Rousseff aseguró que los cambios en los entes ligados a obras de infraestructura *»no tienen límite»*, en una entrevista concedida a cinco diarios locales publicada este sábado.

*»El límite es transformar el ministerio de Transportes en aquello que es su propio papel, la base de la infraestructura del país»*, dijo Rousseff en relación a las actuaciones sobre las denuncias del supuesto cobro de sobornos a empresas constructoras, que le costó el puesto al entonces ministro Alfredo Nascimento.

Según la denuncia, un grupo en la cúpula del ministerio encarecía artificialmente el costo de obras públicas y exigía comisiones ilegales a empresas constructoras para garantizar sus victorias en licitaciones.

Los fondos se destinarían a engordar los cofres del Partido de la República (PR), al que pertenece Nascimento, que recibió como cuota la poderosa cartera por su alianza con el gobierno.

Rousseff, que asumió el poder el 1 de enero, encara así un segudo escándalo de corrupción luego de que su jefe de gabinete, Antonio Palocci, fuera señalado de enriquecimiento ilícito y forzado a renunciar.

A diferencia del caso anterior, en el que se mantuvo al margen y poco habló, la mandataria reaccionó esta vez con vehemencia e intervino personalmente toda la plana mayor del Departamento Nacional de Infraestructura y Transporte (DNIT), responsable de la construcción y mantenimiento de carreteras, y de Valec, entidad encargada del sistema ferroviario.

*»Saldrán todos los integrantes de DNIT y Valec»*, reiteró.

Pero aclaró que estas acciones no son contra un partido político, sino *»sobre las personas que actuaron de forma errada»*. *»Y no todas esas personas son de un mismo partido, eso necesita ser aclarado»*, añadió en otra entrevista al diario O Globo.

Hasta ahora, la crisis ha cobrado el cargo a 17 funcionarios en las áreas de operaciones, administración y análisis técnico del ministerio, la mayoría ligados al PR.

*»En momento alguno el PR criticó las salidas. Ahora, esa integridad tiene que ser adoptada con todos. Satanizar al PR está desagradando»*, zanjó el diputado Lincoln Portela, pidiendo la misma *»balanza»* para todos y en todos los ministerios.

*»La presidenta abrió una jurisprudencia ministerial. Felicito su actitud, pero ahora la balanza fue colocada y esa balanza es para todos, no puede ser exclusiva para el PR. No vamos a ‘fulanizar’ la cuestión, pero defendemos que la balanza sea usada con otros partidos»*, añadió en una clara referencia al gubernamental Partido de los Trabajadores (PT).

Para calmar los ánimos por la salida del director general del DNIT, Luiz Antonio Pagot (PR), el único miembro del Partido de los Trabajadores (PT) en el organismo, Hideraldo Caron, también fue cesado.

El primero consideró una *»injusticia»* su salida, mientras que el segundo estimó que la *»limpieza»* ha sido exagerada.

*»Es una injusticia lo que están haciendo conmigo ahora»*, expresó Pagot, que llegó a recibir las más altas recomendaciones de Lula, padre político de Rousseff.

Por su parte Caron, quien renunció por *»una decisión personal para que las cosas se puedan resolver»*, estimó que *»no era necesario que saliera tanta gente, porque mucha cosa está siendo dicha pero en concreto no tenemos nada»*.

*»Frente al volumen de inversiones que tenemos, nuestras irregularidades no son grandes»*, añadió.

Pero Dilma Rousseff es firme e insiste: *»Estamos haciendo una renovación, todos saldrán y sin ningún juicio de valor sobre ellos»*.

Con todo, el gobierno aún no consiguió apagar la sensación entre las fuerzas aliadas de que se busca solucionar esta crisis sin salpicar al partido en el poder, complicando aún más las ya tensas relaciones políticas del joven gobierno.