Dimitris Bouras

En la misma onda de las protestas de los Indignados de España, el 25 de mayo 2011 los atenienses comenzaron a manifestarse en la plaza Syntagma y en otras treinta ciudades griegas en contra de las duras medidas impuestas por la Troika (o sea, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). Hemos pasado casi dos meses con enormes cantidades de gente reunidas cada día en la plaza central de Atenas, con asambleas abiertas basadas en la democracia directa.

El 29 de junio el Parlamento debía discutir la firma del “Pacto de estabilidad”, que reducía mucho nuestros ingresos y generaba graves peligros para amplios sectores de nuestra economía. La mobilización fue imponente: cientos de miles de personas salieron a la calle, con una clara intención no-violenta y por primera vez la policía griega mostró su verdadero rostro. Enormes cantidades de gases lacrimógenos enviaron al hospital a decenas de manifestantes y una violenta represión dispersó la marcha en la que participaban jubilados, jóvenes, familias con sus niños, etc…

hacia fines del verano de 2011 aparecieron en numerosos barrios, sobre todo en el centro de Atenas, assambleas abiertas que contribuyeron al surgimiento y reforzamiento de interesantes iniciativas de no-colaboración y solidaridad: bancos de tiempo, rechazo a pagar un impuesto que incluye la cuenta de la electricidad, intercambio de pasajes para el transporte público, donaciones de alimentos y de ropa a los desalojados que son cada vez más numerosos.

Mientras tanto teníamos un gobierno que no había sido elegido, formado por un conglomerado de tres partidos y un banquero en el cargo de Primer Ministro. Llevaron al país a otro acuerdo con la Troika, cuya firma estaba prevista para la mitad de febrero del 2012. El 12 de febrero miles de manifestantes pacíficos se reunieron en la Plaza Syntagma para protestar en contra de las medidas de austeridad. La policía empezó de inmediato a lanzar bombas lacrimógenas para impedir que la gente se acercara al Parlamento. Pese al efecto de los gases, nos retiramos y volvimos a avanzar. En ese momento explotó la peor violencia que se haya tenido en la ciudad desde los enfrentamientos de diciembre del 2008 y todos los canales de televisión europeos destacaron el carácter violento de una manifestación que en realidad fue pacífica. Hasta ese momento estábamos convencidos de la necesidad de contar con un movimiento de masas para expresar el rechazo a las medidas de austeridad, pero entonces comprendimos que esa forma no funcionaba: para el estado era efectivamente muy fácil reprimirlo, gracias a la brutalidad de la policía. Se nos hizo claro que teníamos que buscar nuevas formas de lucha.

Un mes después el gobierno anunció las elecciones. A la gente le volvió el corage, la esperanza de poder expresar a través de su voto la oposición masiva a las medidas impuestas por la Troika. Sin embargo la campaña electoral tuvo también el efecto de encerrar en su casa a los griegos para mirar la televisión y concentró todo el debate en los programas con varios candidatos.

En las elecciones de mayo 2012 los partidos de la coalición de gobierno perdieron muchos votos. Syriza, un partido de izquierda opositor a las medidas de austeridad, obtuvo el 17% y los neonazistas de Alba Dorada entraron al Parlamento con un vergonzoso 7%. No se logró formar un gobierno y así, cuarenta días después, hubo que hacer nuevas elecciones. Los medios de comunicación desataron una campaña del terror para asustar a la gente e impedir el voto por Syriza.

En junio, pese a que Syriza obtuvo el 27% de los votos, los resultados de las elecciones instalaron a una nueva coalición formada por partidos de “izquierda” y de derecha que ha continuado la dirección de los acuerdos con la Troika y la reducción de los derechos de los trabajadores. Hoy la desocupación llega al 30% ( y alcanza el 53% en el caso de los jóvenes menores de 25 años). Las condiciones de vida han sufrido una radical transformación y el hambre cunde. Muchos niños se desmayan en la escuela por falta de alimentos, miles de personas han perdido su casa y millones se preguntan cómo harán para calefaccionarse el próximo invierno.

La crisis económica ha creado una nueva atmósfera psicológica en el país y la opción entre humanismo y anti-humanismo se ha hecho cada vez más clara.

El bloque anti-humanista tiene su evidente expresión en los neo-nazis de Alba Dorada, que luego de las elecciones de junio se han ido haciendo cada vez más crueles y multiplican sus agresiones en contra de los inmigrantes. Naturalmente forman parte de este bloque también los políticos, la policía y los bancos.

En el otro bando están el gran número de organizaciones de base espontáneas que surgen gracias al aumento de la solidaridad, como respuesta a la necesidad de sobrevivir. Las iniciativas relacionadas con la desobediencia civil e la no-violencia activa (como el desarrollo de la “Red de escuelas para la No-violencia”) están mostrando nuevas formas de expresión en el campo personal y social.

La mayoría de los griegos todavía está inerte, pero la velocidad de los acontecimientos y el número de estímulos están cambiando cada día más el paisaje del país…

Marianella Kloka, Kostas Klokas

Mundo sin Guerras y sin Violencia – Grecia