La acogida en general, durante todo el recorrido, fue estupenda según cuentan los caminantes, “la gente adhiere al movimiento mediante el diálogo y los intercambios”. La generosidad de algunos es un estandarte de esperanza: les alojan en sus casas, les dan de comer… En otros pueblos resultó más difícil, la gente ha sido reticente a la novedad, a hablar en público con los que llegaban. Pero pese a esas reticencias permanecieron silenciosos y escucharon con respeto a los indignados expresar sus ideas en las plazas.

Son las doce de la mañana del 23 de julio y los preparativos se inician en el Parque Sur Plaza Elíptica de Madrid:
Se monta un equipo de información, otro de sanidad, de equipos musicales, de cocina, un comité de abrazos. Se lanza un mensaje: “necesitamos voluntarios para el stand de información”. A los 5 minutos los voluntarios ya están allí.

El puesto de cocina es un hervidero, llegan mujeres por todas las esquinas con bolsas de comida cocinada para los marchadores : bocadillos y refrescos. Algunas peñas hacen donativos: compran zumos, hielo para pasar un día caluroso. Sin descuidar el tema de los deshechos, bien separados para no dañar al medioambiente, con sus bolsas de basura divididas en orgánicos, plásticos y papel.
Cualquiera puede comer, la cocina es de todos y los voluntarios se van rotando para servir a los indignados.

Es a partir de las 14h30 que las marchas de los distintos puntos del sur van llegando por varios puntos al parque.

A cada llegada suenan los tambores rítmicos que anuncian el arrivo de los marchadores y todos se reúnen en la entrada con aplausos, o cantando “bienvenida, marcha sur, bienvenida”.
Algunos manifestantes llevan pancartas, estandartes, disfraces originales y con esa alegría que se percibe de llegar por fin a la meta. Todavía les quedan fuerzas para danzar al son de los tambores.

El espectáculo espontáneo y creativo surge de cada grupo: los artistas pintan carteles, los cantantes salen de entre los indignados y nos regalan sus versos musicalizados, incluso existe un comité de abrazos, donde el que necesita un poco de calor humano recibe un abrazo fraternal.

En el parque se respira un ambiente de libertad creando una sensación de paz y de alegría. No circulan bebidas alcohólicas a excepción de un poco de sangría con baja graduación de alcohol.
Tras el gazpacho fresco, llegan los postres para los marchadores y compañía.

En el agrupamiento se distinguen personas de Cádiz, Sevilla, Granada, Madrid y de varias nacionalidades, incluyendo italianos y franceses.

Es a las 18h que los amigos sevillanos interpretan “La parodia del gobierno español”. Una mini corrida donde el toro es la democracia y la libertad y los matadores son el señor Rajoy y Zapatero. Los actores están rodeados por los espectadores a los que se les entrega un pañuelo de papel en el momento en que los toros matan a los toreadores de una estacada. El público agita su pañuelo blanco en señal de aprobación.

Un poco más tarde el grupo inicia una nueva marcha hacia la Puerta del Sol donde todas las rutas se encontrarán esa noche y compartirán sus experiencias en el camino.

Durante el recorrido se realizan paradas en los bancos no éticos (Caja Madrid o Unicaja) donde se cuelgan diversos carteles, como por ejemplo el de “cerrado por ladrones”.

Los indignados con la fuerza que viene de sus almas indignadas llegan a Sol sobre las 22H, anunciándose con los tambores.

Este 23 de julio en Sol se pueden contar más de 80.000 personas, entre los que se encuentran en la plaza y los que están en las calles colindantes. Una larga noche donde la dirección es única para todo el mundo: ¡Libertad y Democracia Real para todos!