Su hermosa y exótica figura atrae como un imán muy especial. Su trayectoria es testimonio de coherencia. No sólo ha perdido su cargo de Senadora y sus derechos civiles, ha perdido todos los beneficios aparentes del sistema y eso justamente le ha dado la altura moral que posee.

Piedad nos revela cifras impactantes: hay 12.000 combatientes actualmente en Colombia, entre los del ELN y de las FARC; 7.500 presos políticos que son presos de opinión, que están en la cárcel por escribir o por opinar y no cuentan con el debido proceso; más de 60.000 desaparecidos entre hombres y mujeres; 5 millones de colombianos refugiados por desplazamientos internos. Es una sociedad en la que la guerra se está viviendo, recrudece y constituye el escenario cotidiano en el que se mueve la población.

Últimamente la derecha se ha levantado espantosamente y la plataforma más importante con la que cuenta son los medios de comunicación. La prensa siembra el miedo y el terror en la gente.

*»Queremos humanizar la guerra y alentar a que se abandone el conflicto. Hemos ganado espacio. Logramos que el Comando del ELN trabaje conjuntamente con las FARC»*, sostiene. *»Sin embargo dicen que promovemos la lucha armada».

*»Santos empoderó como nunca la salida militar y de mercenarios, a partir de cuantiosas recompensas. Vistieron a jóvenes campesinos de guerrilleros y los hicieron aparecer muertos»*. Son los casos conocidos como de *»Falsos positivos»* denunciados por Piedad Córdoba.

El gobierno incrementa el volumen de armamentos y abre las puertas a las multinacionales de la guerra. Ahora además está la escalada de asesinatos a los candidatos a las próximas elecciones municipales, mientras exige la entrega de los soldados y policías secuestrados.

Hay 14 militares y policías actualmente en poder de las FARC que Piedad busca el mejor modo de entregar. *»Sabemos que Latinoamérica está muy atenta a las FARC. Ellas son colombianas, son una oposición armada, pero son la oposición colombiana. Son una oposición al sistema mismo. Puede ser muy esperanzador que la entrega se haga sin disparar un tiro, de modo totalmente pacífico»*.

*»Tenemos que seguir, pese a la desconfianza terrible que existe en el gobierno»*, afirma, mientras invita a que el proceso sea una tarea que cuente con mucho acompañamiento internacional. *»La Región no puede permitir que COlombia no salga del conflicto. Necesitamos todo el apoyo de la Región!»*. Mientras el conflicto colombiano no se supere, la región latinoamericana está amenazada y el sueño de la integración, chantajeado.

*»Si es que la entrega de estos prisioneros de las FARC sale bien»*, dice con esperanza Piedad Córdoba, *»abriremos la puerta a la negociación. Y la negociación es la de-construcción del neo-liberalismo. Es la negociación de las condiciones de la educación, de las condiciones de la salud, de las pensiones, de las condiciones del empleo, del medio ambiente… ¿Cómo vamos a negociar si no tenemos condiciones de paz mínimas?»*

*»La paz es un derecho que se activa desde la metodología de la no-violencia activa»*, declara. Y se extiende sobre la esperanza de la construcción de ese piso mínimo, de esa tan anhelada paz.

*»¿Qué otra cosa habría más importante que hacer?»*, se pregunta. Y comprendemos muy bien, compartimos y admiramos su ideario, apoyamos su lucha y aplaudimos su trayectoria coherente.