Concurrir a entregar nuestras propuestas debiese ser algo normal y cotidiano, si es que nuestro
sistema democrático lo fuese realmente, pero al ser una democracia meramente formal,
aparece como una extrañeza estar presente y es por eso -nobleza obliga- vayan nuestros
agradecimientos.

Daremos algunos puntos de vistas globales del proyecto de ley y posteriormente nos
referiremos a algunos puntos específicos del proyecto.

En primer lugar, no puedo dejar pasar que en el mensaje presidencial que presentó este
proyecto, el presidente Piñera señale textualmente: “Como es bien sabido, nuestro país
protagonizó … un proceso de transición desde el autoritarismo a la democracia…”. Cito este
párrafo pues me parece lamentable que el Presidente defina como autoritarismo a una de
las DICTADURAS más crueles y violentas que ha vivido nuestro país, me parece que usar este
eufemismo es una afrenta a las miles de víctimas, es un mañoso intento de cambiar la historia
reciente de nuestro país y es una de las causas del problema que veremos más adelante.

Entrando ya en tema, el mensaje presidencial plantea la existencia, por parte de la ciudadanía,
de una “pérdida de confianza en las instituciones políticas y en los partidos..” lo que, en
palabras del presidente, “responde en buena medida a una cierta crisis de representatividad”
y es para resolver esta cierta crisis que se presenta este proyecto, calificándolo por el
presidente: “como una de las medidas más relevantes” para la solución de la crisis.

Para nosotros, esta cierta crisis, es en realidad una profunda crisis y no creemos, en modo
alguno, que este proyecto de primarias sea un elemento relevante para resolver tal crisis.

Esta crisis de representatividad se arrastra ya por mucho tiempo y –tal como lo planteamos
hace ya más de 20 años en nuestro Documento Humanista- obedece a que las bases
fundamentales de nuestro Sistema democrático están resquebrajadas: me refiero a la
separación de poderes, la representatividad y el respeto a las minorías.

¿O no es un contrasentido hablar de separación de poderes cuando el sistema Judicial está
supeditado en sus nombramientos y financiamiento al Ejecutivo y Senado?. Esto genera
intromisiones y presiones indebidas, que tiempo atrás –al menos- se hacían con disimulo pero
que actualmente ya se hacen públicamente y sin pudor alguno: como cuando el Ministro Rivera
amenazó a los jueces, advirtiéndoles que frenaría los ascensos si sus fallos no eran del gusto del
Ejecutivo.

En cuanto a la representatividad basta recordar las recientes palabras de vuestro colega, el
Diputado Accorsi, cuando para la votación de la Ley de Tabacos señaló: “hubo un gran lobby de
las tabacaleras, de la industria gastronómica y sobre todo los casinos», el éxito de este «lobby
tiene que ver con el financiamiento de campañas políticas. Eso está clarísimo” (La Segunda on line, 27
de Enero de 2012). Tales palabras demuestran lo que la gran mayoría de la población percibe desde
hace ya mucho tiempo: que finalmente muchos parlamentarios terminan representando, no a
sus electores, sino a los intereses económicos que les financian sus campañas.

Y para qué hablar del sistema binominal que iguala el 33% de la votación al 66%, eso es un
sistema evidentemente antidemocrático y quiénes lo defienden, simplemente defienden sus
propios privilegios.

Con respecto al respeto a las minorías, basta recordar la insólita e irresponsable acusación del
Ministro del Interior a los Mapuche, criminalizándolos gratuitamente al responsabilizarlos de
los lamentables incendios forestales del sur de Chile, en circunstancias que -hasta ahora- sólo
han sido detenidos dos adolescentes que resultaron ser familiares de militantes de un partido
de gobierno.

Por tanto, si realmente queremos resolver la aguda y no la “cierta” crisis de representatividad,
debemos avanzar en cambios profundos y sustanciales en nuestro sistema democrático: La
elección democrática de los jueces; la ley de Lobby, que regule y transparente las presiones
y el financiamiento de los grandes grupos económicos a las campañas electorales; el
reemplazo – y no la mera modificación- del sistema binominal por uno proporcional; fijar
límites a la reelección de parlamentarios y alcaldes; una Ley de Responsabilidad política que
incluya la revocación de los mandatos; avanzar en la autonomía de las regiones, tanto en su
financiamiento como en la elección directa de Intendentes y Cores; el reemplazo del sistema
presidencialista por uno parlamentario; la garantía constitucional de Educación y Salud gratuita
y de calidad. En suma, una nueva Constitución que debe ser generada a través del proceso
democrático y participativo de una Asamblea Constituyente.

