crecimiento económico y social,
comienzan a aparecer estos problemas que remueven de manera fácil todo lo que se ha
construido.

No cuesta mucho dividir a Latinoamérica y el problema está en nuestra falta de identidad,
en nuestro nulo conocimiento de nuestra historia en común.

¿Qué hacen los grandes agresivos cuando ven al más pequeño levantarse orgulloso por
su buen trabajo? Lo hunden, lo opacan y le recuerdan sus grandes errores, sus peores
vergüenzas y lo transforman para que vuelva a su «lugar».

Muchos ven a Latinoamérica como un potencial gran competidor, lo que incomoda a
muchos. La mejor forma de mantenernos abajo es muy simple, hay que buscar el conflicto
entre nosotros y qué fácil es lograrlo cuando nunca nos han enseñado sobre nuestra
historia. Sabemos de historia antigua occidental, incluso oriental, pero ¿no les parece
extraño que nunca hayamos tenido historia latinoamericana en los colegios?
Cómo lograr entonces la integración en un continente que ha sido engañado para creer
que siempre ha sido violento entre países, siendo que no lo es, recordemos que somos el
continente más pacífico en conflictos bélicos.

Todo se transforma en discusión entre países latinoamericanos, algunos tan ridículos
como el origen de platos de comida, quién es mejor en el fútbol, cuál es el himno más
bonito, quién tiene las mejores FFAA, qué país tiene los políticos menos corruptos, los
que son más flojos, las mujeres más bonitas, de que país es una bebida alcohólica o de
que nacionalidad es un cantante, etc. Ridículo por donde se lo mire. Una competitividad
que no es sana, ya que aunque algunos no lo crean, estas discusiones pueden fácilmente
terminar en peleas físicas y hasta diplomáticas.

No se puede pelear por esas estupideces, por esto es que nos cuesta tanto avanzar en
integración, porque buscamos excusas para discutir banalidades, a nadie le va a cambiar
la vida algunos de esos resultados.

Hacemos justamente lo que los grandes quieren que hagamos, así seguirán reinando,
porque somos nuestro peor enemigo, nos educaron mal y les sale barato desunirnos.
Caemos una y otra vez como niños en un juego estúpido y sin sentido, cuando
deberíamos estar trabajando por una integración real en Latinoamérica no para mirar
nuestro pasado, sino para aceptarlo y mirar el futuro, es ahí donde fallamos.

Cuando pregunté por twitter qué discusiones absurdas saben entre países vecinos, las
respuestas fueron muchas y tan variadas como temas hay, lo que muestra que estamos
mal enfocados, pero sobre todo mal educados, porque la mayoría que habla contra
personas de países vecinos, por lo general no conocen el país y muchos nunca han
compartido con quienes critican, pura palabrería llena de ignorancia.

Es nuestra labor entonces educar a quienes nos rodean, educar a nuestras autoridades
que cada vez que bajan en popularidad sacan estos temas para desviar la atención,
y así se libran fácilmente de cualquier problema. Basta de discusiones que estancan,
trabajemos juntos en una nueva forma de integración, en la que ya muchos participan
y miran con pena y vergüenza estos episodios que borran lo avanzado, abramos los
ojos y aprendamos antes de opinar, porque nos llenamos de líderes ignorantes que se
transforman en íconos de la lucha estúpida y sin sentido. No sigamos siendo un rebaño
obediente que repite lo que hace el que va adelante y calla cuando le piden la opinión
personalmente.

De una vez por toda levantemos la voz los que queremos que esto cambie, que esto
avance, que Latinoamérica por fin abra los ojos para darse cuenta que compartimos una
historia, una cultura y un futuro, y que para eso debemos estar unidos.

Como dijo Eduardo Galeano; hemos guardado un silencio muy parecido a la estupidez.