Cerca de trescientas personas, representantes de organizaciones, movimientos, academia, organismos internacionales y organismos de Estados, respondieron a la convocatoria del gobierno ecuatoriano, a través del Ministerio Coordinador de Patrimonio, para retomar algunos temas clave que, a pesar de ser del interés de múltiples espacios (o tal vez por ello), no fueron suficientemente situados en el documento final.
A lo largo de varios paneles y grupos de trabajo se llevó adelante un balance de resultados de la cumbre de Río, con una perspectiva crítica de dichos resultados. Se profundizaron elementos en torno a otros modos de convivencia, alternativas al desarrollo y para la sustentabilidad y se retomaron dos propuestas impulsadas especialmente en la Cumbre oficial y en la Cumbre de los Pueblos el pasado mes de junio, en Río de Janeiro: la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza y el Tribunal Internacional para juzgar crímenes contra el futuro de la Humanidad, por los derechos de las futuras generaciones.
Estas dos propuestas concretas fueron enriquecidas desde distintas disciplinas. Con una mirada también crítica, l@s participantes coincidieron en que, cualquiera de estas dos propuestas y otras requieren una presión mucho más fuerte desde la sociedad. El intelectual brasileño Elimar Pinheiro do Nascimento fue enfático al afirmar que “no hemos logrado que la gente crea realmente que hay que cambiar. La mayoría d ellas personas no percibe aún el problema, no lo cree y por lo tanto, no siente que el cambio es indispensable”.
Desde la perspectiva de Pinheiro es urgente una estrategia integral y robusta en la que convergan elementos claves: un discurso que no esté asentado en la amenaza sino en la motivación al cambio; estrategias que recojan las diversas respuestas, no hay respuesta única, pues las respuestas están cruzadas por elementos territoriales, culturales, etc. En tercer lugar, la urgencia de articular los niveles local, nacional y global. No es posible articular lo local a global o viceversa, sin pasar por lo nacional. Por otra parte, cualquier estrategia de cambio es política. Pinheiro afirmó que la estrategia del Desarrollo Sostenible fue creada en un proceso despolitizador. Deconstruirla significa necesariamente politizar las alternativas. Finalmente afirmó que “no hay cambio si se cambia el pensamiento, las percepciones, los valores”. El cambio es, esencial, por lo tanto, cultural.