El mundo cambió, el mundo que los cuarentones conocimos, un mundo vertical y forzadamente
homogéneo, ya no existe. Ese mundo que veía a sus autoridades casi como semidioses bajados
del Olimpo desapareció y en su reemplazo los jóvenes ya no sólo exigen educación gratuita
y de calidad, sino un trato igualitario, de paridad y horizontalidad, exento de todo tipo de
manipulaciones e hipocresías.

Este es el desafío que ustedes, actuales parlamentarios, deben asumir, poner toda nuestra
institucionalidad a tono con los nuevos tiempos pues si no lo hacen, los procesos sociales les
pasarán por encima como ya está ocurriendo en lugares que, a nosotros los cuarentones nos
parecen distantes y alejados, pero que para las generaciones de las redes sociales, son mucho
más cercanos.

**Aspectos específicos de la ley**
Dicho todo lo anterior, la verdad es que este proyecto de ley nos parece un avance muy
insuficiente.

El artículo 2: Establece la posibilidad de elecciones primarias para la elección de Presidente de
la República, Senadores, Diputados y Alcaldes, omitiéndose la elección de concejales, que a
nuestra consideración, también debiesen ser incluidos.

En los artículos 8 y 9 del proyecto de Ley:

Proponemos que sea obligación del Consejo General de cada partido pronunciarse en torno
a la participación en primarias y el tipo de primarias. Y no dejarlo a iniciativa de la Directiva
Central o del 10% del Consejo General, como actualmente establece el proyecto. Pues, de otro
modo, se presta para manipulaciones y maquinaciones.

Por otro lado, creemos que en caso que el Consejo General decida la participación en primarias,
cada militante que cumpla un cierto quórum mínimo de afiliados patrocinadores -por ejemplo,
el 3% de su respectivo territorio electoral- tenga el derecho de inscribirse como candidato
para las primarias y no dejar tales inscripciones en manos sólo del Consejo General del partido.
De este modo se favorece el recambio, por sobre las presiones de los grupos de poder de cada
partido.

Con respecto a los independientes, proponemos que también exista el mecanismo de exigir
un quórum mínimo de afiliados patrocinadores para la inscripción de su candidatura, y en este
caso, por razones obvias, condicionado además, al acuerdo del respectivo Consejo General del
partido o alguna instancia equivalente del pacto cuando corresponda.

En el caso del Artículo 12, segundo inciso de la letra b) nos parece que hay un error de
redacción en dónde dice “Sólo se podrá dejar sin efecto este pacto electoral antes del
vencimiento del plazo para declarar candidaturas” debiese agregarse “para las elecciones
primarias”, pues se podría mal interpretar, quedando con este agregado de manera armónica
con el siguiente artículo.

El Artículo 13 dice: “con ocasión de la inscripción de candidatos a Parlamentarios o a Alcaldes y
concejales” lo que estaría bien, si se aceptase nuestra propuesta de incluir a los concejales, de
otro modo, es un error.

El artículo 15 mantiene la norma -a nuestro juicio- equivocada, de permitir candidatos a
parlamentarios independientes sólo si se ha conformado un pacto electoral, impidiendo a
un partido que se presenta sin pacto a llevar independientes. Creemos que tal norma no se
justifica, más aún cuando en la elección municipal sí se permite. Creemos que es la ocasión
de corregir esta situación incorporándolo en este proyecto de ley y modificando la ley de
votaciones populares y escrutinios.

Otras consideraciones: Nos parece oportuno aprovechar este proyecto de ley para asegurar
la equidad de género y la representación de los pueblos originarios a través de establecer
mecanismos de cuotas o de incentivos en tal dirección.

Finalmente, como ya lo señalamos, este proyecto de Ley es sólo una ilusión y no una solución a
la crisis de representatividad si es que no va acompañado del reemplazo del sistema binominal
por uno proporcional, por proyectos de iniciativa popular de ley, revocación de los mandatos,
límites a la reelección de parlamentarios y alcaldes, plebiscitos vinculantes, elección directa
de Intendentes y consejeros regionales, al menos. Porque si realmente se quisiera resolver el
problema de fondo, entonces se debiese avanzar en una nueva Constitución Política, redactada
-no por las dirigencias de siempre- sino mediante el proceso democrático y participativo de una
Asamblea Constituyente.