**Configurar un escenario posible de satisfacción de necesidades interespecies**

José Tomás García, con su tema Necesidades Básicas y buen vivir: Aportaciones de la ética
animalista como aproximación no antropocéntrica a la paz estructural, indicó que el enfoque
de la ética animalista denuncia la construcción sistemática de sociedades con un modelo
antropocéntrico.

Planteó que se debe cuestionar hasta qué punto es legítima la magnitud del daño causado por
la especie humana a los intereses existenciales de animales y naturaleza; uno de los puntos para
entender este enfoque es lo que se denomina gestión disfuncional del poder en las sociedades
humanas.

Según García, hay un proceso de explotación que ocasiona que se deterioren las condiciones de
vida y que en última instancia se dé un proceso de extinción de la misma. En este sentido, una
transición importante vendría propiciada por un cambio de ética. García considera que un paso
cualitativo en este camino consiste en introducir el enfoque de necesidades básicas interespecies,
pues éste permitiría configurar un escenario posible de satisfacción de necesidades de tod@s,
que vaya acorde a los lineamientos del Buen Vivir. Entonces, la paz estructural interespecies
se lograría por medio de cuatro elementos: sinergia, sintonía (reeducar, reaprender), articular y
empatía.

Por último concluye que, el gran reto radica en cómo transformar las estructuras de dominación
en estructuras pacíficas permanentes, pues esto empata con el Buen Vivir y con los Derechos de la
Naturaleza.

**Es necesario parar el ataque continuo a la Naturaleza**

José Ángel Silva por su parte, intervino con el tema La hipótesis de la reina roja, osos y el debate
conceptual de la sustentabilidad. Para los ponentes la moraleja de la Hipótesis de la Reina Roja,
en alusión al personaje del libro “Alicia en el País de las Maravillas”, es que alguien debe decir
basta. Es necesario parar el ataque continuo a la Naturaleza para lograr armonizar todas las
situaciones. No es reparar lo irreparable, es no seguir destruyendo.

Se basan en la teoría de Van Valen, biólogo evolutivo y profesor universitario estadounidense,
quien habla de la coevolución, las especies deben evolucionar al mismo ritmo para que se
mantenga el equilibrio entre ellas, por ejemplo, si hay dos especies denominadas H y N.

Si (H) aumenta sus habilidades depredadoras a mayor ritmo que (N) incrementa sus habilidades

de defensa, llegaría un momento en que (N) desaparece y, por consiguiente, esto implicaría la
desaparición de (H); salvo que cambie sus hábitos alimentarios.

Con esta lógica se coloca a N a la Naturaleza sea una animal, paraje, o la pachamama y a H como
la Humanidad.

Debido a esta hipótesis el hombre ha comenzado a preocuparse por amortiguar los efectos que
se producen con este desbalance entre la velocidad del desarrollo de habilidades depredadoras
del hombre y las de defensa de la naturaleza. Por eso la necesidad de buscar alternativas que
equilibren la satisfacción de deseos y necesidades del hombre (crecimiento económico) y la
integridad de la naturaleza.

Surge entonces la noción de sustentabilidad, que es la forma en que la Economía o los Modelos
Económicos “tratan” a la Naturaleza, diferenciándose en tres tipos:

Sustentabilidad Débil que supone la existencia constante o permanente de un stock de capital
natural, humano y manufacturado. No hay la exigencia de que exista un mínimo de capital natural
no renovable.

Sustentabilidad Fuerte en la que el desarrollo sustentable es entendido como un proceso
de mejoría económica y social que satisface las necesidades y valores de todos los grupos
interesados, manteniendo las opciones futuras y conservando los recursos naturales.

En la Sustentabilidad Súper Fuerte no se usa el concepto de Capital Natural, sino el de “Patrimonio
Natural”, entendido como un acervo que se recibe en herencia de nuestros antecesores y que
debe ser mantenido, legado a las generaciones futuras, y no necesariamente transable en el
mercado. A su vez, la sustentabilidad súper –fuerte reconoce tanto la valoración económica como
la ecológica, pero defiende que existen otras escalas de valor y, por lo tanto, contiene a las otras
dos corrientes, finalizó.