Por Alejandro Delgado

Sobre la postergación que sufren muchas personas con discapacidad, es fundamental priorizar la inclusión, la inclusión de verdad. Sin embargo, casi siempre le damos más importancia al progreso, a la modernidad. Pero la modernidad viene pegada al crecimiento económico, está adherida a la competitividad, al desarrollo de la empresa privada. La inclusión es algo ignorado, olvidado y muchas veces desconocido incluso en los distintos gobiernos.

Recuperar la dignidad para muchos niños y niñas con discapacidad, recuperar la dignidad para mamás o papás con discapacidad, esto es lo significativamente importante, porque muchas veces se entregan oportunidades faltas de dignidad o también se entregan oportunidades impregnadas de faltas de consideración. Es como si a esas constantes oportunidades que se otorgan les faltara un trabajo profundo para que estas «oportunidades» incluyan el tema por ejemplo de un transporte adecuado, para que esa persona pueda llegar hasta ese trabajo, incluyan también la accesibilidad de ese lugar de trabajo para que pueda llegar hasta su puesto de trabajo e incluso esa oportunidad considere que ese lugar tenga un baño apropiado para esa persona con discapacidad. Recién ahí, cuando pensamos en esa oportunidad de manera integral, entregamos un oportunidad con «dignidad». La dignidad es un elemento fundamental porque considera la ser humano, considera a la persona que recibe esa oportunidad.

Entonces la inclusión y la accesibilidad son un gran «desafío humano», son un desafío para nosotros las personas que tomamos decisiones, que construimos, que diseñamos, que implementamos, son un desafío para las personas que financian proyectos. Para esto es fundamental «crear conciencia» sobre la profunda necesidad de gobernar inclusivamente, de emprender de manera inclusiva, de imaginar inclusivamente. Esta profunda carencia y postergación de la gran mayoría de personas con discapacidad no se resuelve, ni se soluciona solamente con la técnica o con leyes, claro que ayudan pero no son suficiente. Debe haber un cambio, debe haber una nueva «conciencia humana» en nuestro quehacer cotidiano que nos permita hacer todo de manera inclusiva.