Pero hoy, cuando los estudiantes chilenos hacen pie en la misma herramienta de lucha, no despiertan el apoyo inmenso de las multitudes, sino por el contrario desgraciadamente apenas adquieren visibilidad para la prensa y sus mismos compañeros encuentran dificultades para asistirlos.

La indiferencia, la insensibilidad y la falta de sintonía con los actualmente 31 estudiantes chilenos en huelga de hambre por la Educación, es realmente lamentable.

Sabemos que casi a la medianoche del sábado 13 de agosto, los estudiantes secundarios de la ACES Buín señalaron su hartazgo ante las dilaciones gubernamentales, tomando la decisión colectiva de radicalizar progresivamente su movimiento. Así, en los próximos días comenzarán una huelga seca.

Ya una de sus compañeras, de 17 años, tuvo que abandonar la huelga de hambre porque se le diagnosticó una anemia y debió comenzar con un tratamiento para revertirla de inmediato.

Quienes integran el Comité de Apoyo a los Estudiantes en Huelga de Hambre, no comparten que un sólo estudiante deba ser parte de una huelga, ni líquida ni sólida, pero sometidos a una disyuntiva ética como esta, antes del silencio y la indiferencia han optado por la acción y la solidaridad.

Ellos nos informan que en este momento hay en el país 31 estudiantes en Huelga de Hambre: 20 de ellos son secundarios y 11 son universitarios. En la Región Metropolitana hay 4 que son de Buín, 4 del Liceo Darío Salas y 3 del Liceo Experimental Artístico. En la sede Chillán de la Universidad del Bio Bio hay un estudiante. En Temuco, estudiantes de la UFRO son 9, 4 de la Facultad de Derecho Andrés Bello y 5 son de la Facultad de Medicina, en tanto que de la Universidad Católica de la misma ciudad son 3 huelguistas. En Castro hay 5 estudiantes secundarios en huelga de hambre y en Quellón 4.

Si bien la actitud ambigua e indolente del gobierno responde a su naturaleza social y política, es lamentable ese otro silencio, mucho más doloroso y profundo, que es el de la ciudadanía. Las organizaciones sociales, políticas y culturales que hasta ahora no han manifestado su indignación ni su solidaridad frente al hecho de que una treintena de jóvenes esté en huelga de hambre y que simplemente *»miran para el lado»*, nos hace recordar aquella frase de los humanistas: *»La indiferencia también es violencia»*.

El miércoles de cumple un mes desde que comenzó la primera protesta de este tipo y sólo un muy reducido grupo de compañeros de los huelguistas ha estado sosteniendo el esfuerzo por denunciar, por informar y por mantener cierta atención pública.

Frente a esta nueva situación de huelga seca que se planifica llevar adelante desde Buín, parece más urgente apoyar y dar aliento a estos muchachos que tienen también un puesto para reunir firmas todos los días en el frontis de la Casa Central de la Universidad de Chile. Allí hablan, sensibilizan y reciben donaciones de suero, agua mineral e isotónicas para las y los huelguistas. Quien quiera puede asumir un turno, puede ayudar a otros a informarse, puede hacer un gesto solidario y romper el cerco de la apatía.