Venían en un bus, la gente los saludaba en el camino, detenía los autos, hasta que bajaron algunos kilómetros antes de llegar a Coyhaique y caminaron hasta la plaza de la ciudad.
Muchas banderas chilenas, muy pocas banderas negras.

En la plaza, sobre una camioneta improvisada y un equipo de sonido que hacía todo lo posible por sonar, Misael Ruiz e Iván Fuentes saludaron.

La gente se veía feliz, orgullosa, muchos niños, adultos, los senadores, el obispo, los vecinos.
Un niño de unos nueve años se acerca al obispo: Padre, por favor bendígame para que me vaya bien en el colegio este año, le dice mirándolo a la cara desde su altura de niño.
El Obispo le pregunta sobre sus estudios, pone su mano en la cabeza y le da la bendición. El niño se va feliz.

Los mismos fotógrafos, audiovisualistas, periodistas que estamos viendo en la calle en estos 43 días de movilización. Ellos han permitido que el mundo sepa lo que aquí está pasando. Si la violencia policial no se hubiera difundido, probablemente el estado se habría sentido con propiedad para seguir reprimiendo y castigando a la población civil.
Pareciera que esta es la tónica, y que hay mucha gente que todavía no comprende que los movimientos sociales no se resuelven a golpes.

Son estos golpes los que tienen fracturado a nuestro país. Una fractura que hemos vivido con mucha intensidad estos días de movilización y que nunca pensamos que estaba tan latente.
Simplemente hay gente que piensa y siente, que al segundo día de movilización tendrían que haber salido los militares a la calle y se habría terminado el problema. ¿Matándonos a todos?
Hay gente que no comprende que estos movimientos aparecen cuando, en vez de buscar soluciones, se agrega presión a los conflictos, por ejemplo trayendo FF.EE. desde Santiago.

Es evidente que hubo muchos avisos de que venía algo grave en Aysén: Marchas, la quema de un bote en el puente, reuniones de lo dirigentes con la intendenta, etc. Bastaba con escuchar la radio, ver los comunicados, leer las señales para constatar que se estaba gestando un conflicto y que había que poner atención, algo que nunca se hizo y cuyas consecuencias quedaron a la vista.

Así como hay fracturas profundas en la región, hay fracturas profundas en el país.

La fractura de los más ricos y los más pobres.
– *»las trincheras»*, dice alguien.
La trinchera de los que piensan de un modo o del otro, de los que todavía justifican la violación de derechos humanos y de quienes las denunciamos, de este gobierno y del otro, de nosotros y ustedes.
De los que dicen que hay que reparar el daño causado y los que dicen que es mejor olvidarlo y lo olvidan.
De los que nunca han querido mirar de frente el problema, de los que taparon lo que sufrieron y se adaptaron a un sistema de vida basado en el olvido.

Las trincheras de lo políticamente correcto:
¿Hasta cuándo?
En cada una de estas trincheras hay una profunda rabia.
Lo más grave es esta rabia que se instala como un muro inexpugnable.
¿Podremos alguna vez sanarnos los habitantes de este herido país?
¿Acaso violencias como las vividas en estos 43 días no aumentan la rabia y la fractura?
Quizás cuando no se olvida, se frena a los culpables, se repara el daño causado y se reconocen los errores, es posible crecer.

Iván Fuentes con tendencias socialistas *»porque trabajo con lo social»*, Misael Ruiz de Renovación Nacional. Ambos compañeros se abrazan en la camioneta llamando a la unidad, la amistad de esta patagonia sin apellidos.

La patagonia Ruge dice, Iván Fuentes y continuará rugiendo hasta que los acuerdos sean soluciones.

Estamos después de 43 días de conflicto, recién comenzando a conversar con el gobierno que deja un nuevo herido: La renuncia del Ministro Alvarez.
La región permanece en Alerta Amarilla.
Los Patagones somos tozudos, los acuerdos se seguirán y se cumplirán,
El esfuerzo de toda una región lo merece.

Magdalena Rosas Ossa