Piñera aceptó esta tarde las renuncias de los ministros de Educación y de Agricultura, Felipe Bulnes y José Antonio Galilea, respectivamente, y designó en sus lugares al actual subdirector del Centro de Estudios Públicos (CEP), Harald Beyer, y al presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Luis Mayol, según informó el secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick.

Ambas renuncias estaban en el centro de las versiones desde hace días, lo que acentuó la ya enorme merma en la imagen del presidente Piñera, quien bajó del 30 por ciento a un nuevo piso histórico del 23 por ciento, el más bajo de todos los presidentes desde la recuperación de la democracia, en 1990.

Los nuevos ministros fueron dados a conocer rápidamente para desactivar «la espoleta» que había puesto en el medio de La Moneda, el ministro Pablo Longueira, que había anunciado hoy en la mañana este cambio, quitándole todo protagonismo a Piñera. En Estados Unidos se habla del año del «pato cojo» que es cuando el mandatario pierde toda influencia. Es lo que está pasando con Piñera.

Es el tercer ministro de Educación en este gobierno en menos de un año y diez meses.

Como una imagen del clima que reina en torno al Palacio de La
Moneda, Longueira desmintió al mediodía el explosivo anuncio al señalar que no tenía nada que confirmar y que se había tratado de una opinión personal.

«No tengo nada que confirmar. Fue una opinión personal. La verdad es que todo esto es un lapsus de período de vacaciones. Nada más», afirmó Longueira, citado por el diario El Mercurio.

El caso es que las renuncias estaban en marcha y se produjeron a primera hora de la tarde, con exactitud de relojería suiza.
Hubo críticas de la oposición, como era de esperar, pero también desde el interior del oficialismo. Consultado sobre el adelanto dado por Longueira, el ministro de Defensa, Andrés Allamand, expresó que «a los ministros no nos corresponde pronunciarnos sobre eventuales cambios de gabinete».

El inminente cambio de gabinete busca delinear la hoja de ruta del gobierno para sus últimos dos años, tras encarar 6.000 protestas y la salida a la calle de dos millones de chilenos durante el 2011, según reconoció el propio ministro del Interior.

Sin embargo, el flamante ministro de Educación, economista especializado en educación, resulta haber participado de todas las distintas instancias que se han conformado en este sector. Ha sido asesor en la Comisión de Educación de Bachelet – cuando se buscó apaciguar la crisis producida por el movimiento de los PingÜinos – y también presidió el comité de expertos que asesoró a Lavín en ese ministerio.

¿Qué novedades se podrían esperar entonces?