Las maltrechas economías de España e Italia vivieron su peor y más angustiosa jornada en los 12 años de historia de la eurozona. Jaqueados por los temores a una nueva recesión global, cercados por el desplome de sus bolsas y con un riesgo país desbocado, ambos países quedaron mucho más cerca de necesitar el tan temido rescate financiero externo.

El interés del bono a diez años superó todos los límites y se situó en el 6,4%, para luego fijarse en el 6,2%.

Y si bien una multitud de analistas intentaron desestimar un límite psicológico, la repentina decisión del presidente José Luis Rodríguez Zapatero de suspender sus vacaciones para seguir de cerca las alternativas del riesgo país le agregó una cuota de dramatismo a la delicada situación.

España cruzó así la peligrosa “línea roja” que para los expertos, la Comisión Europa (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), mide el umbral en el que el coste de salir a endeudarse es demasiado alto y amenaza las perspectivas de crecimiento.

El rendimiento del bono español a diez años, rozó el 6,4%, casi 5 décimas más que la semana pasada. Desde esta variable, España también habría quedado mucho más cerca de necesitar la asistencia internacional a la que ya debieron acudir Irlanda, Grecia y Portugal: la marca por alcanzar es del 7%, un tipo de interés nada improbable si se tiene en cuenta el crecimiento registrado en las últimas semanas.

También Italia, la tercera economía de la zona euro, batió un nuevo récord al llegar su prima de riesgo hasta los 385 puntos básicos, a pesar que posteriormente se relajó.

A pesar de que el riesgo país y el interés de la deuda soberana italiana son menores que sus equivalentes de España, las posibilidades de necesitar un rescate financiero son igual de preocupantes. Esto se explica en el mayor nivel de endeudamiento de Italia y a la inestabilidad del gobierno de Silvio Berlusconi.

Las fuentes oficiales no precisaron cuánto tiempo tiene previsto el jefe del Ejecutivo español aplazar su descanso estival, que culminaría el 19 de agosto, cuando presidirá el próximo Consejo de Ministros en el que se aprobarán más medidas de impulso del empleo, y que ahora podría evaluar la posibilidad de un nuevo ajuste.

A pesar de la fuerte presión de los mercados, la Comisión Europea (CE) afirmó ayer que no hay ningún plan de rescate para ambos países. «La cuestión de un plan de rescate no está sobre la mesa; no está siendo debatida», reveló un vocero de la CE.

Sin embargo, ni el anuncio de adelanto electoral ni el acuerdo entre republicanos y demócratas para elevar el techo de deuda de Estados Unidos y evitar así la suspensión de pagos, tuvieron el efecto de alivio esperado sobre los mercados financieros.

Una de las declaraciones más polémicas provino del Partido Popular (PP), la principal fuerza de oposición en España, desde donde no dudaron en relacionar el aumento del riesgo país con el incremento del desempleo, que hoy afecta a casi cinco millones de españoles. «Con la prima de riesgo por encima de los 400 puntos se van a perder más puestos de trabajo. Si el dinero de los españoles se tiene que emplear en pagar los intereses de una deuda, no se podrá crear una economía productiva y se perderán muchos puestos de trabajo», dijo el vicesecretario de Comunicación de ese partido, Esteban González Pons.

Sin embargo, a pesar de en este contexto de recrudecimiento de la presión de los mercados sobre la deuda de España, la Comisión Europea (CE) descartó que se esté discutiendo “un plan de rescate o ayuda” para el país ibérico.