El gran vertido de petróleo ocurrido en el delta del Níger en 2008 fue mucho peor de lo que Shell admitió en un principio, según una evaluación independiente consultada por Amnistía Internacional y el Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo (CEHRD), que revela cómo el gigante del petróleo subestimó totalmente el volumen vertido.

Los datos provienen de una nueva evaluación llevada a cabo por una empresa estadounidense. La causa del vertido fue un fallo en el oleoducto de Shell, debido al cual decenas de miles de barriles de petróleo contaminan la tierra y el canal de los alrededores de Bodo, localidad de unos 69.000 habitantes situada en el delta del Níger.

La evaluación, no publicada antes y llevada a cabo por la empresa estadounidense Accufacts Inc., ha revelado que tras producirse el escape se vertieron cada día en la zona de Bodo entre 1.440 y 4.320 barriles de petróleo. Las autoridades reguladoras nigerianas han confirmado que el vertido duró 72 días.

En el informe de la investigación oficial de Shell se afirma que sólo se vertieron 1.640 barriles en total. Pero según los cálculos basados en la evaluación independiente, la cantidad total de petróleo vertido durante los 72 días fue de entre 103.000 y 311.000 barriles.

“La diferencia es asombrosa: incluso calculando por lo bajo con las cifras de Accufacts, el volumen de petróleo vertido en Bodo fue más de 60 veces mayor del que Shell ha declarado reiteradamente”, ha señalado Audrey Gaughran, directora del Programa de Amnistía Internacional sobre Asuntos Temáticos Globales.

En el informe de la investigación de Shell se afirma también que el vertido comenzó el 5 de octubre de 2008, mientras que la comunidad y las autoridades reguladoras nigerianas han confirmado que la fecha de inicio fue el 28 de agosto de 2008.

Lo que es indiscutible es que Shell no detuvo el vertido hasta el 7 de noviembre, 4 semanas después de la fecha en que afirma que comenzó y 10 semanas después de la fecha indicada por la comunidad y las autoridades reguladoras. “Incluso admitiendo la fecha de inicio de Shell, el volumen de petróleo vertido es mucho mayor que el registrado por la compañía”, ha añadido Audrey Gaughran.

Trasladada a litros, la cifra de Shell es de algo más de 260.000, mientras que calculando por lo bajo a partir de la evaluación de Accufacts y admitiendo la fecha de inicio de la compañía, la cifra es de 7,8 millones de litros. Sin embargo, sobre la base de la fecha de inicio indicada por la comunidad y las autoridades reguladoras y calculando por lo alto, es posible que se vertieran nada menos que 49 millones de litros de petróleo en Bodo.

La publicación de la evaluación independiente coincide con una semana global de acción en la que personas de todo el mundo están pidiendo a Shell que deje de ocultar los devastadores efectos que sus actividades en el delta del Níger tienen en la vida de la gente y en el medio ambiente.

MÁS AVERÍAS QUE SABOTAJES

La grave subestimación del vertido de Bodo tiene también otras consecuencias: Shell ha dicho reiteradamente a sus inversores y clientes, así como a los medios de comunicación, que la mayor parte del petróleo derramado en el delta del Níger procede de vertidos causados por sabotajes.

Esta afirmación se fundamenta en el proceso de investigación de los vertidos, que presenta graves deficiencias y carece de credibilidad. No se registran de manera creíble la causa de los vertidos, el volumen de petróleo vertido ni otros parámetros importantes, como la fecha de comienzo.

Bodo es un ejemplo de ello, pero Amnistía Internacional y el Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo han sacado también a luz también graves deficiencias de otras investigaciones de vertidos de petróleo.

Ambas organizaciones han pedido reiteradamente que se establezca un proceso independiente de investigación de los vertidos y se ponga fin al sistema que permite que las compañías petroleras tengan tanta influencia en el proceso.

Shell indicó inicialmente a los medios de comunicación que el 85 por ciento del petróleo derramado en el delta del Níger en 2008 procedía de vertidos causados por sabotajes. La compañía admitió después que esta cifra no incluía un importante vertido ocasionado, según se había descubierto posteriormente, por averías.

De acuerdo con los datos sobre el vertido de Bodo de 2008 conseguidos por Amnistía Internacional y el Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo, más de la mitad del petróleo derramado en el delta del Níger en 2008, si no más –posiblemente hasta el 80 por ciento–, procedió de fugas causadas por averías. Sin embargo, dadas las graves deficiencias del proceso de investigación, todos los vertidos de petróleo tendrían que ser objeto de una evaluación independiente para obtener cifras exactas.

“El sabotaje es un problema real y grave en el delta del Níger, pero Shell se aprovecha de ello para proteger su imagen y hace afirmaciones que no se sostienen”, ha manifestado Audrey Gaughran.

Más de tres años después del vertido de Bodo, Shell tiene todavía que limpiar bien la zona o pagar a las comunidades afectadas la indemnización oficial que corresponda. Tras pasar años pidiendo justicia en Nigeria, la población de Bodo ha llevado ahora su reclamación ante los tribunales británicos.

“Cada vez hay más indicios de mala práctica de Shell en el delta del Níger”, ha señalado Patrick Naagbanton, del Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo. “Shell parece más interesada en una operación de protección de su imagen que en una operación de limpieza”. El problema no ha desaparecido, y, desgraciadamente, el sufrimiento de la población de Bodo tampoco.”

Esta semana, miles de activistas de más de 14 países –de Japón a Suecia y de Senegal a Estados Unidos, además de los países donde Shell tiene su sede, Países Bajos y Reino Unido– participan en actos y protestas organizados, incluso ante las oficinas y las gasolineras de la compañía, para pedir a Shell que limpie lo que hace en el delta del Níger.

La semana alcanzará su punto álgido con una manifestación pacífica de las comunidades afectadas ante las oficinas de Shell en Port Harcourt, en el delta del Níger.