El presidente ruso puso en duda el viernes en París en conferencia de prensa conjunta con Hollande la eficacia de las sanciones que serían tomadas por el Consejo de Seguridad de la ONU contra el régimen sirio, opción defendida por su homólogo francés.

«Las sanciones están lejos de ser siempre eficaces», declaró Putin. El presidente ruso reiteró su apoyo a la mediación de Kofi Annan y dijo que es «contraproducente declarar que su misión está condenada al fracaso», añadió.

Principal aliado del régimen de Bashar al Asad, Rusia se opone hasta ahora a cualquier tipo de acción contundente del Consejo de Seguridad contra Siria, entre ellas la imposición de sanciones a nivel de la ONU.

Desde hace más de un año, Rusia y China, que disponen de un derecho de veto, bloquearon cualquier acción fuerte del Consejo de seguridad de la ONU sobre el caso sirio.

«No hay solución posible» en Siria sin «la salida» de su presidente Bashar al Asad, afirmó Hollande. «El régimen de Bashar al Asad se comportó de manera inaceptable, intolerable. Cometió actos que lo descalifican», declaró el presidente francés.

Hollande dijo que esa salida de Asad es una condición «previa para la transición política».

Pero su homólogo ruso descartó de su lado la salida del presidente sirio como una condición previa a la solución. «Si se se retira del poder el presidente en ejercicio, ¿creen ustedes que habrá un bienestar total en ese país?», preguntó Putin.

Putin, que inició el 7 de mayo un tercer mandato de presidente después de los de 2000 a 2008, se encontró con su homólogo francés, elegido el 6 de mayo, para una entrevista y una cena de trabajo en el Elíseo. Después de una etapa en Berlín, se trató del primer encuentro entre ambos.

En Berlín la canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin se mostraron el viernes a favor de una «solución política» en Siria, en donde aparecen elementos «precursores» de una guerra civil, según el mandatario ruso.

Al final de su encuentro con Merkel, Putin aseguró que no se podía «hacer nada por la fuerza» en Siria, donde la reciente matanza de Hula (centro) suscitó indignación a nivel mundial.

«Expresamos ambos nuestra convicción de que hay que encontrar una solución política» a la crisis en Siria, declaró la canciller, asegurando que su visión sobre la situación en el terreno «no es diferente».

Merkel subrayó la voluntad común de asegurar la estabilidad en la región, postura con la que se diferencia de Estados Unidos, que tiene un discurso más virulento hacia Rusia.

Alemania tiene importantes intereses en Rusia, su principal socio comercial y del que depende gran parte del suministro de gas que consume el país.

Rusos y estadounidenses se achacan mutuamente la responsabilidad de la violencia en Siria, donde al menos 45 personas murieron este viernes.

A pesar del indefectible respaldo de Moscú al régimen del presidente sirio Bashar al Asad, Putin aseguró que su país no apoya a ninguna de las partes que se enfrentan en Siria y desmintió que Rusia entregue a ese país armas utilizables en una guerra civil.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, que el jueves cuestionó directamente a los rusos al estimar «que su política contribuirá a una guerra civil», acusó este viernes a Moscú de haber entregado armas al régimen sirio y expresó su «seria preocupación» sobre el tema.

A esto, Moscú respondió casi de inmediato a través de un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores en el que afirma que la matanza de Hula es el resultado de la ayuda financiera extranjera y de la entrega de armas a los rebeldes sirios.